Esta noche Ana Obregón se sienta con Bertín Osborne para abrirse en canal y contar cómo está viviendo el duelo por la muerte de su hijo Álex Lequio. La actriz y presentadora ha podido superar el trance gracias al apoyo incondicional de su familia: un clan bien estructurado que ha sabido arropar a Ana. Pero ¿quién es quién en la familia de la bióloga? Hoy conocemos en profundidad a los miembros de la saga García Obregón, desde sus hermanos hasta sus sobrinos, pasando por los padres que han formado esta familia.
El hermano mayor de Ana, Juan Antonio, se ha mantenido siempre al margen de los medios de comunicación. A pesar de la proyección mediática que siempre ha tenido su familia, ha vivido centrado en el mundo de la arquitectura y los negocios: A sus 69 años, cuenta con un estudio llamado Ego Internacional. Está casado desde 1984 con Marta Vázquez de Castro y juntos tienen tres hijos. Uno de ellos, Juancho, está detrás del éxito de las famosas gafas de sol Flamingo de las que su padre también ejerce de socio.
La siguiente en la saga familiar después de Ana es su hermana Celia, que también ha dedicado su vida al mundo de los negocios y la empresa y como Juan Antonio puede presumir de ser de las menos mediáticas del clan. Celia ejerce de presidenta de una de las promotoras inmobiliarias que montó su padre, Niesa S.L., aunque actualmente el negocio no pasa por su mejor momento.
Celia está casada desde 1984 con Ignacio Vega-Penichet López y en su juventud mantuvo un romance con Palomo Linares. Su única hija, Celia Vega-Penichet, se llevaba cinco años con el desaparecido Álex y fue una de sus mejores compañeras durante su tratamiento en Estados Unidos. Actualmente, trabaja en un bufete de abogados multinacional y, según desvelan sus redes sociales, tiene pareja y es una aficionada a los viajes.
El otro hermano varón de Ana es Javier, que también ha dedicado su vida profesional al mundo de la empresa y los negocios: durante años estuvo trabajando en la inmobiliaria familiar, aunque también ha intentado montar aventuras en solitario y desde 2017 es socio ejecutivo de Whizz Capital, una compañía dedicada a la gestión de activos inmobiliarios y patrimonio. En el aspecto más couché Javier ha sido conocido por su matrimonio con la modelo y presentadora ferrolana Paloma Lago con la que estuvo casado diez años. Actualmente está casado con la decoradora María Tevenet, con la que se comprometió en 2003.
Javier tiene tres hijos, dos con su segunda mujer y uno con Paloma Lago. Éste, que se llama como su padre, fue concebido por fecundación in vitro y a sus 25 años es un joven aventurero y deportista. Según podemos ver en Instagram, trabaja en una consultora de negocios, le gusta viajar y está profundamente enamorado de su chica, Eugenia.
La hermana menor del clan es Amalia, que también flirteó con los flashes ya que ejerció de modelo en sus años mozos. En los años 80 se casó con el célebre coreógrafo y productor televisivo Giorgio Aresu (el cerebro de “Sorpresa, Sorpresa”), y tiene dos hijas: Carolina y Amalia.
Carolina Aresu es toda una figura en el mundo de la hípica, ya que es una de las mejores amazonas españolas de la actualidad: Vive entre Madrid y Holanda y gestiona junto a su madre una empresa de estudios de mercado, Polimia Investments. Amalia, por su parte, ha seguido los pasos de su madre como modelo y también trabaja junto a su madre y hermana.
Este compacto y nuclear clan es obra de los padres de Ana y sus hermanos: Ana María y Javier. Ana María Obregón Navarro procede de una familia acomodada de la capital: Hija única del empresario Juan Obregón Toledo y de Carmen Rubio Arrabal fue una de las jóvenes más pizpiretas de la alta sociedad de la posguerra. Ana María fue toda una “mamá gallina” y basó su vida en las labores educativas y de cuidados de sus cuatro hijos. Ana María falleció el pasado mes de mayo a los 95 años.
Antonio García, el patriarca de la familia, se mantiene al pie del cañón a sus 96 años. Criado en una familia humilde, con 13 años comenzó a trabajar en una tienda del centro de la ciudad barriendo, fregando y llevando la cesta de los pedidos a los clientes, pero por la noche sacaba adelante estudios de arquitectura. Cuando se graduó empezó a despuntar y en 1969 pegó el gran pelotazo diseñando y construyendo “La Moraleja”, el gran barrio residencial de las afueras de Madrid. Este pasado invierno superó el COVID y vive tranquilo y atendido por sus hijos.