Rocío Carrasco está en un punto de inflexión de su vida. Tras ofrecer un testimonio que no ha dejado a nadie indiferente, la hija de Rocío Jurado afronta una nueva etapa en la que ha soltado las cargas que durante veinte años ha soportado. Cada semana, al frente de 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' se ha sentido un poco más libre y lo que le queda ahora es ver el futuro con optimismo. Algo que ya ha empezado a hacer y lo ha hecho muy bien rodeada de sus amigos.

En su renacer como ave fénix, Rocío Carrasco ha dado una señal clara de que todos los pasos que ha ido dando le han hecho ser más fuerte. Con su inseparable Fidel Albiac a su lado, la hija de Rocío Jurado y Pedro Carrasco ha acudido a una cena muy especial para celebrar una jornada de amistad y, sobre todo, el comienzo de una nueva vida. Esto lo ha hecho en compañía de dos personas que se han convertido en muy importantes para ella en los últimos tiempos: Carlota Corredera y David Valldeperas.

Dejando a un lado las formalidades y en esta ocasión con su melena rizada recogida y en vaqueros, la nota de color la ha puesto Rocío Carrasco en su mascarilla de colores entre los que no podía faltar el fucsia. Así han ido llegando todos y cada uno de ellos a esa celebración de la amistad a la que también se han unido otros miembros del equipo de la docuserie con los que la hija de la cantante ha tenido una relación muy estrecha en los últimos meses.

Con la ciudad de Madrid de testigo se han dado cita en un restaurante en el que no ha faltado uno de los apoyos fundamentales de Rocío Carrasco, su buena amiga, Anabel Dueñas. Todos ellos han derrochado complicidad y se les veía felices a pesar de llevar puestas las mascarillas. Tanto es así que a la salida del local se podía ver a la exmujer de Antonio David Flores pasar una conversación muy divertida agarrada del brazo del director de 'Sálvame'.

Precisamente este momento cómplice fue uno de los que captó la prensa a la salida y ante la prensa que de nuevo se interesó por ella y su historia, la hija de Rocío Jurado bromeó sin perder la sonrisa con un "¿os parece que he dicho poco? Todo bien, es lo único que te puedo decir", señaló ante las preguntas.

La otra persona que ha estado ahí y que tal como prometió, "no te voy a soltar la mano", ha sido Carlota Corredera. La docuserie para ella ha supuesto un antes y un después y ha forjado una amistad fuerte entre ellas. Su experiencia es que con el testimonio ha conocido otra realidad que no se había llegado a imaginar y ha hecho "un máster en violencia de género y otro en la falta de autocrítica en mi gremio". Con una camiseta fucsia en honor a todo lo que ha representado la conocida ya como marea rosa para las mujeres, la presentadora de 'Sálvame' acudió así a esta cita entre amigos.

Uno de los efectos colaterales del documental es la amistad que ya había y que se ha reforzado entre ellas porque Carlota Corredera se ha convertido durante varias semanas en la cara visible y voz del tsunami social que ha provocado el testimonio de la hija de Rocío Jurado. La gallega ha demostrado aplomo ante las cámaras y a través de este caso ha elevado la causa del feminismo para que se escuche más a las mujeres y la violencia que pesa sobre ellas.

Y ha empatizado tanto con el relato de Rocío Carrasco que no le ha importado discutir con todo aquel que haya puesto en duda la violencia que ella ha sufrido, tal como sucedió cuando estalló contra Antonio Montero por llamar a la hija de Rocío Jurado, "mala madre" o las contestaciones que a diario da a los que la critican en sus redes sociales.