La muerte de Albert Solà el pasado 8 de octubre es todo un misterio. El que durante décadas asegurara ser el hijo biológico de Don Juan Carlos de Borbón caía desplomado en un bar de La Bisbal d'Empordà, la localidad de Girona en la que vivía junto a su familia. Aunque todo parecía tratarse de una muerte súbita sin más complicaciones, lo cierto es que las casualidades no tardaron en salir a la luz.
Tan solo unas horas después de su muerte descubríamos que Albert Solà iba a ser el protagonista de la segunda entrega de '¿Quién es mi padre?', la emisión de un documental que sin duda iba a poner nervioso a más de uno. Son muchos los que ven en la muerte de Albert Solà una casualidad difícil de creer, y es que la teorías sobre la posibilidad de una muerte provocada cada vez cobran más fuerza.
Este programa ha tenido acceso en exclusiva a las imágenes de la cámara de seguridad del bar en el que Albert falleció, unas cámaras que sospechosamente fueron giradas media hora antes de su muerte evitando aquí que quedasen registradas las imágenes de su muerte. Unos minutos después de certificarse su muerte, la encargada del local volvía a colocar en su sitio la cámara, ¿casualidad?
Cuando este programa ha preguntado a la encargada del bar por este extraño movimiento de la cámara, la mujer contesta con una no muy convincente razón: "Yo soy la mujer del dueño del bar y a veces pues si tengo algún conflicto con él la quito". Los colaboradores del programa coinciden a la hora de expresar su asombro por esta decisión: "Es muy extraño que justo se gire la cámara antes de la muerte y de nuevo después".
Los amigos de Albert Solà con los que el presunto hijo del rey emérito pasó sus últimas horas aseguran que el catalán se encontraba en perfecto estado y que nada hacía sospechar que su muerte fuera inminente.
Carlota Corredera daba la noticia: el informe preliminar de la autopsia de Albert Solà asegura que el presunto hijo biológico del rey emérito murió por un infarto de miocardio. Tras este análisis del cadáver de Solà, la causa quedaría cerrada a no ser que la familia del catalán pidiese que se realizara una segunda autopsia, algo que según Carlota Corredera sería posible: "En el entorno de Solà el ambiente está muy encendido y se plantean seguir investigando".