Nagore Robles considera que está en una etapa de su vida en la que se encuentra “feliz”. Esto no quiere decir que siempre sea así, ella considera que el ser humano pasa constantemente por distintas fases, pero ahora se siente bien. La colaboradora de televisión ha concedido una entrevista para el canal de Youtube de Luc Loren en la que ha confesado cuáles fueron los problemas de su niñez que le han hecho “vivir de impulsos para poder sobrevivir”. Esos son, junto a otros varapalos que ha sufrido recientemente en su vida, todo lo que ha podido que superar gracias a la terapia, un recurso con el que ha logrado alcanzar una buena salud mental.
Considera que tiene “varias caretas” y que lo que vemos en televisión es únicamente una parte divertida de “las muchas Nagores” que hay dentro de ella. “No soy yo al 100% en televisión, si me contratan es para divertir y dar espectáculo”, admite.
Creció en una casa donde había “poca felicidad, poca educación, poco amor y poco respecto”. Y todo eso ha cargado una mochila con la que ha tenido que aprender el resto de su vida. “Una vez que se cruzaba la puerta, eso se quedaba ahí. Los familiares que estaban cerca sabían cuál era la situación, pero mi infancia fue horrorosa”, recuerda. Los momentos bonitos que vivió entonces son los que permanecen en su mente, pero el resto son situaciones “muy duras” que ha tenido que borrar de forma inconsciente para poder sobrevivir.
“Cuando salía de casa me ponía la careta de ‘todo está bien’ porque era lo que me habían enseñado. Nunca me permití a estar mal”, ha explicado Nagore a Luc Loren. Todos esos sentimientos que fue “tapando” explotaron hace un año, cuando su mejor amiga falleció tras luchar durante años contra un cáncer. “No supe qué me pasaba. No era capaz de conectar con lo que me estaba pasando. Pensaba que estaba preparada, pero los días de después sentía un vacío tan enorme que no entendía qué me ocurría”, ha contado la colaboradora. Y no se reconocía. Pero entonces recurrió a la terapia y llegó a plantearse estudiar psicología.
A lo largo de estos años ha aprendido a quererse. Esos momentos duros de su infancia le hicieron no saber valorarse, algo que comprendió con el paso del tiempo. “Siempre he sido muy insegura. Me hubiera encantado que me hubieran enseñado a quererme. Me hubiera encantando tener autoestima. Quiérete y acéptate todo el rato”, recomienda a todos aquellos que la estén escuchando.
A sus 38 años considera que por fin se está “acercando más a la mujer que quiero ser” y que se ha reconciliado “con esa niña que sufrió tanto y tuvo que hacer todo eso para poder sobrevivir”.