Lejos de tener la conversación pendiente entre Maica y Óscar, con pretensiones lejanas de recuperar la amistad (al menos por parte de él), ayer se sucedieron los enfrentamientos entre ellos. Está claro que no hay intención alguna de arreglar las cosas cuando llamas a la otra parte “tonta”, “teatrera” y “mentirosa”. Añadir después un “te sigo queriendo” no vale para nada. Tampoco dolerse del estómago porque sigan enfadados. La movida empezó por la mañana a cuenta de una balsa de aceite en la cocina que no había limpiado Óscar a pesar de tocarle. Y no paró la cosa en todo el día.
Durante el almuerzo (más allá de las cinco de la tarde) volvía el enfrentamiento e intervenía entonces Adrián para pedirle a Óscar que parase. Pero siguió hasta la noche, siguiendo las burlas que había estado repitiendo todo el día, en este caso en la radio. Lo de menos es que Óscar llamase Escarlata O’Hara a Maica. Fue el tono de burla y ofensa permanente lo que hizo saltar a Adrián como nunca le habíamos visto antes. “Estoy hasta los cojones de que os estéis riendo de la gente. Sueltas toda tu frustración con gente que no te ha hecho nada. Y no haces más que insultar, criticar y burlarte de las que eran tus amigas. No voy a permitir más burlas aquí”, decía en pie el boxeador.
Óscar está crecido porque tiene el convencimiento de que las cosas se van a desarrollar de una manera determinada. Está seguro de que hoy se salvará Violeta y no le cabe duda de ganar el duelo contra Daniela, posiblemente por goleada. Se va a encontrar con que hoy no hay salvación, sino expulsión. Lo demás le puede salir igual de mal si se fuera Violeta. Se cree demasiado importante y no contempla un duelo entre Daniela y Violeta. ¿Quién es Violeta?, pensará. También he de decir que Óscar se crece con cualquier cosa. Tener cerca a Ruvens ya le crece. Este llama “perro guardián” a Adrián, pero igual lo está siendo él con Óscar. No en vano, el enfrentamiento más fuerte de anoche no fue de Adrián con Óscar, sino con Ruvens.
El momento de mayor tensión fue cuando Adrián advirtió que se tendrían que ver las caras con él si le volvían a llamar “perro guardián”. “Me vais a encontrar los dos. Os estáis pasando de la raya”, afirmaba. Y lo hacía sin perder la compostura, con firmeza relativamente tranquila, casi sin levantar la voz. Ruvens callaba entonces, aunque Óscar prefería entrar en el terreno de la provocación. Lo mismo hizo luego en el cuarto de baño con Daniela. Mientras tanto, Edi sonreía sin apartar el palillo de su boca. Su propósito para esta semana es no destacar, permanecer en perfil bajo hasta ver cómo se resuelve la próxima expulsión.
Tanto Edi como Ruvens llevan días recomendando a Óscar que no la siga cagando. “Esta semana voy a ser un Furby”, decía anoche, aunque le quedan horas para saber si sale o no Daniela, esa concursante a la que tanto quiere, pero está deseando verla fuera del concurso. Sin embargo, Violeta conspira en su contra, habla con Edi de nominarle y el domingo le llama “veleta”, pero ayer se la veía apoyada en su costado como si fuera su mejor amiga. No se puede ser más falsa que Violeta. Por eso desconfío siempre de alguien que repite tanto lo sincera y natural que es. Violeta es falsa y, lo que es peor, superficial. Juan se quedó pasmado el domingo cuando se acercaba a ella para felicitarla por la valentía que había tenido en la curva de su vida y obtenía por respuesta lo siguiente: “no salgo guapa, ¿verdad?”.
Soy incapaz de predecir si la salida de Daniela tendría como consecuencia que Óscar, Edi, Ruvens y sus comparsas bajasen el nivel de presión sobre Maica o acaso podría ocurrir todo lo contrario. La misma duda albergo en el caso de que fuera Violeta la expulsada. Esto último les indicaría con claridad meridiana lo que la audiencia está apoyando mayoritariamente. Ya han tenido suficientes pistas viendo que salían Laura, Ruvens, Manu, otra vez Laura y Luis. Este último no era azul puro, pero sí de la azulina desleída propia de aspirantes que anhelan ser parte del grupo y nunca son invitados formalmente. No sé cuántas señales más necesitan, especialmente si esta noche sale Violeta.
Como vengo indicando, me parece extraño que Ruvens no sea consciente de lo poco que favorece a un grupo mayoritario el machaque continuo contra un concursante o dos. Ha demostrado haber visto mucho Gran Hermano y de manera reflexiva, planteándose en serio la naturaleza del concurso. Sin embargo, su actitud sobre este asunto no parece propia de alguien como él. En su situación, debería darse cuenta de que quienes ganan puntos con su postura son quienes no siguen a la mayoría, especialmente si lo hacen de manera proactiva. Juan es reactivo, adoptando un papel pasivo excepto cuando le afecta en lo personal. Sin embargo, Adrián es proactivo.
En Gran Hermano más vale ser proactivo porque a nadie gusta ver un concursante que ante los problemas o dificultades se queda quieto esperando que otro lo arregle. O que se arregle solo, lo cual podríamos bautizar como la “doctrina Rajoy”. Juan solamente sale de su pasividad en las distancias cortas, cuando está ante un lado u otro del conflicto y le dejan expresarse tranquilamente. Anoche habló primero con Maica y Daniela, poniéndose inequívocamente de su lado, y luego templaba gaitas junto a Ruvens. Óscar no lo soporta y Juan lo sabe, por eso cuando está delante tiende a entrar en modo caustico, sustituyendo los argumentos por la ironía. Y no todo el mundo lleva bien la ironía.
Adrián es proactivo, como digo, aunque hasta ahora actúo casi siempre condicionado por el miedo. Lo arreglaba dando a Maica la información necesaria para que supiera lo que estaban tramando, evitando cualquier enfrentamiento público. No se ha hecho el análisis desde este punto de vista, pero la labor de Adrián ha sido esencial para que Maica conociese a Óscar y llegase al firme convencimiento de que con amigos así no hacen falta enemigos. Ya conté la fábula de la vaca, el pajarito y el zorro, de la cual se saca la moraleja de que no todos los que te cubren de caca son tus enemigos, ni todos los que la limpian son tus amigos. Se da el caso de que ahora mismo, es Óscar quien lleva semanas intentando sepultar a su “princesa” con toneladas de caca de la vaca.
Óscar da más bofetadas de las que recibe, aunque Maica y Daniela no sean mancas tampoco. Además, es poco agradecido y aunque se trate de retroceder en la historia un par de meses Maica estuvo ahí cuando toda la casa se burlaba de él, le quitaban su silla de la mesa y no hacían sitio cuando llegaba con su plato en la mano. Por mucho que hiciera Maica en su contra ahora, no debería olvidar lo sucedido. Y esto me recuerda otra historia, en este caso se trata de una leyenda árabe. Dice que dos amigos viajaban por el desierto cuando discutían muy alterados. Uno de ellos le dio una bofetada al otro. Este, ofendido, escribió en la arena: “Hoy mi mejor amigo me dio una bofetada”.
Continuaron el camino hasta llegar a un oasis, donde decidían bañarse. El antes abofeteado se estaba ahogando, y el otro acudió en su rescate. Al recuperarse, tomó un cincel y escribió en una piedra: “Hoy mi mejor amigo me salvó la vida”. Aquel le preguntó intrigado: “¿Por qué después de abofetearte escribiste en la arena y ahora en piedra?”, a lo que el amigo respondía: “Cuando un amigo nos ofende debemos escribirlo en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargará de borrarlo. Cuando sucede algo grandioso debemos grabarlo en la piedra del corazón, dónde ningún viento podrá hacerlo desaparecer”. Una piedra para Óscar. O algo.
La expulsión de esta noche se me antoja como la más importante de la edición, aunque debería esperar a ver quiénes quedan nominados para el jueves, porque ahora vamos de un hito en otro sin solución de continuidad. La salida de Daniela deja en peligro a Maica, eso a lo que tanta importancia dan algunos, aunque no creo que aun así fuera expulsada, independientemente de cuál fuera la combinación de nominados. Es más una cuestión humana, permanecer dos semanas con el nivel de presión actual y estando sola se le haría a esta concursante muy cuesta arriba. Por el otro lado, si saliera Violeta se rompería la última pareja, verían Edi, Ruvens y compañía hasta qué punto han equivocado su estrategia y Óscar volvería a acercarse a sus dos examigas. Con dolor de estómago, por supuesto.
Así estaban los porcentajes ciegos anoche: 45 %, 40 % y 15 %. Ha bajado tres puntos el más bajo y se ha reducido la distancia del duelo en uno.
En el vídeo de hoy hablo de un llamativo comentario que le hizo Edi a Violeta antes del Debate del pasado domingo. Y, aunque sea martes, nomino.