Rocío Flores continúa avanzando en su feliz historia de amor con Manuel Bedmar. Hace tan solo unos meses, decidía dar un importante paso en su relación e iniciar una nueva etapa mudándose a una casa con su novio. Una vivienda de ensueño en la que ambos crecen como pareja y de la que poco a poco vamos conociendo más detalles. En esta ocasión, la exconcursante de 'Supervivientes' y su chico han mostrado su impresionante terraza a través de las redes sociales y han conseguido sorprender a sus seguidores.
La casa de Rocío y su novio se encuentra situada en Málaga, ciudad en la que la hija de Antonio David Flores y Rocío Carrasco reside desde hace ocho años. Es de alquiler, tiene 70 metros cuadrados y está construido en una de las zonas más nuevas de la capital de la provincia homónima. La vivienda está cerca del mar, es amplia y bastante luminosa. Cuenta con un salón bastante grande, dos habitaciones, dos baños –uno de ellos en suite- y piscina comunitaria. También cuenta con una amplísima terraza que no habíamos visto hasta ahora y que ahora conocemos gracias a las redes sociales.
Más grande que muchos salones, la terraza de Rocío y su novio Manuel destaca por tener su particular zona 'chill out'. Con césped artificial en toda la superficie, la pareja ha optado por colocar en la misma varios sofás de mimbre y una pequeña mesa auxiliar, a juego con las butacas, para poder pasar tiempo al aire libre y celebrar todo tipo de reuniones.
Aunque no sabemos si una de las partes es cerrada o completamente al aire libre, de momento parece que no cuentan con ningún toldo o pérgola que les proteja del sol. Una solución que sí vemos, por ejemplo, en la casa de su vecino, y que ellos probablemente también necesiten adoptar para afrontar los duros y cálidos meses de verano en la ciudad de la costa del sol.
Más allá de los sofás de mimbre con mullidos cojines grises no parece haber ningún elemento decorativo más, a excepción de una enorme cabeza de Buda que se encuentra situada en la parte opuesta de la terraza. Una figura – que bien podría ser una fuente, que aporta a la terraza de Rocío y Manuel un punto Zen acorde con el resto de decoración de la casa.
No sabemos si Rocío y Manuel se han pasado al budismo o no, pero lo cierto es que parecen tener una clara obsesión por las figuras de budas. Además de en la terraza, donde impera esa impresionante cabeza que acaban de enseñarnos, cuentan con varias de estas figuras. Para meditar o simplemente como objetos de decoración, en la casa de la pareja descansa un pequeño buda junto a la televisión del salón, un tercero en un cuadro gigante que tienen colgado encima del sofá y un cuarto en el cabecero de su cama.