Finito y Keroseno entraron en GH Dúo como los concursantes más desconocidos, pero alcanzan la segunda semana de concurso como los grandes dinamizadores de contenido de la casa. Polémicos por naturaleza, esta pareja de hermanos ha conseguido polarizar la casa hasta el extremo y son los protagonistas de gran parte de los enfrentamientos y broncas que suceden en Guadalix. Pero… ¿quiénes se esconden tras sus llamativos looks y esos nombres tan pintorescos?
Sus nombres reales son Mario (Finito) y Pao (Keroseno) tienen 27 y 28 años respectivamente y vienen de Ronda (Málaga). Conocidos por el gran público tras su paso por un reality de aventuras de la televisión pública, sus performances cuentan con centenares de seguidores a través de las redes sociales. Un modo de expresión que no todo el mundo comprende y que llegó a provocar un ataque de ansiedad a Ana María Aldón, que llegó a expresar su deseo de abandonar y volver a su casa de Guadalajara.
La biografía de estos dos hermanos tan singulares cuenta con un punto de inflexión acontecido en 2010. En 2010, cuando tan solo contaban con 13 y 14 años, la madre de ambos se quitó la vida provocando un gran trauma para dos pre-adolescentes. A partir de tan terrible desgracia, los hermanos transformaron su dolor en un modo de expresión artística que colgaban en forma de vídeos para su canal de YouTube.
El fallecimiento de su madre no es la única vivencia cruda que han experimentado: tras el suceso vivieron de forma temporal con sus abuelos y su tío, que era adicto a la heroína e incluso se pinchaba ante ellos. Fue en aquella época cuando grabaron su primera creación: “21 días con un yonqui” en el que parodiaban el mítico programa de Cuatro. Keroseno también cuenta que padeció abusos sexuales por parte de un familiar, algo de lo que ha frivolizado sobre el escenario provocando reacciones diversas.
Rebeldes e inconformistas han encontrado una audiencia especialmente receptiva en el mundo gay. Keroseno salió del armario en su adolescencia y en 2020 empezó a plantearse dudas sobre su género. “Fue mi psicóloga la que me reforzó aún más la idea de usar el arte como ‘excusa’ para experimentar con el género, ya que no me terminaba de animar a usar complementos que siempre me habían llamado la atención, como tacones, maquillaje o faldas”, dice en una entrevista.
Finito, por su parte, siempre he visto las dificultades que ha tenido Keroseno por ser quien es y considera que “es genial saber que cada vez hay más gente que le apoya y que le defiende”.
Su fama empezó a despuntar hace tres años cuando se mudaron a Edimburgo, afinaron sus presentaciones y comenzaron a tratar con humor su trágica pérdida. Sus espectáculos en vivo combinan monólogos, canciones y performances surrealistas. Acumulan anécdotas de todo tipo: Los hermanos recuerdan con especial cariño una ocasión en la capital de Escocia cuando en el momento de salir al escenario fingieron haber perdido el USB de la música. “Entonces, comenzamos a pedir disculpas por el micrófono mientras fingíamos buscar en el suelo. La gente empezó a ayudarnos y a buscar por todos lados, hasta que finalmente fingimos que lo encontramos y todo el mundo se volvió loco”, dice Keroseno. También han realizado shows en Latinoamérica y, por supuesto, en España.
A pesar de que comparten gustos y aficiones cada uno tiene sus referencias propias: así Keroseno es amante de la copla y Los Morancos, Finito disfruta con el rap, las peleas de gallos y el humor de Jim Carrey.