El dormitorio azul está definitivamente roto

Interesados por la protección que se proporcionan entre ellos, los miembros del equipo azul han estado manteniendo su alianza a pesar de unos roces que se han ido incrementando hasta terminar de estallar este fin de semana. El detonante ha sido Laura y las trampas que ha estado haciendo en la prueba semanal para favorecer a Vulcan. “Lo que no comparto en la jugarreta que ha intentado hacer con las vueltas de cada uno, apuntando más a uno y menos a otros. No son formas”, afirmaba Jorge mientras Vulcan asentía. Y es que en momentos sucesivos todo esto provocó protestas en Edi, Jorge o Adrián, que han contado con el silencio cómplice del propio Vulcan y la indefinición de Ruvens.

No se puede ser un líder si cuando hay un conflicto en la casa se entierra la cabeza en el suelo, como los avestruces. Mucho menos si el conflicto se produce en el seno de su propio grupo, aquel al que aspira Ruvens liderar. Después de varios días en que el conflicto larvado durante semanas terminaba de cristalizar, sigo sin saber lo que piensa realmente Ruvens del tema. Anoche tuvo la mejor ocasión para hacerse oír, pero una vez más dejó que se expusieran sus peones. En este caso le dijeron a Laura lo que pensaban Edi y Adrián, que se posiciona en el grupo neutral o dice pertenecer al mismo grupo que Laura dependiendo de lo que le interesa.

Las quejas a Laura dentro de su equipo no son solo por la prueba

Detrás del conflicto de la prueba semanal y las trampas que ha hecho Laura hay un trasfondo que ha quedado de manifiesto también este fin de semana. De madrugada, una vez terminado el Debate, se refería Adrián a ello. Se quejaba el boxeador de haber visto a Laura llevando una botella de leche al dormitorio. Vulcan explicó que no era leche individual, repartida entre los habitantes de la casa, sino la que tienen para cocinar. Igual quería arreglarlo, pero lo estropeó, porque me parece bastante peor quitar un bien de uso común para toda la casa que algo de uno de sus compañeros. En el mejor de los casos, la leche podría ser del propio Vulcan, por ejemplo.

A Laura le han descubierto sus amigos y saben de qué pie cojea mejor que el resto de los concursantes. El roce hace el cariño y permite conocer a las personas, lo cual puntúa negativo a veces. Laura se quejaba de la comida de Vanessa y el otro día quería dejar sin comer a los italianos porque suponían que se irían ayer (como así fue). Una cosa es poner cara de asco acusando a los visitantes de poco solidarios por comer, y otra pretender dejar que pasen hambre. También se ha quejado Laura de que Javier y Vanessa dejasen los purés de esta última a sus compañeras del dormitorio rosa. Sin embargo, ella no tuvo reparo a la hora de abrir el frigorífico y acabar con el queso de todos.

El otro día lo decía bien claro Edi, mucho poner en evidencia delante de todos a Luis y Nerea porque se hicieron una tortilla por la noche y “luego ella haciendo recenas todas las noches”. Los roces por la comida son un clásico en Gran Hermano, y resulta complicado ponerse de un lado u otro. Principalmente porque al final casi todos hacen lo mismo y el dormitorio rosa tiene un arsenal de comida para su propio disfrute, porque Vanessa y Javier no solo dejaron purés en herencia. A sus compañeros de equipo lo que les molesta es que Vulcan y Laura disfruten de privilegios que ellos no tienen. Lo curioso es solo le protestan a Laura, nunca a Vulcan. Además, apenas se atreven con algo más aparte del tema de la prueba.

Demostración palmaria de que las trampas de Laura para favorecer a Vulcan funcionan es que termina ganando el premio del “Big Bro” casi siempre. A saber, esta vez hizo que Lorenzo le apuntase sus vueltas a Vulcan, contó los minutos mal a favor de Vulcan y los errores en la organización de los grupos parece que también fueron en beneficio de Vulcan. Vulcan, Vulcan, Vulcan. O para ellos Manu, Manu, Manu. Laura niega la mayor, pero todos lo vieron. Eso sí, desde el equipo contrario ya han asumido que nunca dispondrán de la baza que supone ganar el “Big Bro”. Por eso ni se molestan en decir nada a Laura. Pero dentro de su propio grupo pueden terminar muy mal. Óscar, que también calla en grupo, recordaba hablando con Edi que en la última prueba Laura había estado todo el rato maniobrando a favor de Manu y sin pensar en el grupo.

Esta semana se da el caso de que ganase quien ganase si era del grupo azul salvaría a Ruvens. Por eso la discusión no ha pasado a mayores. Bueno, por eso y porque discutir con Laura es realmente complicado porque se pone borde en el minuto uno y a partir de ahí va mostrándose poco a poco más impertinente. Hasta que termina dejando a quien sea con la palabra en la boca para ir a llorar en brazos de Vulcan, como sucedió anoche. Veremos qué pasa cuando del ganador del “Big Bro” dependa si se salva Vulcan, Edi, Adrián, Jorge o quién sea. Entonces la fractura entre los azules puede ser irreparable. En todo caso, anoche vi que nada volverá a ser igual entre ellos, aunque mañana hagan ver que no ha pasado nada.

Ruvens salvado por el “Big Bro”

Vulcan tenía que darle a su salvado un vaso de agua y buscó encontrarse en el salón con Ruvens para pedirle que le sujetase el vaso con la excusa de que iba a desabrocharse la camisa. Las trampas de Laura volvieron a funcionar y repartieron de nuevo este privilegio tan importante. Deberían convencer a Laura de que otra semana amenace con hacer trampas sin llegar a materializarlo porque eso tiene visos de una mayor gravedad. Lo que empieza a ser grave para todos es la falta de comida. Han vuelto a no superar la prueba al quedarse a tan solo siete kilómetros del objetivo. Esta vez disponen de un presupuesto de dos euros por persona y día, el doble que otras veces, supongo que porque la semana pasada no tuvieron presupuesto alguno.

La extraña declaración de amor de Óscar a Ruvens

Sí como espectador no deja de tener su mérito que nos diéramos cuenta de que lo de Óscar estaba siendo una declaración de amor, excuso decir lo complicado que debió resultar la situación para Ruvens. Se tapaba la cara y decía que le estaba dando mucha vergüenza. Imagino que no quiso aclarar si era vergüenza ajena para no ofender. Óscar está lanzado y ya no es ese chico tímido que en las galas hablaba con media voz y en los posicionamientos intentaba molestar lo menos posible. Ahora ha trasmutado en un aspirante a matón de barrio que hace mofas y befas de otros concursantes, especialmente mujeres. Más o menos lo que él mismo sufrió las primeras semanas.

Tan subidito está Óscar que se ha animado a declararse, encontrando al otro lado un tipo más egocéntrico que él mismo. Debe haber sido impactante para él descubrir que hay otras personas que también están enamorados solo de ellos mismos. No lo digo yo, se lo he escuchado hace mucho a Óscar sobre sí mismo y en la conversación de la declaración de amor lo admitía también Ruvens. “Solo estoy enamorado de mí mismo”, decía el aspirante a director de cine. Creí que Ruvens sería más inteligente y original saliendo de ese trance. Debía tener seguridad de que la conversación se iba a producir y tiempo ha tenido para preparar una respuesta. Personalmente, no creo que funcione ninguna historia de amor entre una persona que admira tan profundamente a la otra. Admirar mucho puede ser un peligro en estos casos y es poco recomendable en general.

Me esperaba mejor respuesta por parte de Ruvens, que solo supo hablar de sí mismo, explicando que ahora mismo lo que más le preocupa es no malograr su carrera (no sé a lo que se refiere, sinceramente). Tiene razón que no saben lo que les espera fuera, pero pensar que igual uno, otro o los dos pueden tener ofertas para trabajar en televisión es como creer que están en Gran Hermano 2 y aún se emite Crónicas marcianas. A pesar de esperar una conversación de más altura, agradezco que me hayan obligado a pensar y dar alguna vuelta a lo dicho. Mi conclusión es que en los planes de Ruvens no entra Óscar, cosa que en lugar de ocultarlo prefiere ir diciéndolo en tono de broma hasta que lo termine de asumir.

Los posicionamientos son más amables desde que no está Vanessa

Anoche parecían todos dispuestos a rebajar el tono de los anteriores posicionamientos, donde Vanessa terminaba vapuleada por el grupo azul y sus adláteres. Bueno, todos no. La excepción es Óscar, que trataba a Lucía como ya he descrito anteriormente. Lo más curioso es que el día anterior no quiso decirle a Juan lo que piensa de él, remitiéndole a los posicionamientos. Todo indicaba, por tanto, que se pondría contra el bailarín, pero no fue así. A Óscar le va más enfrentarse a las chicas que a los chicos.

Óscar solo se acertó a advertir a Javier de que no le amenazase, en una evidente exageración. Sin embargo, con Vanessa se atrevía sin pestañear. Llevando cinco días encerrado dijo de Vanessa y de Daniela que eran unas hijas de las cuatro letras. ¿Se habría atrevido igual con dos chicos? Lo curioso es que Juan tampoco elegía a Óscar y prefería posicionarse contra Maica. Lucía acumuló a siete compañeros en contra (Jorge, Laura, Vulcan, Nerea, Ruvens, Óscar y Luis); Luis tres (Adrián, Daniela y Maica); dos Maica (Edi y Juan) y Óscar (Violeta y Lucía), mientras que Juan y Ruvens (todavía no salvado) terminaban sin nadie detrás.

Moleskine del gato

Los porcentajes ciegos estaban así anoche antes de salvarse Ruvens: 49 %, 30 %, 8 %, 7 %, 3 % y 3 %.

En el vídeo de hoy comento la extensa entrevista doble a Vanessa y Javier anoche en el Debate de Gran Hermano.