De repente, apareció Miguel Frigenti. Sí, ya sé que lleva ahí desde hace más de dos semanas, y que le conocemos hace eones de tiempo, no solo como colaborador, también en un reality como este. Pero esta vez estamos ante el mejor Frigenti. Motor de esta edición y necesario justiciero. Miguel es como Batman, con un sentido de la justicia tan arraigado como su conocimiento sobre lo que pide un formato como este. Podría aprovechar ese conocimiento para jugar sucio, pero su ética le lleva a mantenerse fiel a unos principios.
A Miguel Frigenti le gusta desenmascarar al contrario, esa es la única forma de venganza que contempla. Y ayer se ventiló de un plumazo a dos de sus compañeros, la pareja formada por José María Almoguera y Jeimy Báez. Y lo hizo como si salvara a Gotham mientras le perdona la vida al Joker, al estilo de Bruce Wayne. Tuvo la ayuda de Romina Malaspina, una perfecta aliada. Ella sí que es fría, no como Miguel. Los más veteranos recordarán aquello que dijo Raquel Bollo, a la sazón madre de Manuel Cortés, sobre Frigenti. Jugando con su apellido afirmó que es un tipo frío. “Fri-genti, genti fría”, decía. Pero de frío no tiene nada. Lo bueno es que antes se calentaba y luego venía el arrepentimiento. Ahora ya no. “No voy a ir a hablar con nadie, que venga quien quiera”, decía tras sus sucesivos encontronazos con Jeimy y José María.
El caso es que estábamos todos pendientes de los exconcursantes de la última edición de anónimos, así como de los que han heredado la fama o parece que se la hubieran prestado para un rato y no saben bien qué hacer con ella. Pero en quien debimos poner nuestra mirada desde el principio fue en Miguel Frigenti. Como espectador tengo idéntica sensación a la suya de estar ante un grupo de concursantes contenidos, que solo tienen un propósito: dejar pasar el tiempo. Por eso mantienen un posible inicio de romance supuestamente oculto, sobre el que muchos han pasado de sospechar que existe a cuestionar que sea real. Además, ocultan sus fobias y sus filias, pero Miguel, tú y yo sabemos que algunas miradas dicen mucho más que cientos de palabras. El mosqueo que tenía ayer nuestro Batman particular era por “las miradas de asco que veo en Jeimy”, según le contaba por la mañana a todo el mundo.
Romina discutió primero con Jeimy por resistir poco tiempo seguido pedaleando para ir recuperando cosas de la casa. Tienen ya acceso a la comida, los útiles de limpieza, la ducha y el agua caliente. Tras cantar línea ahora siguen para bingo y toca conseguir más camas para poder dejar de dormir sobre la moqueta. Como no podía ser de otro modo, en medio de la discusión apareció José María Almoguera, que ha adoptado el rol de padre del grupo, dando “consejos que para mí no tengo”. Es imposible intercambiar pareceres con alguien del grupo dominante sin que aparezca este concursante para convertir una disputa personal en algo colectivo.
Lo curioso es que luego le pida José María a Miguel que cuando quiera mantener una disputa con un compañero lo haga en privado y no a gritos delante de todos. Como quien no quiere la cosa, le estaba censurando que grite y que discuta en público a la vez. Pero es el propio José María quien hace públicas las discusiones al intervenir en ellas. Eso las convierte en algo colectivo y, sobre todo, pone en posición incómoda a Miguel, que a partir de ese momento tiene que medirse con varios compañeros. Está claro que él tiene para todos y se baja siempre de ese ring vencedor y satisfecho. Pero es ventajista plantear las discusiones con inferioridad numérica del contrario. Una inferioridad a veces muy exagerada.
Cuando Miguel Frigenti le pide a José María Almoguera que no se meta en sus discusiones con terceros este argumenta que se trata de Jeimy, su compañera de dúo. Es un planteamiento paternalista y posiblemente falaz. José María interviene para ayudar a su compañera o con el fin de sostener como sea la imagen de mediador que parece haber elegido. Lo malo de estos mediadores es que suelen tener nula ecuanimidad. Está dándolo a entender él mismo cuando explica que interviene para defender a su compañera de dúo. Ergo, de neutralidad nada. En cuyo caso haría bien en dejarlo pasar si no quiere que parezca buscar ventaja para una de las partes.
El ataque de Miguel Frigenti a Jeimy por sus miradas de asco era complementado con la poco amigable charla entre él y José María. Todo ello tenía como consecuencia que este se convirtiera en enemigo público número uno para el club de los cinco, que son seis si consideramos que ayer Romina volvía al redil y se posicionaba del lado correcto. Lo dejaron claro Alex Ghita y Maica Benedicto con sus comentarios en la cena de los nominados, recuperada para dar contenido al Última hora de anoche. Todo el rato estuvieron tirando con bala hacia el hijo de Carmen Borrego. Especialmente Maica, que lo mencionaba en la mayoría de las preguntas.
Tras esa cena, coincidían en el dormitorio medio desnudo que tienen desde la noche del martes varios de los seis componentes del club de los cinco. Romina no estaba, y tampoco Javier, que tuvo ayer un comentario para Maica que gustó más bien poco a la “princesita”. Para esta era especialmente importante recuperar los útiles para la limpieza, por lo que Javier le preguntó si no se sentía mal por recuperarlos antes que más camas. Alex Ghita y Miguel Frigenti explicaron a Maica Benedicto que Javier Mouzo se siente mal por haber recuperado su cama el primero porque al ser asmático no puede dormir en el suelo. De ahí su comentario, sobre el que todos coincidían en que estaba desprovisto de toda mala intención.
En esta reunión que refiero recordaban que hoy se nomina, a lo que Alex Ghita recomendaba que fueran a por José María Almoguera y Jeimy Báez. Era lo previsible, por lo que Miguel Frigenti planteaba sorprender a los rivales e ir a por Dani Santos y María Sánchez en lugar de a por el otro dúo. Aparte de por pillarles a contrapié, porque Miguel le tiene ganas a Dani, un liante al que se le pilla con gran facilidad. Sin que Dani se enterase de esto, al rato estaba llorando y de bajón. Dice que no le molan las movidas. ¡A Dani!, que no le molan las movidas. Eso sí que es un buen chiste. La realidad es otra: se ha dado cuenta de que no tiene ya la buena relación que tenía con Óscar y Miguel. El que siembra vientos recoge tempestades.
Jeimy también lloró ayer después de sus discusiones sucesivas con Romina y Miguel. Para que el espectador reciba un relato lo más completo posible tal vez debiera explicar la dominicana por qué tiene tanta tirria hacia los exconcursantes de la anterior edición, Maica en particular. Dicen que días antes de comenzar este GH Dúo tuvo una historia con otro exconcursante que coincidió con Maica en la casa y con la que intentó tener algo más que una amistad, sin llegar a conseguirlo. Luego fue expulsado disciplinariamente. Quienes cuentan esto asocian la mala relación de Maica y Jeimy con que esta última pudiera haber entrado aleccionada para convertirse en enemiga declarada de la “princesita” y así ganarse las simpatías de esa parte de la audiencia que prometía expulsarla la primera. Lo cierto es que si no se marcha hoy tiene asegurado permanecer en la casa el primer mes de encierro.
He dejado para el final dos incógnitas que se perfilan ahora mismo en el concurso. La primera es si Javier Mouzo está desanimado solamente y por eso habla de abandonar o es un aviso de algo que puede ocurrir de manera irremisible. Me he acostumbrado a ver a Javier con Miguel y Maica. Por seguir la broma del bastón tan repetido entre Javier y Vanessa, creo que entre Javier y los compañeros mencionados todos son el bastón de los otros. Incluso podría incluir a Óscar. La otra duda que tengo se resume en la siguiente pregunta: ¿Qué hace Marieta? Aparte de tirar su concurso por la borda, me gustaría saber qué pretende, a qué está jugando si es que juega a algo. Es una gran decepción. Prometía ser una concursante interesante y, hoy en día, es la nada absoluta.
Los porcentajes ciegos estaban así anoche: 57 %, 31 % y 12 %. El más abultado ha subido desde el martes 2 puntos, el siguiente 6 y el último otros 2. Está claro que los puntos de Frigenti no se han repartido por igual y el segundo más votado se lleva la mayor parte.
En el vídeo de hoy reflexiono sobre el hecho de que en la casa de Guadalix de la Sierra las dificultades comunes para el grupo los enfrentan más que unirlos, algo distinto a lo que sucede en muchas ocasiones.