Concursó en “Supervivientes”, ganó 'Gran Hermano VIP', fue colaboradora de Sálvame y estrella de las revistas del corazón por sus idas y venidas como novia de Carlos Lozano. Miriam Saavedra, la Princesa Inca, ha sido uno de los personajes fundamentales para comprender la televisión de entretenimiento del último lustro. Sin embargo, la ex del presentador lleva cerca de dos años alejada de los platós y los focos. Y es que su nueva vida como anónima le resulta de lo más apasionante.
Los dineros ganados en los platós y las revistas han permitido a Miriam vivir a cuerpo de emperatriz azteca. Basta con asomarse a sus redes sociales, donde atesora más de 200.000 seguidores, para ver lleva un estilo de vida muy acomodado: playas de ensueño, restaurantes exclusivos, capitales internacionales… La falta de proyección pública de la peruana no ha mermado en absoluto su nivel de vida.
La cuenta de Instagram de Miriam alterna fotografías en playas exóticas con otros parajes en muy lejanas latitudes del globo terráqueo, algo que ha generado más de un debate entre sus seguidores: o vive en un jet lag continuo o no siempre se encuentra en el lugar donde se ha tomado la instantánea. Lo que no cabe duda es que la ex anfitriona de locales de Quito tiene el pasaporte a tope de sellos y las tarjetas de puntos de los hoteles y aerolíneas más selectos del planeta a reventar.
A pesar de que ya no vaya a saraos o platós de televisión, Miriam sigue muy pendiente de su imagen personal. Resulta habitual verla compartir stories en los que acude a centros de belleza y estética o comparte con sus seguidores sus últimas adquisiciones de productos de cuidado para el cuerpo, rostro o sus mismos cambios de look.
Desconocemos si aprovechando el tiempo libre que le deja su vida de asueto, la ex de Carlos Lozano ha realizado algún curso de enología porque parece haberse convertido en toda una experta en vino. No son pocas las fotos en las que la vemos posar en diferentes establecimientos de hostelería sujetando una copa de blanco o tinto. La degustación de cócteles también parece formar parte del ocio habitual de la peruana.