Unos cambian de actitud mientras otros van dando volantazos o, directamente, cogen la rotonda. La mayoría cambian más que un camaleón, pero ninguno lo hace con la maestría de Óscar. Es un mago, un encantador de serpientes genuino, mi tahúr del Misisipi preferido. Tras la gala de anoche ya estaba intentando camelarse a Daniela. Si estuviera a su lado me taparía los oídos para no dejarme seducir. Lo suyo es dar varios volantazos a la hora, pero lo hace tan bien que parece pura exhibición. Está claro que concursa en otra liga.
Nada que ver lo de Óscar con, por ejemplo, Adrián. También en la postgala se apresuraba a disculparse con Lucía, a quien parecía importarle entre poco y nada lo que le contaba. Resulta que el boxeador le dijo que prefería se quedase ella repescada, pero anoche se posicionaba a favor de Ruvens para ser repescado. No se puede ser más torpe. Su problema es que siempre ha temido a Ruvens. Hay concursantes que despiertan cuando otros ya no están y Adrián solo mostraría mejor cara liberado del yugo de Ruvens. No es culpa de este, sino de quienes se condenan ligando a él su suerte. Creo que les falta personalidad.
Cambiar es valorado positivamente unas veces y todo lo contrario en otras ocasiones. También depende de quién este observando. Unos dirán que Lucía hace bien perdiendo menos tiempo en maquillarse y otros que ahora no está siendo ella porque se comporta respecto a lo que se espera. Es como si insistimos en intentar que un amigo cambie de actitud y cuando lo hace le censuramos que esté siendo falso por haber cambiado. Algo así estamos exigiendo a unos concursantes que a veces terminan no sabiendo lo que está bien y lo que está mal.
Lo que nadie le ha dicho a las Rolek es que para concursar en Gran Hermano es preferible no andar todo el día por la casa como si estuvieran a punto de salir a recoger un premio. Están en la que deberían sentir como su casa, y nadie luce así en casa todo el rato. Lejos de facilitar que el espectador empatice y note la cercanía requerida en el concursante, estar siempre perfectamente vestida y maquillada le ha puesto a Lucía distancia respecto del espectador. Se equivocan quienes ahora la llaman falsa por estar algunos ratos aparentemente a cara lavada (en realidad es una imagen medida con cuidad extremo y sin renunciar a llevar su máscara de ojos, entre otros importantes retoques). Así Lucía se está acercando al espectador, aunque tal vez sea demasiado tarde.
También ha beneficiado a Lucía que no se esté callando las cosas y esté mostrando una personalidad que vimos en la casa espía cuando acorralaba dialécticamente a Jorge hasta hacer que me diera un poco de pena. Ella le daba mil vueltas y prometía ser una extraordinaria concursante. Luego en la casa oficial se difuminó hasta alcanzar la nunca deseada intrascendencia. Ella misma lo ha reconocido y no me cabe duda de que se habrá arrepentido de haber dimitido de su condición de concursante, para entregarse al makeup (“¿Qué es el ‘meica’?”, preguntaba Rosa Benito en su GH VIP).
No es lo mismo cambiar tras someter el propio concurso a un análisis crítico y darse cuenta de los errores cometidos que cambiar afinidades y forzar un acercamiento a compañeros que nunca han tragado por no enfrentarse a sus muchos seguidores. Es lo que ha hecho Laura y, como un autómata sin iniciativa propia, ha repetido servilmente Manu (le llamaré Manu porque está nominado y me he dado cuenta de que al votarle aparece su nombre real). Esto es un rotondazo en toda regla. La definición de rotondazo le viene que ni pintado: dícese del cambio de rumbo repentino e inesperado, forzado por terceras personas. En este caso pienso que se lo han sugerido en casa. En la suya o la de alguien cercano, me refiero. En el caso de Laura, lo razonable es pensar que ha sido en casa de su madre.
Solo a modo de ejemplo he hablado de una Lucía que cambia de actitud, Laura que coge la rotonda y Óscar que da tantos volantazos que raro sería no terminase estampándose contra un muro después de dar varias vueltas de campana. Eso sí, se bajaría del vehículo e intentaría convencernos de que nunca tuvo un accidente de coche. Y, lo que es más grave, terminaríamos convencidos de ello. De igual modo, Óscar ha intentado grabar en nuestra mente que Maica le pide que solo esté pendiente de ella mientras le niega su apoyo. Y que a él le acusan de desleal por abandonar el barco de Maica y Daniela, pero cuando él les da la espalda un momento se buscan otros apoyos. Dice Óscar que él no dijo nada cuando Maica decía preferir fuera expulsado antes que Lucía, la noche que está terminaba en la calle (gala de Halloween). Pero es mentira porque no paró de quejarse delante de todos en la casa.
Los problemas de empatía que Óscar comparte con Ruvens le impiden valorar que es algo muy feo darle un premio a Maica y quitárselo después de que todos aplaudieran su decisión y ella diera las gracias emocionada. Todo esto es directo, que agrava la humillación por mucho que en directo estén siempre en realidad. En esta ocasión lo más grave no es la deslealtad, sino todo eso que tiene de humillación lo sucedido. Es como dar un caramelo a un niño para quitárselos instantes después. Todos pensaban que el ganador tendría el poder del “Bigbro” y Maica quería salvar a Daniela. Ahora sabemos que tampoco hacía falta.
El destino quiso que Daniela hiciera algo parecido a lo de Óscar, sin la gravedad de la humillación. Si Óscar tomaba una decisión a favor de alguien y luego quería cambiarla, a Daniela le pasó lo mismo cuando expresó su arrepentimiento por su decisión de salvar a un nominado. Óscar había cambiado al supuesto ganador de un privilegio y Daniela hubiera cambiado a este como salvado dado lo anterior. Solo es peor la primera acción porque fue ejecutada, y Daniela no pudo echar para atrás el tiempo. También porque lo de esta fue acción-reacción, respuesta a lo que acababa de suceder.
No sé si encuadrar la conversación de ayer entre Óscar y Maica en el apartado de cambios y volantazos que estoy analizando hoy. En puridad sí lo sería porque Maica forzaba la ruptura definitiva de la relación entre los dos. Tienen conceptos diferentes de la amistad y eso es un obstáculo insalvable para esa relación, según Maica. Parece sujeto a la lógica, pero desconfío de lo definitivo si está por medio Óscar. No descarto en absoluto que vuelva a sacar un conejo de la chistera dejando a Maica y Daniela sorprendidas y entregadas a él de nuevo. Debo confesar que no les pasa solo a ellas, desde aquí fuera el peligro es idéntico. Óscar y su embrujo.
Los cambios o volantazos de anoche fueron obligados por la mecánica de los posicionamientos. En la repesca de nuevo sucedía que con las “fresis” estaban solo chicas y del otro lado todo chicos menos Laura. En la repesca, tanto como en la expulsión, tuvieron que reposicionarse aquellos que se habían puesto contra un concursante posteriormente salvado. Antes habían tenido que hacer los alegatos a su favor y en contra de otro candidato a la repesca. Entonces parecían todos políticos porque Jorge Javier les preguntaba una cosa y contestaban lo que les daba la real gana. Estamos tan acostumbrados a verlo que ni llamó la atención de muchos.
Dado que algunos decían tener serios problemas para hacer un alegato negativo hacia determinados rivales, no entiendo como nadie dijo una cosa tan sencilla como lo siguiente: “No quiero que sea repescada Nerea porque si es así hay menos probabilidades, o ninguna de volver yo mismo”. Lo veo una respuesta incontestable, y una buena manera de evitar el compromiso de tener que argumentar contra alguien que les cae bien y con quien no han tenido polémica alguna en estos casi tres meses.
Tras salvarse Luis, Daniela y Jorge (por ese orden), Manu y Nerea tenían ambos a siete compañeros posicionados en su contra. Son los nominados que se someterán a un duelo definitivo cuya retransmisión será este jueves en la gala de las familias, una cita esperada en cada edición de anónimos, otro aliciente más para preferir esta versión de nuestro reality preferido, la originaria. Contra Nerea estuvieron en un principio Juan y Laura, a quienes se añadían después Ruvens, Edi, Óscar, Adrián y Jorge. Y contra Manu se pusieron primero Vanessa, Violeta y Lucía, para unirse luego Luis, Maica, Daniela y Elsa.
Ruvens dijo el lunes: “Hay que limpiarse a Daniela”. Lo de la mafia era una broma en la primera edición que casi 25 años después parece hacerse realidad. La expresión usada por Ruvens es de pura mafia calabresa. Se debió llevar otro chasco (y van muchos ya) el aspirante a ser el nuevo Almodóvar porque Daniela se salvó una vez más. Tendrá que seguir conviviendo junto a la concursante con quien más “desaveniencias” (sic) ha tenido, según confesaba anoche Ruvens. El jueves pasado le decía a Lucía que buscase alguna palabra en el diccionario presuponiendo que no conocía su significado. Si busca él algunos de sus palabros no los va a encontrar.
Los porcentajes ciegos para la expulsión estaban así antes de la triple salvación de anoche: 40 %, 27 %, 15 %, 11 y 7 %. Habrá que ver cómo se reparten un tercio de los votos (la suma de los tres salvados es un 33 %) entre los dos concursantes que siguen nominados (Manu o Nerea), cuyos porcentajes suman las otras dos terceras partes.
En el vídeo de hoy reflexiono sobre que Vanessa haya sido la menos votada para la repesca y lo que significa que sea repescado cada candidato: Lucía, Ruvens o Elsa. Vanessa salió anoche de la casa al ser la menos votada por la audiencia.