Al final de la noche, el ambiente en la casa es palpable, marcado por la incomodidad y la división. Mientras algunos intentan distraerse con las tareas, otros se aíslan en sus pensamientos, reflexionando sobre las tensiones que han ido acumulándose a lo largo del día.

Jorge, con su actitud relajada, parece haber encontrado una especie de refugio en su indiferencia hacia los conflictos. Laura, por otro lado, no puede evitar sentir pena por cómo han llegado las cosas, lamentando que la situación haya escalado a este punto.

Óscar, con su postura tajante, deja claro que ya no está dispuesto a seguir manteniendo relaciones con Maica y Daniela, lo que marca un punto de no retorno para él. Su declaración deja a todos en silencio, como si el peso de sus palabras hubiera dejado una huella más profunda de lo que parece.

Ruvens, aparentemente agotado por todo el estrés, termina quedándose dormido en el suelo del salón, ajeno a las conversaciones y tensiones que siguen en el aire. Mientras tanto, Maica y Daniela se mantienen apartadas, sin intentar forzar una reconciliación, dejando claro que aún no están listas para superar lo que ha sucedido.

Entre tanta coyuntura Óscar ve un buen momento para hacer la plancha, mientras saca el tema de la Navidad.

La noche avanza en silencio, con cada uno lidiando a su manera con el ambiente cargado de desconfianza y frustración. La calma parece ser solo una pausa temporal, mientras todos esperan, tal vez, un cambio o un giro en la dinámica de la casa.

Llegamos al final de la noche, por mi parte, yo me despido, hasta aquí el minutado de Gran Hermano.

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¡Feliz noche!

"¿Te has comido el chocolate?", pregunta Violeta a Edi, con un tono que mezcla broma y sorpresa. Edi, sin molestarse en disimular, suelta una carcajada que lo delata. "¡Es que estaba buenísimo!", responde, mientras Violeta lo mira entre divertida y resignada, sabiendo que no hay vuelta atrás con Edi y su amor por los dulces.

Óscar finalmente regresa a la mesa y se une a la cena, aunque su entrada no pasa desapercibida. En medio de las conversaciones, alguien menciona la discusión anterior, y Óscar, en su defensa, comenta con un tono entre serio y despreocupado: "Es que a veces digo cosas y luego ni me acuerdo." Su respuesta genera algunas risas, pero no disipa del todo el ambiente tenso.

Maica, por su parte, se muestra incómoda. Permanece en silencio, con la mirada baja, sin participar en las bromas ni en las conversaciones. La tensión en su rostro no pasa desapercibida, aunque los demás prefieren no mencionarlo.

Al rato, la conversación da un giro hacia un tema más ligero: la Navidad. Empiezan a debatir quién será quién en las posibles representaciones navideñas, y la energía del grupo cambia de inmediato. Entre propuestas para Reyes Magos, ángeles y pastores.

Por fin, la calma regresa a la casa. Durante la cena, casi todos los concursantes se reúnen alrededor de la mesa, compartiendo un momento de tranquilidad mientras disfrutan de las hamburguesas, las patatas asadas y el arroz como guarnición. Las risas y comentarios sobre la comida y los nuevos looks rompen la tensión del día, creando un ambiente más relajado.

Sin embargo, Óscar decide no unirse al grupo, ausentándose de la mesa. Aunque su silla vacía no pasa desapercibida, los demás prefieren centrarse en disfrutar de la comida y el momento de tregua. La noche avanza con una mezcla de sabores y un respiro para todos, de momento.

Tras la intensa discusión en la cocina, Violeta y Nerea se apartan para hablar entre ellas, visiblemente confundidas. "No me fío de nadie, tía", dice Nerea, preocupada. "Fíate de lo que escuchas tú, porque a veces cambian las palabras, lo que se ha dicho... Hay que guiarse por lo que se ve y lo que se siente, porque, de verdad, no sé a quién creerme."

Violeta asiente, compartiendo su incertidumbre. Ambas se sienten atrapadas en un torbellino de versiones y emociones enfrentadas, sin saber cuál es la verdad y temiendo tomar partido por el lado equivocado. El ambiente de la casa sigue tenso, y la desconfianza entre los compañeros no hace más que crecer.

En la cocina, la tensión estalla entre Daniela y Óscar. Él, visiblemente molesto, las acusa de ser malas y cizañeras, mientras Daniela, sin quedarse callada, le responde con fuerza: "Vas a quedar muy mal, porque eres un falso". La discusión rápidamente escala con ambos alzando un poco la voz, incapaces de ceder. Óscar dice que él tiene su versión y ella la suya.

El resto de los compañeros, testigos del enfrentamiento comentan con cierto fastidio: "No saben hablar como personas adultas". A pesar de los intentos por calmar la situación, la bronca sigue, dejando un ambiente cargado en la casa.

En medio del ambiente relajado de la cocina, surge un inesperado conflicto. Laura hace un comentario sobre las patatas, pidiendo que utilicen las pequeñas. Su tono, aunque no intencionado, parece molestar a Juan y Adrián, quienes intercambian miradas incómodas. Entre malentendidos y respuestas tensas, el ambiente se enfría rápidamente.

Laura, sintiéndose incomprendida, decide marcharse de la cocina sin decir mucho más. Habla con Ruvens contándole lo sucedido, en la conversación habla de la falta que le hace Manu...

En la cocina, Juan, Adri y Laura se reparten las tareas mientras preparan la cena. Juan, encargado de las hamburguesas, palmea la carne picada haciendo las raciones.

En medio del ambiente relajado, le pide a Adrián que pique los ajos. Adrián le pregunta a Laura, observando la escena, cuántos ajos; ella contesta que cuatro.

La idea de Juan de poner el huevo dentro de la carne no le hace gracia a Laura ni a Adri.

Edi, al ver el resultado final del corte de Violeta, la mira con una sonrisa y le dice: "Estás preciosa, de verdad. Después del estropicio que te hiciste, al final ha quedado muy bien." Violeta, aunque sigue un poco insegura, no puede evitar sentirse un poco más aliviada por sus palabras.

En ese momento, el super les llama a todos a cambio de pilas. 

Seguimos en el universo capilar;

Óscar, intentando animar a Violeta, le dice: "El corte te hace más joven, y la melena corta le da fuerza a la cara". Violeta, sin embargo, no se siente convencida.

A pesar de los halagos, empieza a pensar que ya no está tan guapa como antes. Se preocupa por lo que Edi pensará de ella ahora, sintiendo que tal vez ya no le va a gustar como antes. La inseguridad la invade, aunque trata de ocultarlo con una sonrisa forzada.

Ruvens le dice que tiene que darse tiempo para acostumbrarse o si no siempre puede quedarse calva, bromea.

Violeta, al mirarse sola en el espejo, no puede evitar derrumbarse. Las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos mientras observa su reflejo, sintiendo que el corte de pelo no ha salido como esperaba. Nerea, al ver su angustia, se acerca rápidamente para intentar consolarla, abrazándola con ternura.

Después de un rato de silencio y lágrimas, Violeta, entre risas y sollozos, dice: "Me veo como Dora la Exploradora", sacando una sonrisa entre todas. Finalmente, la tristeza se convierte en risas compartidas, aliviando la tensión del momento.

"Gracias, chicas, por arreglarme este destrozo", dice Violeta, aliviada, ya empezando a ver que su corte de pelo toma mejor forma. Les da un abrazo en agradecimiento, pero rápidamente añade: "Aunque la verdad es que me siento fatal... no me veo bien. Creo que he perdido toda mi gracia."

A pesar de su esfuerzo por sonreír, la preocupación sigue en su rostro, mientras las chicas tratan de consolarla, asegurándole que todo va a estar bien.

Ruvens es despertado de golpe por el sonido de una corneta que hace sonar el super. "¡Qué pesado eres, super!" se queja mientras se estira y hace movimientos de baile.

"Tampoco he dormido tanto... solo he descansado la vista", agrega con una sonrisa, levantándose lentamente y comenzando a acicalarse.

Maica y Daniela siguen echadas; "no me gusta que nos hagan burlas" dice Maica.

Juan y Luis también se animan a unirse a la sesión de peluquería. Juan le pasa la maquinilla a Luis, y así, la sesión de cortes de pelo se extiende por toda la casa "pareces una bola de árbol de Navidad" le dice Juan.

En el baño, Edi decide hacer una visita a Violeta para ver cómo va el asunto de su corte de pelo. Aunque sus intenciones son buenas, sus comentarios no parecen ayudar mucho. Entre risas y algo de caos, todos intentan ponerle solución, pero la situación sigue siendo un lío de opiniones y consejos no tan útiles.

Laura apoya a Violeta ante los comentarios de Edi y le dice que si quiere llorar o dramatizar, puede.

Óscar está inmerso en el asunto navideño. Habla con entusiasmo sobre los Reyes Magos, proponiendo quién podría interpretar a Melchor, y divaga entre bromas sobre ángeles y "Los ángeles de Charlie", arrancando alguna que otra risa a quienes lo escuchan. Mientras tanto, Ruvens disfruta de un relajante baño en el jacuzzi, dejando que el tiempo pase lentamente, mientras Luis se da una ducha rápida.

En otro lado de la casa, Maica y Daniela permanecen tumbadas en la cama, sumidas en una conversación cargada de melancolía. Hablan sobre todo lo que ha pasado últimamente, sintiéndose solas y desilusionadas, con la amarga sensación de que no pueden confiar en nadie a su alrededor. Un aura de tristeza envuelve la habitación, mientras intentan encontrar consuelo en su mutua compañía.

Maica siente que ella tiene la conciencia tranquila y no entiende cómo los demás la pueden tener también.

Daniela dice que solo se va a levantar cuando le llamen para cenar.

Laura y Ruvens disfrutan lentamente de una tarta, saboreando cada bocado mientras la ofrecen a los demás, pero nadie parece querer un pedazo.

Laura, con una sonrisa traviesa, le ofrece un trozo a Juan, quien responde que no puede porque tiene que empezar a cuidarse.

Laura lo mira con cierta incredulidad y le dice, medio en broma, medio en serio: "Ya verás lo que tardas en comerte unas galletas".

"Si tratar bien a una mujer es ser un calzonazos, pues soy un calzonazos", dice Adrián, respondiendo con firmeza a las bromas de Oscar y Ruvens, que se meten con él en referencia a Maica.

Adrián aclara que ella era su debilidad hasta que se fue a Italia, pero que después de eso, ya no lo es.

Oscar, despechado, sigue hablando de Maica y acusando a ella de mentir y de montarle "el cristo" a Adrián.

Maica y Daniela, echadas en la cama de la habitación, hablan sobre qué color de pelo le queda mejor a Daniela. Después de discutirlo un rato, ambas coinciden en que el color moreno le hace parecer más joven, aunque también le sugieren que debería sanearlo y dejar su color natural.

La conversación luego gira hacia los posicionamientos del grupo, preguntándose a quién deberían seguir o alinearse en determinadas situaciones.

Mientras tanto, en el baño, el equipo de rescate sigue trabajando en el cabello de Violeta, con la esperanza de arreglar el corte.

Laura, Jorge y Nerea se quedan con Violeta, dispuestos a arreglar el corte de pelo con la mejor de las intenciones. Con paciencia, tijeras en mano y muchas buenas palabras, se ponen a trabajar en lo que parece una misión difícil.

Entre risas nerviosas y consejos, intentan corregir el "destrozo" mientras Violeta, aunque un poco preocupada, se deja hacer, confiando en que el equipo logrará salvar la situación.

Ante el "destrozo" del pelo de Violeta, toda la casa, excepto Maica y Daniela, se reúne para ver el resultado. Cada uno tiene algo que comentar, desde risas nerviosas hasta comentarios poco útiles, que, en lugar de ayudar, solo parecen empeorar la situación. Violeta, entre risas y algo de frustración, escucha los comentarios mientras intenta mantener la calma.

Nadie parece estar de acuerdo en cómo debería haber quedado, pero todos siguen opinando, creando un caos de opiniones que no ayudan en absoluto...