Después de lo visto anoche a nadie le cabe duda de que si Javier hubiera sido el expulsado a estas horas Vanessa seguiría en la casa de Guadalix de la Sierra. Ya aceptó el sacrificio de su marido para entrar, en teoría, ella sola en el concurso. Y si cuando se presentó al casting solo la hubieran elegido a ella podría haber pasado ahí dentro cien días (o un poco más) sin echar en falta a Javier. Este no tenía ninguna gana de abandonar. Se lo dijo al ‘súper’ el día anterior y anoche a Jorge Javier. Pero cualquiera desoye las órdenes de Vanessa, enorme concursante, pero soberbia como ella sola en su relación de pareja.
Así define “soberbia” el DLE (gran estrella de esta edición): “Altivez o apetito desordenado de ser preferido a otros”. Ahí está el quid de la cuestión. Vanessa no soporta la idea de que Javier triunfe. Que pudiera ser más querido que ella por parte de la audiencia era una de sus peores pesadillas. Su vanidad no le permite admitir que la audiencia prefiera a Javier, y sinceramente creo que no era así hasta anoche. Igual digo una cosa como la otra, creo que ahora mismo la audiencia prefiere que sea repescado Javier, en caso de haber repesca. Me temo que, con su actitud, Vanessa ha perdido esa oportunidad.
Era justo que Jorge Javier Vázquez hiciera todo lo posible por doblegar el tiránico deseo de Vanessa por el que Javier tenía que abandonar el concurso sí o sí. En este caso no diré “abandonar voluntariamente” porque fue una decisión impuesta por su mujer. El propio Javier demostraba las intenciones de Vanessa cuando le proponía abandonar los dos el pasado miércoles. Pero ella no quería eso, sino evitar que Javier le ganase la partida. De nada le valió a Vanessa todo lo que escuchó en plató, tanto de boca de presentador como en las reacciones del público.
Diría más, creo que cada vez que el público expresaba su apoyo a Javier más estaba reafirmando a Vanessa en su decisión. Ella es como esos potentados que prefieren tirar la comida que les sobra antes de dársela a los pobres. El fin tan lamentable de Vanessa puede ser utilizado por quienes votaron su expulsión frente a quienes hemos estado defendiendo que debía quedarse en la casa por haber sido una gran concursante. Sigo creyendo que lo ha sido, pero no puedo negar que ahora se me hace cuesta arriba defender a una persona altiva y egoísta como esta. En mi recuerdo quedará que arruinó el concurso de Javier más que ninguna otra cosa.
Como corresponde en estos casos, aunque una vez derribado un mito más, podemos empezar a lamentar que Vanessa haya amagado sin terminar de rematar en muchas ocasiones. Por recordar solo una cuantas, amenazó con quemar la capa de Maite, que sigue colgando del set de la radio. No lo cumplió. Amenazó con hacer una compra disparatada. No lo cumplió. También amenazó con boicotear la prueba de los relojes e igualmente no lo llegó a cumplir nunca, pese a que están pagando sus consecuencias por la sanción que esto provocó. Cuando se dicen las cosas conviene hacerlas porque si no puedes terminar decepcionando.
Pienso en la amenaza de arruinar la compra y me viene a la memoria Martín Pepa y las lechugas. Eso sí que es rematar la faena con un golpe de efecto eficaz haciendo la compra semanal. Martín Pepa fue concursante de Gran Hermano Argentina en 2011 y decidió que iba a ser recordado para siempre cuando le tocó a él hacer la compra. Aparte de otras cosas, compró 15 kilos de lechuga. Luego se explicó ante sus compañeros diciendo que eran 20 y, por tanto, no daban ni a un kilo por persona. Pero aún se recuerdan las caras de algunos en el momento que descubrían los kilos de lechuga. Ojalá hubiera hecho Vanessa algo semejante. No veo a nadie más capaz.
Vanessa ha sido un proyecto malogrado, y ella misma es la principal responsable de ello al ser su principal enemiga. Sin restar mérito a sus enemigos reales, que acertaron apuntando en la dirección correcta y usaron una táctica de confrontación difícil de justificar. Antes del poco edificante espectáculo de ver a Vanessa obcecada en fastidiar la experiencia a su marido, impidiendo que siga viviendo el concurso, asistimos al gesto igualmente indeseable de quienes decidieron no despedirse de Vanessa. Los mismos que tanto criticaron a Javier por celebrar una expulsión aludiendo a normas básicas de educación, evitaban con distintas técnicas despedirse de las nominadas. Laura lo hacía abandonando el salón, Óscar haciéndose el loco hablando con los visitantes italianos y Edi permaneciendo sentado en el sofá con gesto incómodo hasta que Daniela y Vanessa habían abandonado el salón camino de la sala de expulsión.
Tampoco fueron muy educados abalanzándose sobre el teléfono disputando el privilegio de atender la llamada de un familiar (amiga, en el caso de Edi). Esa llamada perdió por el camino el anunciado castigo de la nominación directa y fue Jorge quien debió tenerla porque fue quien primero alcanzó al teléfono. Se trató de una batalla tan dura que Laura terminó por los suelos con heridas en ambas rodillas. Tras acudir al VAR puedo decir que nadie empujó a Laura, que era quien tenía una posición más atrasada en la aproximación al teléfono. Ella misma tropezaba y se daba contra la columna donde estaba colocado el teléfono. Por tanto, el lance del juego no merece tarjeta, ni siquiera fue falta. Eso sí, que la próxima vez pongan un pulsador a cada uno y evitamos las escenas de alto riesgo. Digo que Jorge debió tener la llamada porque al final no hubo tiempo e imagino que la harán el domingo.
Dado el equilibrio de fuerzas en la casa les pidieron que se dividieran en dos grupos, pero solo la banda de Ruvens se reconoció como grupo en un principio. Muchos concursantes se pusieron en medio como no alineados, mientras Maica estaba muy dudosa y arrastraba a lo que queda del dormitorio rosa a ese grupo independiente. En aras de una mayor clarificación, al final respondían a la presión reconociendo ser el otro grupo. Una vez formados tres grupos cada uno de ellos se tuvo que poner de acuerdo para nominar. Así quedaron estas peculiares nominaciones:
Óscar, Ruvens, Laura, Vulcan y Edi > Nerea (1), Maica (2) y Lucía (3)
Maica, Lucía y Daniela > Edi (1), Ruvens (2) y Luis (3)
Luis, Nerea, Jorge, Adrián, Violeta y Juan > Adrián (1), Lucía (2) y Óscar (3)
Nominados provisionales: Lucía, Luis, Óscar, Maica y Ruvens.
En el juego de inmunidad Juan y Daniela bebieron las únicas dos pócimas no picantes (por un tema de alergias fue Shaila quien bebió la pócima de Daniela). En principio, no podían nominar a ninguno de los dos supuestos inmunes, pero al finalizar las nominaciones debieron decidir cuál de los dos era realmente inmune y cuál estaba nominado directamente. Juan no dudó en ceder el privilegio a Daniela, con quien no se lleva particularmente bien. Por tanto, Juan se unía a la lista de nominados provisionales.
Los no alineados, como corresponde a su categoría, nominaron a un concursante del grupo azul, una del rosa y otro de entre los neutrales. Prodigioso equilibrio que si se lo llegan a proponer no creo que les hubiera salido igual de bien. En el colmo de la neutralidad el punto a Adrián se lo adjudicó el mismo. Le faltó decir que se daba un punto por pagafantas, aunque desde anoche ha pasado de pagar las copas a autonominarse. Me urge ver lo que hace Adrián en los posicionamientos. Siguiendo la línea marcada, estaría bien que se posicionara en contra de sí mismo.
Nominados definitivos: Juan, Lucía, Luis, Óscar, Maica y Ruvens.
El grupo azul se quedó sin candidatos a sus nominaciones al ser teóricamente inmunes Juan y Daniela, por lo que decidieron darle un punto a Nerea, que no tiene fácil volver a acercarse a las fresis porque le dieron tres puntazos a su novio Luis. Conmovedor me pareció ver la lucha titánica librada por Óscar para evitar que su grupo nominase a Maica. No dijo ni una palabra en contra. Lo más gracioso es que al finalizar la gala Óscar reprochaba a Adrián que hubiera dejado a su grupo darle a él tres puntos. ¿Pero se puede tener más morro? También hablando con Adrián criticaba que Juan se fuera al grupo neutral, el mismo dónde estaba el propio Adrián.
Al estar los grupos compuestos por un número de concursantes diferente tuvo más poder el grupo más pequeño. Maica, Daniela y Lucía repartían cada una dos puntos, mientras los azules tuvieron poco más de un punto y exactamente un punto cada uno de los neutrales. A pesar de eso, quedaron nominados dos azules, dos rosas y dos neutrales, aunque en el caso de estos últimos es por la nominación directa de Juan. En cualquier caso, están en el punto de mira algunos concursantes a los que les tienen ganas muchos, como son Óscar y Ruvens. Visto cómo vota la audiencia, tienen más posibilidades de salir estos que Lucía o Luis, mucho menos influyentes en el juego.
En el vídeo de hoy analizo la conversación entre Adrián y Maica en el postgala y también la nominación de Ruvens a Maica.