Rocío Carrasco relata cómo fue el momento en el que le comunicó a sus padres que se había quedado embarazada de Antonio David Flores y como tanto sus padres como los de él, les guiaron para que se casaran. No quiere decir que fue una obligación, pero les abrieron el camino. El día de su boda y lo que ocurrió después le sirvió para darse cuenta de cómo era su tío, Amador Mohedano.
Rocío cuenta que les pagaron por la exclusiva de su boda unos treinta millones de pesetas, pero denuncia que su tío Amador se llevó su parte por hacer de intermediario, algo que no le sentó muy bien a la hija de Rocío Jurado. Pero esto no fue lo único.
Antonio David y Rocío se fueron de luna de miel a las Maldivas y recuerda que recibió una llamada telefónica mientras estaba en la habitación. Le hablaron en inglés y reconoció la voz de un fotógrafo amigo de la familia. Nadie le creyó pero, casualmente, días más tarde se publicaron fotos del viaje de los recién casados.
Rocío ya sospechó de su tío en aquel momento, pues muy pocas personas sabían cuál era el destino que eligieron para su luna de miel. Aun así corroboró sus dudas hablando con una persona que trabajaba en la publicación. Tras eso, tuvo una conversación con Amador “que no termina muy bien”, asegura.
Amador se estaba lucrando a su costa y Rocío le dejó las cosas claras en aquel momento, según su versión: “Él quería ser mi representante, no solo por la exclusiva de la boda, yo eso no lo quiero, sigue siendo mi tío, pero no voy a trabajar con él”.