La casa vive su particular día de la marmota

Vivimos atrapados en el día de la marmota encarnado en un puñado de parejas con un único guion. Si vemos a Vanessa discutiendo con Javier como si fuera la última vez ya sabemos que lo siguiente serán los arrumacos en la cama antes de ver a uno defendiendo y protegiendo al otro, como corresponde en un matrimonio. Cuando la discusión es entre Luis y Nerea ya podemos contar con que esta última tendrá celos absurdos por el motivo más peregrino. Por ejemplo, que su novio acepte terminarse un bocata que Violeta ha dejado a medias. Y si en plano entran Laura y Vulcan seguro que están aplazando un mayor acercamiento en una suerte de baile de La Yenka (“Adelante, detrás, un, dos, tres”).

Que no me entusiasman las carpetas es sabido, pero mucho menos cuando repiten siempre lo mismo, igual que en el film ‘Atrapado en el tiempo’, solo que estos se despiertan a mediodía (como muy pronto), y no a las seis de la mañana. Algo más de variedad aportan Violeta y Edi, sobre todo cuando este último corre peligro de ser expulsado. Edi se reactiva si esta en la palestra y pasa de la inactividad a pedir la hora sin cámaras o presentar su candidatura a ‘minisúper’. Una candidatura amañada porque le respaldaba la banda de Ruvens. Tanto es así que cuando se presentó también Adrián todo fueron malas caras y reproches por parte de quienes eran sus amigos. Obviamente, ganó Edi, aunque Adrián obtuvo el apoyo de Daniela, Javier, Vanessa, Maica, Lucía, Silvia y Juan. El voto de Jorge a Edi fue decisivo para desempatar.

Maica vuelve a estar decepcionada con Óscar

Entre Maica y Óscar no hay una relación de pareja al uso, aunque el profesor de equitación nos ha hecho creer que la habría si no lo impidiera su opción sexual. Maica y yo empezamos a dudar de que tenga por ella el sentimiento que proclama porque en ese caso no habría maniobrado para evitar que también se presentase a la elección de ‘minisúper’. Óscar no solo la disuadió de ello, sino que lo hizo de malas maneras, según lo que ella contó y él aceptó. La razón de fondo es que él ya tenía decidido darle su medalla a Edi, siguiendo lo indicado por Ruvens. “Estoy dolida por el comentario altivo y despectivo de un compañero (Óscar) que me ha dicho que se necesita un ‘minisúper’ que diga a la cara las verdades que yo no me atrevo a decir y que sea un ganador”, dijo Maica. Su decepción con Óscar es otro día de la marmota.

Maica no iba a ser la ganadora porque lo habían decidido los poderes fácticos de la casa. El objetivo era que Laura conservase su puesto en la cocina y fastidiar en lo posible a Vanessa y a Daniela. La colombiana había pedido expresamente que no la volvieran a colocar en una tarea junto a Juan. O la sacaban a ella de la lavandería o hacían lo propio con él. Pues bien, vuelven a coincidir en esa misma tarea. Por otra parte, Ruvens y el propio Edi no tienen tarea asignada esta semana. El conflicto desatado por el ‘Tribunal de los oficios’ juntó un poco más anoche a Vanessa, Javier, Daniela y Maica. En alguna medida también a Silvia, aunque siempre se muestre más distante. Por otra parte, me parece que la estrategia de confrontación de Ruvens puede hacer que pierda el apoyo de Adrián.

Óscar enseña la patita más de lo que le conviene cuando está con Ruvens

Ruvens utiliza argumentos distintos para explicar lo mismo dependiendo de con quién esté hablando. Para justificar sus largas sesiones de charla con Óscar decía esto en la sala de confesiones: “El único con el que puedo tener una conversación es Óscar”. Sin embargo, a Edi le dice que pasa rato con Óscar porque ve a toda la casa emparejada. Que toda la casa está dividida por parejas también se lo dijo a Maica, con quien hizo un repaso a todas esas supuestas parejas, entre las que incluyó la suya con Óscar, precisamente. ¡La pareja de Ruvens con Óscar! Has leído bien. Debe ser por eso que ayer se intercambiaban la ropa y parecían convertirse fugazmente uno en el otro.

Ruvens no solo tiene miedo a que cualquiera destaque, también le debe dar pavor que la gente tenga su propio escudo, o “armadura”, como él dice. Para Óscar el problema de pasar tanto tiempo charlando con Ruvens es que así enseña la patita un poco más de lo que le conviene. Es entonces cuando dice cosas tan propias de un hombre de Cromañón como que a las faldas de Vanessa les faltan dos centímetros. ¡Menuda preocupación tienen algunos con el tamaño de una falda! Como dije un día anterior, no se les ve tan reacios a que algunos concursantes (como Edi o Adrián, el clan del palillo) anden todo el santo día con el torso al aire. Siento decirlo, pero vi a Óscar una cara antes de congraciarse con Ruvens y otra bien distinta después. No es extraño ver a alguien de una forma y de la contraria en momentos diferentes. Además, es sabido que en Gran Hermano el tiempo pasa más deprisa.

‘La última cena’, de Leonardo da Vinci

Esto que digo sobre las distintas caras que vemos en los demás en momentos diferentes me recuerda a algo que le sucedió a Leonardo da Vinci. La anécdota que voy a referir sucedió mientras pintaba ‘La última cena’, tarea que tardó seis años en completar. Al parecer, en esa obra las imágenes de los doce apóstoles y Jesucristo son retratos de personas reales. El pintor hizo una especie de casting para ir eligiendo los modelos. Primero seleccionó su Jesucristo, para quien buscaba alguien con una personalidad inocente y pacífica, al tiempo que bien parecido. Quería que fuese un rostro libre de los duros rasgos que deja la vida intranquila y en pecado. Seleccionó entones para ser modelo del Jesucristo de su obra a un joven de 19 años.

Como digo, Da Vinci tardó años en completar su obra y el último rostro que hubo de pintar fue el de Judas Iscariote, el apóstol traidor. Comenzó la selección del modelo para dicho personaje buscando a alguien con una expresión dura y fría. Un rostro marcado por la decepción, la traición, la hipocresía y el crimen. Alguien le habló de un hombre que cumplía condena en una cárcel de Roma. Era un preso sentenciado a pena de muerte por múltiples robos y asesinatos. Vio en sus ojos rencor, odio y ruina. Era su hombre. Durante meses este preso disfrutó de un permiso para ser modelo de Leonardo en Milán. Cuando este dio la última pincelada a su obra pidió a los guardias del prisionero que lo devolvieran a la cárcel.

Del estudio de Leonardo salía el hombre que había servido de modelo para el Judas de ‘La última cena’. Entonces se zafó de los guardias que lo custodiaban para correr hacia el pintor gritándole: “¡Da Vinci! ¡Obsérveme! ¿No reconoce quién soy?”. Este le miró con el mismo detenimiento con el que llevaba haciéndolo meses y respondió: “Nunca te había visto hasta que te visité en tu celda de Roma”. El prisionero levantó los ojos al cielo, cayó de rodillas y en un hilo de voz dijo: “Mírame de nuevo: soy aquel joven cuyo rostro escogiste para representar a Jesucristo hace seis años”.

Óscar parece estar olvidando a las personas que estuvieron junto a él

Todos podemos ver de forma diferente a alguien dependiendo de lo que le esté tocando vivir. En el caso que nos ocupa, la pregunta sería si estoy viendo tan distinto a Óscar porque lo miro con otros ojos o porque él está viviendo la experiencia de manera distinta a como lo hacía semanas atrás. Entonces sufría las burlas y la indiferencia de la mayor parte de sus compañeros. Ahora le veo acomodado, feliz de haberse ganado la confianza de quienes fueron sus verdugos.

Tan cambiado veo a Óscar que parece olvidarse de las personas que estuvieron junto a él, aquellos que entonces le tenían siempre que le necesitaban y a los que ahora da la espalda en alguna medida. Personalmente, cambiaría las conversaciones de madrugada que ahora mantiene Óscar con Ruvens por las que tenía hace poco con Daniela. Apenas veo ya juntos a Óscar y Daniela. También cambiaría el Óscar convenido que disuade a Maica de optar a ser ‘minisúper’ por aquel que se convertía en su director de campaña in pectore.

Edi y Violeta tendrán su hora sin cámaras esta noche. Ya he dicho que el momento para hacer esa petición me parece oportunista a más no poder dado que él está nominado. Pero lo que más me llama la atención es ver a Jorge días atrás haciendo unos esfuerzos ímprobos por lograr que Violeta se quitase de la cabeza ir para adelante con esta historia. Más aún desde que conoció la intención de pedir una hora sin cámaras. No dudo de que los consejos de Jorge sean bienintencionados, pero es el menos indicado para aconsejar a Violeta en este asunto.

Moleskine del gato

En el vídeo de hoy hablo de la estrategia de confrontación de Ruvens y lo que dice Sun Tzu en ‘El arte de la guerra’ sobre las mejores victorias.