Óscar, Laura y Adrián piden perdón

La fiebre de las disculpas azota la casa más famosa de España. En Guadalix de la Sierra empezó pidiendo perdón Óscar la madrugada del domingo al lunes y ayer se contagiaron Laura y Adrián. Óscar le pidió perdón a Lucía poca después de masacrarla verbalmente en los posicionamientos. El perdón de Laura fue colectivo y condicionado por la odiosa fórmula que añade el factor corrector que dice “si alguien se ha sentido ofendido”. Los perdones en condicional valen menos. Y, por último, Adrián pedía perdón anoche a Maica después de un comentario que ella consideró obsceno, aunque acompañaba sus disculpas con una batería de nuevos reproches, lo cual resta valor al gesto.

Por mucho que se esfuercen no conseguirán unas disculpas como las de Los Chunguitos, concursantes de GH VIP 3 (el de Belén Esteban y Víctor Sandoval) que una vez expulsados disciplinariamente por decir una burrada afirmaban en plató: “Nosotros no tenemos maldad y somos buenas personas. Queremos pedir perdón, perdón y perdón”. Repetir las disculpas tres veces funciona, sobre todo si sale de la media lengua de Juan Salazar. Entre los tres perdones (no es lo mismo que pidan perdón tres concursantes a que uno, más bien dos, pidan perdón tres veces) de ayer me pareció más sincero el de Óscar.

Las disculpas de Óscar

Comenzaba Óscar el domingo las explicaciones sobre su posicionamiento contra Lucía de este modo: “Lucía es súper empática. Tan empática que se pasa de 24 horas que tiene el día, 16 pintándose. Luego le pido que me deje el tocador y es incapaz de hacerlo, sin discutir. ¿Qué pasa? Que a mí me gusta discutir, pero no con ella, porque aparte es aburrida. No sé qué es peor, si ser tan empática o ser tan aburrida”. Añadía después: “Bueno, mira, ¿sabes qué? Eres una chica muy mona”, con ese aire de superioridad que dejaba más en evidencia cuando cuestionada su educación afirmaba que era muy buena porque estudió en colegio de pago. “Repites palabras porque están de moda. Hay que ser empática y empoderada porque está de moda. ¡Vamos a ser empáticas y empoderadas!”, decía el profesor de equitación.

Cuando, en buena correspondencia, Lucía se posicionaba en contra de Óscar este respondía: “¿Qué más? Ya se me ha olvidado lo que me has dicho, porque no me importa una mierda”. Y volvía caer en la ofensa típica del misógino: “Aquí el ejemplo de inteligencia hecha mujer”. El tono de Óscar, imposible de reproducir por escrito, era de un tipo impertinente y resabiado, pero eso no es lo importante. Sí lo es esa pátina cutre, viejuna y nostálgica que impregna todo lo que hace y dice. Con todo, repito que me creo sus disculpas. Esa misma noche pensó en lo injusto que había sido y así se lo hizo saber a Lucía. Posiblemente le ayudó que algunos le dijeran que se había pasado, mientras su amigo Ruvens le reía las gracias con pinta de agradecerle que hiciera el trabajo sucio una vez más.

El arrebato de Óscar no fue porque hubiera bebido un café, como aseguró. Son habituales en él, aunque acostumbra a no enfrentarse al enemigo. Las únicas excepciones han tenido como víctimas mujeres, por lo que no es casualidad que la tomara el domingo con Lucía. Después de dos meses he entendido a Óscar, y aunque no me guste nada la evolución de su concurso, y me tire para atrás ese olor a naftalina que desprende de continuo, creo conocer algunas de sus motivaciones. Esto actúa en alguna medida como atenuante en mi juicio particular, no sujeto a ningún código que se pueda compartir con los demás.

Óscar es hiperactivo y tiene cierto déficit de atención

Entiendo que Óscar es hiperactivo, algo repetido por él mismo en muchas ocasiones. Ruvens dice serlo también, y esa puede ser una de las razones por las que se llevan tan bien. Además, Óscar tiene cierto déficit de atención, lo cual explica su incapacidad declarada para hacer pruebas como la de los relojes. También que olvide lo dicho por Lucía instantes antes. No soy quien para hacer un diagnóstico médico, pero por separado me cuadra totalmente que sea hiperactivo y con dificultad para concentrar su atención en algo. Por eso su mente hace tope a veces y suelta por su boca lo más grande. Ya sea menospreciar a una concursante (Lucía) con la que no ha tenido ni un solo encontronazo en dos meses o llamar hijas de las cuatro letras a otras dos (Vanessa y Daniela).

Con lo anterior no quiero decir que se deba disculpar todo a este concursante que en muchas ocasiones resulta insoportable. Ayer Lucía le preguntaba si recuerda cuando quitaban su silla de la mesa del comedor y no le ponían un plato de comida. Respondió que sí, pero sus actos y alianzas parecen decir lo contrario. Antes de salvarse Ruvens afirmaba: “Solo pido que no sea Ruvens expulsado”. ¿A quién se lo decía? A Maica, también nominada. Cuando Ruvens hace planes de viajes futuros incluye a Laura o Edi, pero no a Óscar. Y cuando este hace lo propio se acuerda de Laura y no de Maica. Otra cosa que tiene en común con su amigo. Óscar es profundamente desagradecido y eso no es achacable a ciertas peculiaridades de su personalidad. Sí otras actitudes suyas.

Las tímidas disculpas de Laura

Laura aprovechó la sobremesa para pedir perdón por su actitud de la noche anterior, enrabietada porque concursantes afines a ella le reprochaban sus maniobras en la prueba para favorecer a Vulcan. No rectificaba su postura y seguía considerando que solo cometió un error, corregido posteriormente. Pero, al menos, reconoció que le cuesta gestionar momentos en los que se considera atacada equivocadamente. Algo así entendí, aunque no le dio muchas vueltas y enseguida pasó a otros asuntos. Cuando Laura asegura que deben dejar de mirar las individualidades para pensar en el grupo tengo dudas de si está hablando del colectivo en su totalidad o solo de los suyos del dormitorio azul. Por cierto, Óscar durmió anoche en el rosa y le confesó a Maica que no le agradan algunas cosas de Ruvens y Laura. Estaba en modo disculpas y él lo lleva todo muy lejos para olvidarse más bien pronto.

El comentario de Adrián que Maica considera obsceno

Adrián hace tiempo que enseñó la patita y pudimos ver que se trata de un lobo con piel de lobo, pero actitud de cordero… degollado. Mientras discutía con él sobre las tareas domésticas, hizo Maica un chiste sin querer, lo cual desencadenó un momento especialmente incómodo. Mantenían este animado diálogo Adrián y Maica:

Adrián: Ahora yo veo visiones

Maica: No, sueñas conmigo que es peor

A: Mejor no te digo lo que he soñado, no vaya a ser que se te quite… el cuento de hadas

M: Mi cuento de hadas nunca se me va a quitar. ¿Y a ti el de hacerte ilusiones? Si quieres seguimos

A: Si quieres entrar en guerra entramos

M: ¿Sabes qué? Que no me voy a bajar a dónde quieres que me baje (el doble sentido se lo ponen los demás, que ríen y hacen reír también a Maica)

A: Mejor no te bajes no vaya a ser que te lleves una sorpresa y te hagas mujer.

Lo que empezó con un chiste no pretendido terminó con una salida de madre que Adrián no valoró en el momento. Lo peor es que sus disculpas posteriores, que acompañó de precisiones y reproches, ni reflejaban arrepentimiento alguno por lo dicho ni lograron enmendar su error. Además, fue precisamente Maica quien pidió el perdón en el mismo momento. “Eres muy obsceno haciéndome ese comentario delante de mis compañeros. Eso no ha estado bien y me merezco unas disculpas”, dijo Maica. Pero las disculpas llegaron tarde y mal.

Moleskine del gato

Los porcentajes ciegos estaban así anoche (según la posición mostrada en pantalla): 62 %, 9 %, 10 %, 15 % y 4 %. Si comparamos los datos leídos de esta gráfica respecto a los del día anterior tenemos lo siguiente: 49 %, 30 %, 8 %, 7 %, 3 % y 3 %. De una gráfica a otra falta un dato, el correspondiente a Ruvens, salvado el domingo. Se han respetado las posiciones de los porcentajes, pero para despistar un poco están cambiados los colores de todas las barras. Pero se puede colegir que Ruvens tenía muy posiblemente el 30, mientras que el porcentaje mayor ha pasado del 49 al 62 %. El 8 ha pasado a ser un 9; el 7 un 10; uno de los 3 es ahora el 15, mientras el otro 3 es un 4 %.

Por tanto, el único dato llamativo es que uno de los nominados haya pasado de tener tan solo un 3 % al 15 %. En mi opinión se trata de Óscar, que ha empezado a recibir la herencia de Ruvens de la que hablé ayer. Aunque debo decir que ese porcentaje crece 12 puntos mientras el más votado lo hace en 13. Parece que la herencia de Ruvens se reparte a partes casi iguales entre Lucía y Óscar, si no falla mi interpretación de las cifras. También creo que a este ritmo no es fácil que el segundo porcentaje ahora (que era uno de los menores el domingo) vaya a superar al primero. Es decir, o mucho cambia la cosa o será Lucía la expulsada.

En el vídeo de hoy hago una reflexión más detallada sobre el movimiento de porcentajes respondiendo a mi propia pregunta: ¿Puede Óscar “sorpassar” a Lucía? Adelanto que mi respuesta es sí, pero está condicionada a muchos factores que intento explicar.