Desde que comenzaron su aventura en 'La isla de las tentaciones', Anita y Manuel se han convertido en inseparables. La novia de Montoya y el soltero VIP conectaron desde el momento en que se vieron y, desde entonces, cada vez están más cerca. Tanto que, en el último programa, pudimos ver cómo Anita invitaba a Manuel a pasar a su habitación de madrugada.
Después de pasar un rato charlando en la cama, ella le invitó a marcharse. Manuel salió pero, convencido de lo que iba a pasar a continuación, comenzó a hacer una cuenta atrás detrás de la puerta de la habitación de Anita. Al llegar a cero, la puerta se abrió de nuevo y ella le invitó a pasar: "¿Qué haces aquí esperando? Ven".
"Yo me iba a ir ya, eh. He dicho 'voy a esperar cinco segundos, si no aparece, me largo'. Me iba a ir ya", le decía él mientras entraba de nuevo a su cuarto y se tumbaba junto a ella que, ante su acercamiento, giraba levemente la cara. "Que yo no te voy a dar besitos en la boca, que te olvides. Que yo soy muy delicado para eso. Yo no doy besitos en la boca a cualquiera", le decía él.
"Yo te doy besitos en el cachete, el cuello, las manos, en los pies, en las orejas… En todos lados te los he dado ya, en la boca no", le recordaba mientras ella le decía que tampoco quería que eso ocurriera. "Que tú quieras o no es cosa tuya, pero no te los voy a dar. ¿Tú no quieres un beso en la boca, no? Pues ya está. Estoy súper a gusto aquí contigo, tranquilo. No te tengo por qué dar un beso en la boca, qué aburrido. Parece que tenemos 12 años, podemos hacer otras cosas mejor, ¿no?".
Y, precisamente durante esa conversación, ambos se acercaban una vez más, pero Manuel optaba por darle un mordisco. Inmediatamente, la luz de la tentación estallaba en Villa Montaña y despertaba a Montoya en mitad de la noche: "Qué locura, tío. Me he levantado porque la inseguridad me come. Una cosa es la fiesta, pero ya de madrugada… Huele raro. En tan poco tiempo pasar ciertos límites me parecería muy heavy".
En Villa Playa, Manuel daba a Anita una nueva oportunidad para que le invitara a dormir con ella: "No, si tú me dejas dormir normal, me quedo. Yo no voy a poner la cabeza para allá, los pies para acá… Olvídate. No lo voy a hacer. Tengo una cama arriba. ¿Me acuesto normal o me voy ya? Me acuesto normal". Y, en efecto, Manuel y Anita pasaban la noche juntos entre cariños. "Hemos dormido juntos, no hemos hecho nada", aclaraba la novia de Montoya a la mañana siguiente.
Cuando amanecía el nuevo día en Villa Playa, las compañeras de Anita alucinaban al descubrir que Manuel estaba en su habitación: "¿Qué ha pasado aquí? ¿Habéis dormido y ya está, no?", preguntaba Alba. "No tengo nada que decir", decía Bayan mientras les observaba desde la puerta.
"Manuel, nada más abrir los ojos, me ha dicho que qué guapa estoy hasta por las mañanas y eso a una le hace levantarse con ganas", comentaba Anita al equipo del programa. "Me estoy dejando llevar por lo que estoy sintiendo en cada momento y Manuel me ha cuidado bastante, la verdad", continuaba.
Durante el desayuno, los solteros invitaban a Anita a ponerse "al lado de su marido". Bayan se acordaba entonces del peluche que Anita tiene con la cara de Montoya: "Lo sacamos de la cama", decía ella. "Yo lo puse al lado para que mirara", añadía él.
Por otro lado, en Villa Montaña tienen claro que esa alarma iba a marcar un antes y un después: "¿Escuchasteis la alarma en la madrugada? A mí me despertó. Alguien ha pecado ya, tío", comentaba Montoya con sus compañeros.
No obstante, el novio de Anita confiaba en que no hubiera sido su novia la culpable: "De madrugada no se juega a las cartas, me temo lo peor de esa alarma. Pero evidentemente confío plenamente en que Anita no ha sido".
Tras una visita a Villa Montaña, Sandra Barneda acudía a Villa Playa con una caja en sus manos: "Ha ocurrido algo muy importante. Algo que puede afectar gravemente a una de vuestras relaciones. Uno de vuestros chicos se ha desprendido de un objeto que para una de vosotras tiene un significado muy especial".
Llegado el momento, la presentadora abría la misteriosa caja y Anita descubría que se trataba del peluche que lleva su cara: "No estoy entendiendo nada. Yo no venía aquí a esto. Él me tiene que mandar señales de que no me preocupe, lo que está haciendo es cargarse la relación. Viendo esto lo único que tengo es un niño de tres años. Yo quiero un hombre que esté a mi lado, me respete, me cuide y me dé mi lugar".