Javier Santos ha recordado el desagradable momento en el que cuando solo tenía 13 años se vio frente a frente con el que para él sin duda es su padre, Julio Iglesias. Corría el verano de 1992 y animado por dos periodistas malintencionados, Javier acudió a una rueda de prensa que el cantante iba a dar en Valencia.
Su madre ya le había contado la verdad sobre su paternidad y Javier se presentó en aquella rueda de prensa convencido de que lo que iba a ocurrir no era para nada lo que finalmente pasó. Javier esperaba que Julio al menos le tratase con respeto, pero lejos de eso, el cantante dijo abiertamente y mirándole a los ojos que ese niño no era suyo.
El cantante incluso bromeó sobre las cientos de miles de demandas de paternidad que tenía, algo que dolió profundamente a Javier y que provocó que saliese de allí corriendo. Cuando Javier abandonaba el lugar se encontró frente a frente con el padre de Julio Iglesias, su abuelo, algo que recuerda con pavor:
"Vi delante de mí a mi abuelo, él me miró a la cara y no dijo nada, me sentí muy mal y salí de allí corriendo, aquello fue un trauma para mí, fue uno de los días más duros de mi vida, volví a mi casa llorando y sintiéndome profundamente solo".
Cuando María Edite contó públicamente que Julio Iglesias era el padre biológico de Javier Santos comenzó un auténtico infierno para él. En el colegio ya no era un niño más, era el objetivo de los periodistas que día a día tachaban a su madre de mentirosa en los medios de comunicación, el falso hijo de uno de los cantantes más famosos del mundo.
Javier recuerda con profundo dolor cómo odiaba ir al colegio y enfrentarse a sus tareas diarias como cualquier otro niño hacía, algo que para él era una auténtica pesadilla:
"Me pegaban, me daban palizas, me robaban la moto o me pinchaban las ruedas, odiaba ir a clase, odiaba el recreo, para mí era muy desagradable ir a la cafetería a comerme un bocadillo, era un camino de collejas y de insultos, siempre pienso que si mi padre hubiese actuado de otra manera todo habría sido distinto".