Mientras la casa permanece tranquila, María y Marieta aprovechan para maquillarse juntas en el vestidor. El ambiente es relajado y parece que la calma reina en la casa antes de la tan esperada gala. Los concursantes, aunque nerviosos por lo que pueda ocurrir, se toman su tiempo para preparar su look para la noche, sin prisas ni tensiones visibles.

Mientras se preparan para la gala, Marieta, con una mezcla de calma y resignación, expresa estar segura de que será ella quien se vaya esta noche. Aunque todos están especulando sobre la expulsión, ella parece tener claro que su futuro en el concurso llegará a su fin hoy. Su confianza en la situación refleja una aceptación del proceso, mientras la tensión en la casa sigue acumulándose La casa, en su mayoría, está en silencio, con todos concentrados en lo que está por venir.

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Los concursantes comienzan a arreglarse para la gala de esta noche, con Marieta y Maica maquillándose juntas en el baño, mientras Sergio y Marieta se encuentran en el sofá. Entre conversación y risas, discuten sobre la organización de las maletas y las posibles sorpresas de la noche.

Ambos se aventuran a hacer cálculos sobre una posible expulsión, analizando porcentajes y tratando de adivinar qué podría suceder. Sergio, convencido de que hoy habrá expulsión, menciona que "vende mucho" y atrae a la gente, por lo que creen que la noche podría estar marcada por esa sorpresiva salida. Calculan el momento exacto en que podría ocurrir, ya que, según ellos, "no tiene sentido que haya cuatro". Sergio, sintiéndose casi seguro de que será él quien se vaya, da instrucciones a María sobre cómo debe hacer su maleta: "Si algo te gusta, coge lo que quieras, así será para mí una sorpresa". La tensión y las especulaciones se apoderan del ambiente mientras se acerca la gala.

A María le hace gracia recordar la maleta que le hicieron sus compañeros la última vez que tuvo que salir de la casa porque además no se les olvidó un detalle. Un acto que, según ella, nunca olvidará, mostrando su sentido del humor ante la situación.

Mientras tanto, los compañeros se trasladan al vestidor. Marieta aprovecha el momento para quitarse el bigote frente al espejo, aunque rápidamente se siente avergonzada, sabiendo que se estará viendo en el directo. Sergio, por su parte, aprovecha para ordenar su ropa con tranquilidad. Maica, en el baño, se maquilla, mientras el resto de los concursantes se toma un momento de descanso, en silencio, en diferentes rincones de la casa.

Después del susto que se llevó por el error técnico, Maica se ha hecho daño en el cuello y se muestra un poco incómoda. Mientras tanto, en otro rincón de la casa, Marieta y María se sumergen en cálculos sobre los votos de los exconcursantes y familiares. Ambas intentan predecir con qué equipo se alinearán, discutiendo posibles escenarios y especulando sobre el futuro de las votaciones. La tensión y las incertidumbres sobre la recta final del concurso se hacen más evidentes mientras todos siguen esperando lo que está por venir.

Marieta, animada, canta mientras ella y sus compañeros se encargan de limpiar la cocina. A Marieta y María les da algo de coraje que Sergio limpie con un cacito de agua y jabón, asegurando que así gasta menos. Las dos, sorprendidas, no entienden muy bien su método, y siguen con la tarea entre risas y comentarios.

Maica está en la cocina, preparando algo de comer, y su actividad rápidamente parece contagiar a sus compañeros Marieta, Sergio y María, quienes se animan a ocupar la misma zona. La cocina se llena de risas y energía mientras algunos cantan y otros se encargan de limpiar.

Sin embargo, Maica, tras un momento de alboroto, decide volver a la habitación. Allí, se queda pensativa, mirando por la ventana, sumida en sus pensamientos, mientras en la cocina el ambiente se mantiene animado.

Un problema técnico de sonido ha provocado un susto entre los compañeros Miguel y Maica, quienes, alarmados, se han sobresaltado por el inesperado fallo. Maica, rápidamente, menciona que deben mantener el contenido para las 24 horas, mientras que Óscar, con algo de humor, comenta que ayer ya hizo él "el directo" y que ahora les toca a los demás.

En otra habitación, Óscar se encuentra en silencio, tumbado en su cama, sumido en sus pensamientos. A su lado, Frigenti y Maica también comparten el mismo silencio, cada uno inmerso en sus reflexiones. La casa sigue en calma, mientras los concursantes procesan la tensión que crece con cada minuto hacia la final, sin una palabra que rompa la quietud de la noche.

La casa está completamente en silencio. En la habitación, Marieta, Sergio y María están tumbados, pero despiertos. Ninguno de ellos habla, todos se encuentran inmersos en sus propios pensamientos, cada uno procesando lo que ha vivido hasta ahora. La quietud del momento es palpable, mientras la tensión de la recta final sigue presente en el aire.

María, pensativa, imagina que ya habrán anunciado lo que sucederá esa noche y se pregunta si habrá una doble expulsión. Sergio, sin dudar, responde que no tiene sentido, y añade con seguridad que tanto él como Marieta son personas auténticas, algo que, según él, deberían valorar más.

Sergio, claramente frustrado, expresa que no entiende cómo los votos pueden ir a personas que disfrutan del conflicto o de las peleas, mientras que ellos, que se muestran genuinos, siguen en la cuerda floja. La incertidumbre sobre lo que depara la noche aumenta la tensión entre los concursantes.

Óscar regresa a la casa comentando las preguntas que le han hecho en el confesionario, junto con un alegato de por qué cree que debería ser el elegido.

Sin embargo, poco después, Sergio regresa del confesionario con una perspectiva completamente distinta. Critica el comportamiento de Óscar, destacando su aparente actitud de "buenecito" mientras está en el confesionario, algo que, según él, cambia cuando sale: "Va de buenecito en el confe y muy educado, pero luego saca el veneno que lleva dentro" .

Visiblemente molesto, añade: "Qué asco de dobles personalidades, qué asco de gente falsa" .

Marieta, preocupada por el alegato piensa que se vende muy mal como para defenderse en esa situación. Los ecos de la discusión siguen resonando mientras los concursantes se enfrentan a la recta final del concurso.

Mientras sus compañeros atienden la llamada del Súper y se dirigen al confesionario, Miguel permanece tumbado en la cama, sumido en sus pensamientos. En una casa cada vez más vacía y con la final acercándose, el silencio se convierte en su única compañía.

La tensión sigue en aumento en la casa. Óscar, indignado, le expresa a Miguel su hartazgo: "Si yo llego a decir lo que me han dicho a mí, me echan de España. Estoy de la hipocresía harto" . Señala que a Romina se la juzgó por situaciones similares e incluso se le dijeron cosas peores, pero que las consecuencias dependen de quién diga las cosas.

Con un tono seguro, insiste en que tiene experiencia analizando este tipo de programas: "Llevo comentando este concurso 20 años, sé analizar muy bien las situaciones" , asegura.

Sin embargo, la conversación se interrumpe abruptamente cuando la voz del Súper irrumpe en la casa, llamando a los cuatro finalistas al confesionario.

Muy buenas tardes, recibo el testigo de mi compañera y me pongo manos a la obra

La tarde comienza con Maica deleitando a sus compañeros con una de sus recetas dulces, un momento que aporta un toque de calidez a la convivencia.

Mientras tanto, en la habitación, Óscar conversa con Miguel sobre la discusión que tuvo con Marieta en la mañana. Siguiendo su análisis, Óscar imita a Marieta y critica su actitud: "¿De verdad lo que te he dicho es tan grave como para que hagas eso? Estás haciendo el papelón del siglo, solo que te he pillado" , expresa en tono irónico.

Además, deja claro que, si Marieta gana, la felicitará, pero no cree que merezca el triunfo: "Igual que le dije a Juan: me has ganado, pero no mereces el triunfo" ,

La casa sigue marcada por las tensiones de los últimos días, con opiniones divididas sobre quién merece llegar hasta el final.

En la cocina Miguel habla como si fuera Romina recriminando a José María que tanto guardar garbanzos, al final ahí siguen sin que nadie se los haya comido. "Estoy por hacer dos bolsas con toda la comida que sobra y llevárselas a plató", se le ocurre.

Maica empieza a hacer una tarta de queso: "hemos tenido un día un poco duro y así endulzamos la final". Miguel y Óscar vuelven al sofá de la suite y repasan la discusión que han tenido hoy con Marieta. "Si gana ella, la felicitaré porque es lo que hace una persona educada, pero le diré que no es merecedora del premio. Lo mismo que a Juan", dice Óscar. "¿Por qué no dices lo que has hecho de verdad? Dices: no he hecho nada y aún así te he ganado. Gracias a todos mis seguidores que hasta con la felpa te he ganado", dice Óscar que diría si fuese él Mrieta.

Y con esto, le paso el minutado a Emilio. Por mi parte, mañana más.

Maica va extasiada a la suite y saca a Miguel y a Óscar para que vean el limpiaparabrisas chiquitito que tiene la cámara de la piscina. A ellos no les parece tan mágico como a Maica, pero lo que sí hacen los tres es darse un abrazo bajo los copos. "Falta Romina", recuerda Miguel.

En la habitación azul María ha recordado los encargos de Marieta y en un silencio que les ha sorprendido después, Sergio y ellas dos han sucumbido al poder de la almohada.

"Universo, convierte estos copitos de nieve en votos para Maica, por favor", tenemos a Maica saltando en el jardín.

"Qué ilusión", dice antes de sucumbir a la plena locura. "Ahhhh", grita y ríe descontrolada. "¡Microbios congelados!". Luego tiene un arrebato de amor hacia la cámara y ahora lleva un buen rato diciendo "qué bonica, qué graciosa" mientras la cámara se pasa un parabrisas por el ojo.

Nieva. Maica llega indignada a la suite porque la mesa donde han comido María, Marieta y Sergio se ha quedado llena de migas y chuscos de pan y servilletas. "Ven a verlo", pide a Óscar. Óscar no quiere y en respuesta hace ver que nieva: "¿y si nos quedamos incomunicados una semana más?", amenaza.

Maica se va, aunque antes de irse deja una de esas afirmaciones un tanto inquietantes: "¿sabes que le pedí al universo que nevara?".

Óscar le explica a Miguel lo que más le preocupa de verdad. Dice que le corre prisa formar una familia y le pregunta a Miguel si él no quiere ser padre. Óscar parece estar dudando entre dos personas, pero le cuesta saber de quién habla hasta a Frigenti.

En la otra habitación María habla de Romina, Marieta de que no duermen tanto y Sergio de Óscar. "Pero él no te puede atacar con eso, porque él duerme", opina María de que a Marieta le haya dicho Óscar que duerme mucho. Marieta recuerda que también le dijo que veía desidia por su parte en las pruebas y repasa una a una: "no vayas a dar a entender que las pruebas no me gustan porque las he hecho todas".

Óscar va a empezar a hablar de algo, pero Maica irrumpe en la suite: "ay, qué bien huele", le dice a Óscar. Y le planta una botella de plástico llena de líquidos azules y aromas químicos en la nariz. Óscar huele y le pregunta a Maica si no prefería el verde. "No, éste huele a limpio, a superficie y a frescor", recita Maica acercándose a la nariz de Frigenti, que asegura que huele muy bien. Yo todavía estoy tratando de liberar la última sinapsis, que se me ha quedado bloqueada.

¿A superficie?