La casa da un vuelco

La expulsión de Elsa y la evidencia de que Óscar es querido aquí fuera han provocado que la casa de un vuelco. En tiempo récord, con tan solo unas pocas horas para que se note, el cambio ha sido radical. Óscar ya no es el apestado que era hasta el pasado domingo, Edi vuelve a poner su mano sobre la espalda o la pierna de Violeta y, para más inri, en el ‘Tribunal de los oficios’ Mayte terminaba sin una sola medalla colgando de su cuello en la elección del ‘minisúper’, como ella lo llama. El golpe de mano ha sido pacífico e incruento. Maica era elegida por 11 de sus compañeros y Javier por 3. Solo Ruvens le daba su imaginaria medalla (ahora que son 18 no tienen suficientes) a Mayte, aunque aclarando que era solo para que no se fuera sin ninguna porque pensaba dárselo a Javier. O sea, se trataba de una medalla de consolación.

Cómo será el cambio experimentado en la casa que en el Última hora le confesaba Elsa a Frank Blanco que le estaba decepcionando Ruvens porque ahora parece estar de buen rollo con Óscar, después de haberse pasado días intentando ridiculizar a ese compañero. En este vuelco la casa parecía a punto de dar varias vueltas de campana cuando antes de elegir a un nuevo ‘minisúper’ arremetía Javier contra Laura en respuesta a la chulería de esta. Dijo Laura: “Yo lo tengo claro: salga quien salga de la cocina no me mueve ni yo ni mi gente”. “Entonces para que mierda votamos”, respondió Javier tras golpear con su mano la barra de la cocina. El lío estaba armado.

Laura pretendía perpetuarse en la cocina

Que Laura pretendiera perpetuarse en la cocina no me resultó nada raro. Lo he visto antes en infinidad de ocasiones. Lo extraño hubiera sido que todos callasen, reacción más que probable en semanas anteriores. Pero la casa ha dado un vuelco (no sé si lo he dicho ya) y ahora las cosas son distintas. También debo decir que contestó quien menos esperaba que lo hiciera. Javier ha sido un concursante que hasta ahora se había llevado todo al terreno del humor. Cuando el sábado protagonizaba Elsa el episodio de la percha, Javier quitaba gravedad al asunto diciendo: “¡Pero todo esto por una percha!” en ese tono tan gallego que al oído suena dulce y conciliador. Pero anoche Javier sacó el carácter y lo entiendo. Óscar apoyó al gallego porque uno de los objetivos de poner a Maica a repartir las tareas era cambiar a los cocineros. Mayte, por su lado, criticó las formas de Javier. Mayte hablando de las formas, es que te tienes que reír.

Ni siquiera dio muestras Laura de aceptar las disculpas que poco tiempo después le pedía Javier, según él “de todo corazón”. No había pasado nada grave como para pasar tanto rato llorando. Ni siquiera quiso responder al ‘súper’ al comienzo del ‘Tribunal de los oficios’. Es cierto que la reacción de Javier sorprendió por inesperada y algo sobrada de energía. Laura se justificó después diciendo que estaba hablando en broma, pero a mí me pasa como a Javier: no capté el tono de broma. Es más, no me creo esa improvisada salida de Laura. Desde luego, como broma carece de gracia por completo.

En lugar de poner excusas, Laura debió darse cuenta de que no procedía esa prepotencia. Imposible que los nuevos candidatos (Javier era uno de ellos) aceptasen una imposición como esa. Y es que lo de considerarse intocable como cocinera es cosa de otros tiempos. Ahora la casa ha cambiado. Igual tampoco ha pensado Laura que la idea central de ganarse a los compañeros desde la cocina se basa en compartir a través de la comida. Ganarse el respeto y el cariño de los demás no depende solo de lo que se cocine, sino de lo que se esté dispuesto a compartir con el corazón. Por ejemplo, facilitar la alternancia en la cocina.

Hasta qué punto tendrían sus habitantes ganas de no volver a elegir a Mayte como ‘minisúper’ que aprovecharon todos la breve campaña electoral que le montó Óscar a Maica para depositar en ella su confianza. Ruvens también quería disputar ese puesto, pero al final pactó con Javier retirar su candidatura a cambio de darse apoyo mutuo en este asunto. El rostro de Mayte, extrañamente callada, lo decía todo. Estoy seguro de que daba por supuesto su reelección como ‘minisuper’. Mayte estaba tan segura de que nadie osaría quitarle el cargo como Laura de que no la sacarían de la cocina. Viven todavía en la casa antigua, la de antes del vuelco.

Edi, mucho más cerca de Violeta

Era previsible que Edi volvería a acercarse a Violeta tras salir Elsa. No ha esperado más tiempo y ayer mismo andaba de caricias mientras tomaban ambos el sol. Violeta empieza a parecerme menos lista de lo que aparentaba en un principio. O le da igual ocho que ochenta o debería haberse dado cuenta de que ese chico con quien tontea es altamente manipulable. Ha sido una marioneta en manos de Elsa (y Ruvens), aceptando sin rechistar que debía detener la evolución de su relación con Violeta. Esta tendría que ver con claridad meridiana que ahora vuelve a acercarse porque su ama ya no está.

La intención de Violeta parece ser pisar el acelerador al máximo, no vaya a ser que la casa de un nuevo vuelco y el panorama deje de serle favorable. Supongo que esa es la razón por la cual anoche llegaba a preguntarle a Edi si es mujeriego. Aunque después vino otra pregunta con mayor enjundia: “Eres pasional en la cama”. Con la conversación terminó descubriendo que puede ser un tigre en la cama, pero tiene corta experiencia, para su gusto. Ni esposas, ni atar a la cama, ni siquiera juguetes sexuales. No ha probado nunca ninguna de estas cosas. La cosa había empezado a ponerse caliente, pero creo que la bisoñez del gallego le bajó la lívido a Violeta.

Ruvens entona el ‘mea culpa’ con Maica

Laura también ha cambiado, aunque muy tímidamente. Sobre Elsa decía ayer: “Algo habrá hecho”. Se supone que algo aparte de lo de las mellizas, que comentaron como una posible causa de su expulsión, pero no les parece suficiente. En cuanto a Ruvens, por la noche entendí lo que dijo Elsa sobre él a Frank Blanco, de compadreo con Óscar mientras fregaba los platos. Antes ya había apreciado un par de movimientos mucho más visibles que el poco arriesgado comentario de Laura. Primero fue su queja porque muchos hayan pedido sus caprichos personales en la compra que hizo Laura y esta pudo satisfacer ayer. Sin embargo, él no ha pedido chocolate, su auténtico vicio, porque creía que las cosas personales eran por intolerancias y similar (como hablábamos ayer en el vídeo del Moleskine), sin pensar que también simplemente caprichos.

La maniobra de Ruvens que más a juego va con el vuelco experimentado en la casa es una conversación con Maica justo después de ser proclamada ‘minisúper’ y haber repartido las tareas, descabalgando a Laura y su gente de la cocina. Ruvens se la llevó a la lavandería y ahí entonaba el ‘me culpa’ porque no reaccionó bien el domingo en el conflicto de la prueba del avión. Maica se subió a hacer sus kilómetros mientras todos almorzaban porque después quería ducharse y lavarse el pelo para la gala. Los de la banda de Ruvens, con Vulcan a la cabeza, pusieron el grito en cielo porque pensaron que era una estrategia de Maica. ¿Cómo iban a tolerar otra estrategia que no fuera la suya?

Ruvens jugó todas sus cartas al argumento de que cuando se calienta dice cosas que ni piensa, ni siente. Ni siquiera se acuerda luego de lo dicho y ha de preguntarlo a sus afines. Peligrosa amnesia si fuera cierta, pero apuesto cinco contra uno que ese argumento era el envoltorio de su discurso, una forma de servir bien empaquetadas sus particulares disculpas. A Ruvens le interesa ahora acercarse a Maica. No se le escapa dónde está el poder, aunque sea un poder de risa, como ese.

Moleskine del gato

En la segunda votación abierta durante el debate del domingo los votos ciegos a cada uno de los 18 concursantes dan un resultado bien distinto al de la primera votación. Mientras que la audiencia habría castigado indirectamente a Elsa condenándola a no formar parte del casting definitivo por decisión del 41,97 % de los votantes, ahora tenemos un resultado mucho más abultado. La segunda expulsión parece que será con un porcentaje de rechazo superior, alcanzando en estos momentos el 63,81 %. Ese porcentaje entre 18 concursante es tan alto que en una votación directa para expulsar posiblemente batería el récord de Nagore (GH 11).

De 1.903.473 de votos totales solamente 40.519 van para el menos votado. 9 concursantes no alcanzan el 1 % y otros 6 están entre el 1 y el 3. El segundo menos votado tendría el castigo del 9,56 % de votantes y el tercero de un 8,75 %. El segundo expulsado o expulsada de la semana será realmente vapuleado por la audiencia votante. Ni las encuestas más fiables, como la de Calcetineros, dan un resultado tan alto de rechazo al menos votado.

Y en el vídeo de hoy reflexiono sobre concursantes que socializan menos, pero son más observadores, como es el caso de Daniela. Y otros que conocen bien el formato y podrían leer bien el concurso, pero andan escasos de inteligencia emocional, como Ruvens.