Hay un momento que todo padre recuerda cuando va a comenzar el verano. Esos días previos de ensayos, trajes e ilusión de los pequeños, porque tienen pendiente la actuación del colegio, y con ello ponen un punto final al curso. En ese mismo contexto de emoción y nervios se ha podido ver a Kiko Rivera que como cualquier padre y espectador ha disfrutado con la actuación de su hija Ana con la que cierra un ciclo.
Junto a su mujer Irene Rosales, la pareja esperaba tanto impaciente como radiante por el momento en el que su pequeña saliese a la pista. "¿Bailará como papá o @irenerova24?", se preguntaba Kiko Rivera y tras esta duda existencial el dj solo pedía que "¡por Dios que baile como la abuela!" en un guiño cómplice hacia la tonadillera.
En sillas de madera, con el patio decorado para la ocasión y con la ilusión "que sienten los padres con estas cosas", tal como él mismo ha escrito en su muro de Instagram, la pareja de 'GH DÚO' ha esperado que su hija Ana saliera a escena y, como era previsible, la pequeña no ha defraudado a sus fans que la han aplaudido mucho desde la barrera.
Tras el momentazo estelar a Kiko Rivera le faltaba tiempo para estrechar a su hija entre sus brazos y también hacer público de lo orgulloso que estaba: "¡Qué bien has bailado, vida mía y qué orgulloso haces que me sienta de ti". Padre e hija compartían un momento único que al hijo de Isabel Pantoja le hubiera gustado congelar y que también le habría encantado vivir a su madre.
El curso se ha terminado y Ana se va haciendo grande, aunque para su padre ella siempre será su pequeña: "Y recuerdalo por muy grande que estés, siempre serás mi Bebé", ha sido el tierno mensaje que le ha dedicado Kiko Rivera.
La hija mayor de Kiko Rivera y Ana Rosales puede presumir de haber heredado las tablas de su abuela. La pequeña Ana está siendo todo un descubrimiento y sus padres no se cansan de alabar sus cualidades tanto en público como en las redes.
Con desparpajo la niña se planta en un photocall y conquista a los fotógrafos o posa como una sirenita en la piscina ante la mirada enamorada de sus padres. De la forma que sea, Ana siempre logra admiradores y a Kiko e Irene Rosales se les cae la baba con su pequeña y con la gran familia que han construido juntos.