Silvia entró en la casa oficial diciendo que vivía con Lucía, pero al día siguiente preguntó a su hermana si le ponía azúcar al café y poco más tarde afirmaba lo siguiente: “Yo en casa estoy sola, obviamente”. Su defensor en plató se agarraba a la nimiedad de que no había dicho que vivía sola, sino lo que dijo. Porque claro, puede no vivir sola estando sola. Cuadraría si su pareja fuera un ectoplasma, pero no es el caso de Lucía. Elsa pilló al vuelo el error de Silvia y fue a la sala de confesiones a compartir con la audiencia (nosotros) la teoría con la que ella explicaba la aparente contradicción de vivir con su novia y estar sola en casa. Acertó de pleno en todo. “No son novias, son hermanas”, dijo Elsa. Esto no hace culpable a Elsa de que Silvia fuera anoche “expulsada” fulminantemente.
Las reglas del juego estaban muy claras. Aquellos concursantes que han debido encarnar una identidad diferente a la suya de verdad tenían que guardar el secreto con gran celo. ¿Lo han hecho Nerea y Luis? No, pero nadie ha entrado en el ‘confe’ a decir que no se han conocido en la casa porque son novios. Maica se lo preguntó a ellos mismos directamente y debió de convencerle la respuesta negativa. Ruvens anoche volvía a sacar una teoría que siguen manejando con una conjetura más. De acuerdo que Nerea llamó a Luis por su nombre y no dijo Diego, pero nadie lo ha comentado en la casa, de lo cual se deduce que no se dieron cuenta. Han tenido suerte. Los casos son distintos, de no ser así Luis, Nerea o Violeta habrían sido igualmente “expulsados” de manera fulminante.
Silvia comete su error delante de al menos seis de sus nuevos compañeros, entre los que estaba su hermana. Algunos mantenían conversaciones paralelas y no la escucharon. Otros no tuvieron la astucia de pillar un detalle en el que Elsa si reparó. ¿Es Elsa culpable de los errores de Silvia? Evidentemente, no. ¿La convierte en una traidora que vaya al ‘confe’ a explicar sus conclusiones? En absoluto. Como espectador agradezco que comparta conmigo todo aquello que le haga sospechar. Elsa no tiene por qué saber si pasa algo en caso de que descubran la trama oculta de un compañero. No sabe, por tanto, que compartir con la audiencia sus teorías traería graves consecuencias para las mellizas. En este caso para Silvia. Podía suponerlo, pero no tenía constancia de ello en absoluto.
Es una falacia preguntarse por los beneficios que Elsa esperaría encontrar expresando su teoría. La vasca lo que está haciendo es jugar. Para eso está ahí dentro, para jugar. Y no siempre se juega para ganar un premio. A veces se juega por jugar, como hacen los gatos si les das una goma elástica (pruébenlo si hace poco que tienen un gato y no han descubierto aún cuál puede ser el mayor divertimento de un gato). Elsa podría pensar, si acaso, que el espectador quiere verlos jugar. Y esto consiste en ganarse al espectador en cuyas manos está el destino de los concursantes.
Tanto si Elsa lo hizo pensando en lograr algún beneficio en el juego como si lo hizo simplemente por jugar o comprometida en dar al espectador lo que pide, ni está siendo una traidora, ni es mala persona por esto. Tal vez haya otros motivos para decir tales cosas de esta concursante o de otros. Pero no por esto porque su compañera es una rival a la que debe derrotar para poder ganar. Esto es un concurso, no un campamento ni unas jornadas de confraternización. ¿Quiere el espectador que no jueguen? Yo no. Quiero que lo hagan, como llevo defendiendo desde hace casi 25 años.
Puede sorprender mi defensa de Elsa, pero digo simplemente lo que pienso. Otra cosa es la opinión que tenga de esta concursante por otras cosas, pero por esto no merece las críticas que se le están haciendo. Para terminar mi defensa diré lo siguiente: tampoco considero una cobardía que no contase en la casa su posible papel definitivo en la expulsión de Silvia. Se lo debería agradecer Lucía porque si lo hiciera la estaría delatando también a ella. Los concursantes no conocen la razón de esta expulsión y a Lucía le han pedido que continúe con el engaño. Es decir, debe seguir manteniendo que Silvia es su novia y, por supuesto, no puede revelar la existencia de la otra casa. Otra cosa es que en el ‘confe’ no mencionase su papel en la historia hablando con Jorge Javier, a saber por qué.
Esta es una de las historias más repetidas en Gran Hermano: creer que intentar ganar la partida es desleal. No veo que lealtad le podía deber Elsa a Silvia, a quien conocía desde hacía solo unas horas. Y aunque hubieran convivido durante más tiempo, son rivales en el juego. Nadie entendería que se llamase desleal a quien gana una partida de póker o un parchís. Elsa ayer le comió una ficha a una compañera y ni siquiera se contó veinte. Más bien al contrario, se ha granjeado más enemigos de los que ya venía teniendo entre los espectadores. No hace otra cosa que lo debido: jugar. Quien estando en un juego decide no jugar sobra. A mí me puede sobrar Adrián, pero en absoluto Elsa. A pesar de todo lo malo que he podido decir de ella esta semana.
Debería tener cuidado Lucía porque anoche decía ante todos sus compañeros que posiblemente a su hermana se le escaparía algo que no debía decir y por eso está en la calle. Creo que no ha entendido nada, porque debe seguir manteniendo el engaño, como dije antes. El castigo a Silvia no es tan grave porque solo regresa a la casa espía. Será por poco tiempo. El domingo Ion Aramendi nos explicará los siguientes pasos del plan de Gran Hermano. Y pronto terminará el doble juego, descubriéndose todos los engaños. Ignoro si también conocerán la existencia de otra casa, pero veo posible que sea así porque hay al menos cinco concursantes que lo saben, hayan convivido o no en la casa secreta.
Los concursantes nominarían según una lista de condiciones adelantada en redes sociales según fueran cogiendo el teléfono, sentados todos alrededor de la mesa del comedor. Así quedaron estas especiales nominaciones:
1 (Nominación directa) – Laura (nominada directamente) > Nerea (1), Diego (2) y Lucía (3)
2 (Salvación) – Violeta (salvada e inmune) > Maite (1), Elsa (2) y Adrián (3)
3 (Nomina normal) – Nerea > Maite (1), Adrián (2) y Elsa (3)
4 (6 puntos a la cara) – Maite > Diego (6)
5 (Veto y nomina normal) – Edi (veta a Lucía) > Nerea (1), Diego (2) y Lucía (3)
6 (Nomina normal) – Elsa > Nerea (1), Lucía (2) y Diego (3)
7 (No nomina) – Maica
8 (Nomina normal) – Ruvens > Lucía (1), Diego (2) y Nerea (3)
9 (Se nominan entre los 3) – Diego > Vulcan (2); Vulcan > Diego (3); Adrián > Vulcan (1)
Los nominados de esta semana son Laura (nominada directa por coger el teléfono la primera), Luis, Lucía y Nerea. En las tres tandas de nominaciones que llevamos hasta ahora Edi es el único concursante que no se ha llevado ni un solo punto. Ayer rompieron esa racha Adrián y Elsa. Me llamó especialmente la atención la incoherencia demostrada por Edi, quien vetó a Lucía, impidiendo así que nominase, con el argumento de que llevaba poco tiempo para conocer a sus compañeros. Pues bien, luego metía a la melliza tres puntazos. De manera que ella no conoce todavía a sus compañeros para saber cómo son y poder nominar, pero él sí sabe cómo es Lucía para poderla dar su nominación de más puntos.
Antes de la expulsión los porcentajes ciegos estaban así: 38,9 %, 39,7 % y 21,4 %. El sorpasso producido era entre Juan y Óscar, no sé en qué sentido. Tampoco tiene gran importancia porque nada hubiera cambiado sin este sorpasso. En todo caso hubieran salido estos dos concursantes.
Maite casi me chafa el parecido razonable de hoy llamando “Ratatouille” a Óscar. En realidad, el parecido es con el personaje Alfredo Lingüini, chef de la película Ratatouille.
Y en el vídeo de hoy hablo del pacto del vestidor, que tuvo lugar ayer jueves por la mañana y su importancia en la formación de nuevas alianzas en la casa oficial. También destaco la sinceridad de Óscar en la casa espía, no escondiéndose ante Vanessa.