Por unas cosas u otras, Lydia Lozano siempre está en la palestra. Es la mujer del momento. El último frente que le ha puesto en el disparadero ha sido su enemistad y enfrentamiento con Antonio David Flores. Sin embargo, para olvidar esas tensiones, la colaboradora de 'Sálvame' ha acudido como madrina al nacimiento de un nuevo proyecto radiofónico, el podcast '¡Menudo Cuadro!' y, en esa atmósfera íntima con amigos, ha hablado alto y claro de sus compañeros, de las polémicas del momento, además de tirar de mucha nostalgia para recordar sus inicios en la profesión.
Solo con su recibimiento y saludo, Lydia dejaba claro que la que se sentaba era la mujer guerrera y desenfadada con la que todos se divierten mucho: "Ya que no tengo hijos habéis parido uno y soy la madrina. Todo un honor", ha admitido antes sus anfitriones y a partir de ahí, la que baila un chuminero cuando le da la gana y llora sin esconder sus lágrimas se ha mostrado tranquila y dispuesta a hablar sin filtros de todo. Así es como hemos conocido algunos episodios que la periodista nunca ha revelado y lo que más echa de menos ahora en la televisión.
Sin problema por lucir una peluca o por admitir que hay días que se le hace cuesta arriba ir a trabajar, Lydia ha confesado que le molesta que "el eje del mal le tache de tacaña" o que cuando en una encuesta va ganando le digan que tiene "a personas con el dedito votando". Es consciente del apoyo que tiene fuera y de los enfrentamientos que dentro genera. Pero, a pesar de que suele estar en el disparadero, que estos días su guerra con Antonio David se ha recrudecido y que confiesa que en 'Salvame'"allí nadie es íntimo de nadie", la periodista sí que reconoce que luego son una piña para muchas otras cosas. Desde cumpleaños, pasando por momentos personales delicados hasta a la hora de organizar una fiesta. Para eso Lydia lo tiene claro: "Todos se implican, somos una piña para eso".
Recordando sus primeros años de periodista, que los califica como "la etapa insuperable del corazón", Lydia ha hecho una revelación en este podcast al que iba como invitada y madrina y es que echa de menos entrevistar a actrices, escritores y otras personalidades antes que a los personajes de 'La isla de las tentaciones. "Me gustaría una Lola Herrera, Concha Velasco, Bibiana y mi sueño sería Verónica Forqué", ha contado y a raíz de salir el nombre de la actriz, Lydia ha recordado una divertida anécdota con ella:
"Estuve un día en la cárcel con Verónica Forqué y con el grupo Ketama. Fuimos para animar a los presos y, ¡cómo me lo pasé!. Son experiencias de la vida. De todas formas, yo iba mucho a Yeserías y a hacer reportajes como el que un día le hice a su directora que estaba amenazada por ETA y que me contó cosas de allí de película".
De sus vicios, viajes y salidas también ha hablado largo y tendido. Del barco al que ya no será más invitada por el problema de las fotos de este verano y de la amistad tan estrecha que tiene con Kike Sarasola: "Lo del barco es una pena porque el dueño es familia de Amancio Ortega, un hombre superdiscreto, pero ni a la mujer ni a los hijos les gustó que fueran fotografiados. Ellos se pensaron en un principio que era mi amiga Esmeralda la que subió el TikTok, la que llamó a la prensa y no fue así y me da mucha pena, pero bueno luego me fui en el barco de mi amigo Kike Sarasola que eso siempre es muy divertido".
Sin embargo, para mostrar su lado más cercano y por el que a veces también recibe críticas, Lydia ha admitido que no le importa volver la vista atrás si es para recordar sus años más gloriosos. "Yo he trabajado en los mejores programas, he estado con los mejores presentadores", pero a lo que añade que donde ha sido más feliz ha sido en la radio. "Me han dicho que soy una chupacámara sin saber que lo que más me gusta a mí es el micro de la radio, el estar en una pecera ahí metida en la que no ves a nadie y estás con tus noticias en la cabeza. Lo que yo he disfrutado en las radios no tiene precio".
Y lo mismo le pasa cuando se trata de organizar una fiesta o de estar con amigos bebiendo su bebida favorita: la cerveza. La propia colaboradora ha confesado en directo que no le gusta nada ir de compras, que siempre le dejan y que en la vida le han ido regalando muchos zapatos. Que tiene más ropa de la que puede ponerse y que las firmas se la rifan para que luzca modelitos, pero a ella lo que de verdad le llena y dice muy claro es que la que se considera buena amiga suya nunca le dirá "vamos de compras. Lo odio. Si es amiga me dirá siempre vamos a tomarnos una caña".
Lydia Lozano también ha aprovechado para defenderse y matizar la crítica a la que se suele enfrentar habitualmente de que es una enganchada al trabajo. Lo suyo "es pasión" tal como ella lo llama porque desde los 18 años es lo que ha hecho sin parar, aunque ahora también esté aprendiendo a disfrutar más del tiempo libre y a desconectar en sus descansos.