Iker Jiménez se pone al frente de una nueva temporada de 'Cuarto Milenio'. Ya son diecisiete años en antena y al presentador de Cuatro no le faltan fuerzas para seguir investigando y atreviéndose a tocar desde fenómenos paranormales hasta acontecimientos que han marcado la historia. Su entusiasmo por querer saber más parece inagotable y para él nunca son suficientes preguntas.
El punto de partida para este inicio de curso es de los que va a despertar mucha intriga y para el cuál ha habido muchas horas de investigación y estudio. A raíz de su observación sobre el covid, Iker Jiménez se ha lanzado con el documental, 'El Síndrome', que trata sobre la mayor crisis sanitaria por intoxicación alimentaria de la historia del país, asociada al consumo de aceite de colza.
Parece mentira que entre tantas horas de su impresionante trabajo de investigación, de no tener horarios para informar al espectador y de esas noches en vela recuperando los viajes a lo desconocido y la nostalgia en 'Milenio Live' a Iker Jiménez (y, a su mujer, Carmen Porter) le queden fuerzas para poder dedicar tiempo a sus otras (y más desconocidas) pasiones.
Ante lo que pueda venir que es de lo más incierto, Iker Jiménez prefiere estar bien preparado. Si hay un adjetivo que le describe a él y a todo lo que hace, ese es el de 'todoterreno'. De ahí que lo mismo un día está en la casa de Bélmez de la Moraleda, analizando la España negra a través de los rostros aparecidos en el cemento, que se lanza a buscar evidencias de que sí existió la Atlántida. Su capacidad es única para dejarnos siempre boquiabiertos.
Y para ratificar esto, destaca un hito con el que ha dejado sorprendidos en sus redes a miles de seguidores. El presentador de 'Cuarto Milenio' es un amante del boxeo. Tanta es su afición por sacar los puños a paseo que hay jornadas de lo más duras en las que el sueño vence finalmente al misterio.
No hay nada de oculto en el siguiente hobby del presentador de 'Cuarto Milenio'. Del tono serio y analítico que tiene en su programa o más familiar en las noches de 'Milenio Live', al periodista le cambia el rostro y se le dibuja una sonrisa increíble cuando se trata de hablar de fútbol. Es ahí dónde el otro Iker Jiménez entra en juego (y también en el propio terreno de juego cuando se pone).
El deporte rey es su otra gran pasión y, como no podía ser de otra manera, él no solo se ha informado, sino que también ha investigado todo lo que le que a este le rodea. De ahí que haya sido capaz de responder al mismísimo Florentino Pérez a su pregunta de por qué los jóvenes no se enganchan hoy al fútbol y también esté enseñando a otras generaciones el fútbol más vintage a través de su proyecto de Retrofútbol (que está relacionado estrechamente con la otra gran afición que viene a continuación...)
De madrugada, donde los fenómenos paranormales suelen darse y al amparo del sueño de otros, la nave del misterio de Iker Jiménez aterriza enfrente de una pantalla. El escenario de este peculiar cuadro nocturno lo completa un sofá, una botella de su refresco estrella y un mando que no es precisamente para pilotar la nave, sino para ponerse a jugar a su Retrofútbol. A partir de este santo momento comienzan a pasar cosas extrañas. Como si se tratase de una transformación en hombre lobo, el periodista adopta otra personalidad muy diferente a la que nos tiene acostumbrados.
Al igual que se ve en un exorcismo, Iker Jiménez empieza a chapurrear varios acentos, se viene muy arriba, grita eslóganes y comienza un pique tras otro con su cuñado, su compañero fiel de esas noches de gritar goles y de jugar a videojuegos sin límite. Se describe así el otro Iker, el futbolero que tiene una nave distinta y esta es la PlayStation.
Y como si se tratara de un hombre del Renacimiento, las inquietudes no acaban en lo ya anteriormente mencionado cuando se habla de Iker Jiménez. El periodista se ha acostumbrado tanto a poner banda sonora a sus casos de misterio (inspirados muchos en la música cósmica del músico francés Jean Michel-Jarre) que él mismo se ha lanzado también a la rama de la composición, una nueva faceta para la que (misteriosamente) también logra sacar tiempo.