Es una de las caras más conocidas de nuestro país. Patricia Pardo es una de las encargadas de cubrir la ausencia de Ana Rosa Quintana y junto a Ana Terradillos y Joaquín Prat forman el equipo perfecto para conducir 'El programa del verano'. La periodista, nacida en Santiago de Compostela lleva dos décadas en Madrid y diez de eso años en 'El Programa de Ana Rosa' (desde 2010). Toda una escuela informativa donde ha aprendido, se ha implicado y se ha convertido en la voz y cara habitual para trasladar a los espectadores los sucesos del día a día.
Se define como "muy perfeccionista". Algo que es "virtud y defecto" y de eso ha hecho gala en todos los puestos que ha ocupado hasta llegar a dirigir el matinal del verano. Desde su trabajo en 'Está pasando' (2008), 'Vuélveme loca' (2009) o hasta 'El buscador de historias' (2009) se ha crecido como colaboradora y reportera. Fue en el 'El Programa de Ana Rosa 'donde le llegó la oportunidad de ser copresentadora y ahí es donde su labor como conductora del espacio dedicado a los sucesos y tribunales le ha valido más de un reconocimiento.
Su labor informativa y contacto directo con las fuentes y autoridades le ha servido para obtener el premio de la Cruz Blanca al mérito policial por su cobertura en los disturbios de Barcelona. Patricia Pardo tuvo un detalle con los Mossos d’Esquadra al vestir en pleno directo una camisa del uniforme de la Brigada Móvil del Cuerpo Policial en los días en los que estos tenían un trabajo muy complicado y su experiencia informativa fue así premiada. Algo que le hizo especial ilusión porque coincidió con la estancia en Madrid de sus padres a los que no veía desde hacía casi un año.
A Patricia Pardo la hemos visto emocionarse en una conexión en directo con su hermana durante la pandemia. Es discreta, familiar y muy feliz en Taragoña, de donde es su familia materna. "Allí nuestro apodo, por un apellido antiguo es Os Peiteados", ha confesado en una entrevista reciente para 'La voz de Galicia'. Le emociona que cuando vuelve a su tierra se sigan acordando de ella, pero no como la colaboradora de 'El Programa de Ana Rosa', sino como "Patricia A peiteada" y le encanta cenar en la crepería de A Quintana con su hermana en Santiago. Su otra parada obligatoria.
Aunque ella se decantó por la comunicación, sus padres tienen un negocio relacionado con la moda. Ha vivido rodeada de prendas, perchas, alfileres, maniquíes y patrones, pero ella tenía clara su vocación de periodista y además manifiesta incansablemente que le encanta su trabajo. Junto a Ana Rosa ha hecho un tándem informativo que no solo les ha llevado este año a batir un récord de audiencia en las mañanas, sino también a cubrir todo tipo de noticias. Han dado el día a día de la pandemia y de los crímenes más mediáticos del país.
"Soy vehemente, de mecha corta, pero eso a ella le gusta. Empatamos bien", ha dicho sobre Ana Rosa y su día a día juntas trabajando. A pesar de compartir muchas horas al día con la reina de las mañanas, Patricia Pardo se ha caracterizado porque ha intentado siempre mantener su vida privada al margen.
De ella lo que se sabe es que además de ser muy familiar está casada con Fran Márquez, jugador de rugby, desde 2014 y que su debilidad son sus dos niñas, Aurora y Sofía con las que trata de compartir todo su tiempo libre.
Y, aunque es más fácil verle una sonrisa en la cara, en su papel de periodista de sucesos ha tenido que encarar momentos muy complicados. Noticias a las que nunca habría querido enfrentarse frente a la cámara como el caso de las niñas de Tenerife o el que más le impactó: el de la pequeña Asunta. "Pocos sucesos me van a estremecer más por su crueldad, por tocarme en mi tierra y por conocer a la víctima. Lo viví a flor de piel. Los abuelos de la niña eran clientes de la tienda de mi madre. Vivían en la misma calle", ha explicado en alguna ocasión.
Ante ese tipo de noticias que cubrir, Patricia Pardo saca su coraza para que no le afecten tanto, aunque confiesa que cada vez se le hace más difícil. "Yo antes era capaz de poner distancia con los temas, pero desde ahora que soy madre, y con niñas por el medio, me cuesta no empatizar ha añadido. Y no solo esa ha habido otras coberturas que todavía recuerda por la marca que le dejaron.
Un reportaje en Bulgaria sobre la venta de mujeres, del que admite todavía incrédula, "me llegaron a ofrecer un bebé que se llamaba Sofía y por eso le puse ese nombre a mi segunda hija", subraya y también tiene muy presente el descarrilamiento del tren Alvia. "Estaba de vacaciones. Había venido en ese mismo tren una jornada antes", puntualiza.
Y, aunque es feliz con su trabajo sabe muy bien desconectar con otras actividades que también le encantan. Una de esas aficiones es la de repostería. Le encanta meterse la cocina para preparar dulces. Como buena gallega, se le da muy bien hacer 'filloas'. "De mi abuela Aurora he heredado el carácter fuerte y el saber hacer las mejores filloas de Galicia", reconoce y también que por ella y el amor que le tiene bautizó a su hija mayor, Aurora con su mismo nombre.