Todo estalló hace unos días cuando Vladimir Putin anunciaba una operación militar especial en Ucrania para “desmilitarizar” el país. Varias explosiones advertían que así se iniciaba una nueva guerra y, a partir de ahí, todas las televisiones y medios de comunicación se volcaban en coberturas especiales para abordar esta información de interés general. En medio de ese ruido, furia y sinrazón aparecía una luz que, curiosamente respondía al nombre de Sol Macaluso, que se ha convertido en la voz y lo ojos de la guerra entre Ucrania y Rusia.
Su nombre desde hace varios días no para de sonar. Se la busca a través de Google y sus redes son el espejo de lo que está ocurriendo en el país del que todo el mundo está pendiente. A Sol Macaluso no le quitamos ojo y no es para menos. La corresponsal de Mediaset ha informado durante más de 24 horas ininterrumpidas del comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania.
Sus retransmisiones cargadas de humanidad nos han llegado al alma. Su terror visible en la tele frente al estruendo de las bombas y los llamamientos constantes a su familia para decir que está bien, frente a este abismo son la otra cara de la guerra. La joven reportera se ha hecho imprescindible como informadora en este conflicto armado a partir de que su testimonio periodístico nos sobrecogiera.
Con toda la carga que lleva, Sol Macaluso sorprende más todavía cuando responde el mensaje privado que le envío y me da su teléfono para que contacte directamente con ella. No le importa dedicar unos minutos, aunque tiene enseguida conexión para 'El Programa de Ana Rosa' u otra cobertura en directo. Ella saca como puede un hueco y nos atiende sin prisas.
Hablar con ella es estar sintiendo el horror, pero su voz transmite todo lo contrario. "Tengo la responsabilidad de ejercer mi profesión e informar de la mejor manera que pueda", nos explica por teléfono a Outdoor desde el refugio en el que en ese momento se encuentra. Ni el caos que se siente a través del teléfono, ni la falta de cobertura la detienen. A través de audios nos va contando cómo se pone a salvo cuando empiezan los ataques en Kiev y cómo es ese nuevo día que "tiene tan poco de rutina".
"Es todo muy cambiante porque la situación es impredecible", nos cuenta en exclusiva para Outdoor. Cuando hablamos con la periodista de nacionalidad argentina esta es su tercera noche de conflicto y la tercera en la que duerme en un lugar diferente. "Estamos viviendo momento a momento”, nos confiesa de lo que está siendo para ella una rutina de corresponsal imposible de definir en pocas líneas.
Frente a la preocupación y miedo que sintió al principio cuando vio que estaba en el centro de una guerra, ella misma se ha rearmado por "un compromiso con la profesión" para estar al pie del cañón y contar lo que está pasando en Ucrania en casi todos los programas de Mediaset. "Es mi primer contacto con una situación así para mí. Sé que puedo tener errores o que no lo haga de la manera más profesional siempre, pero juro que estoy intentando hacerlo lo mejor posible", nos dice con total sinceridad.
Precisamente esa visión con rigor y humanidad es la que ha enamorado a todo el mundo. A la periodista la hemos visto quebrarse al contar la petición que le ha hecho su guía de poner a salvo a su hija porque él tiene que defender a su país del conflicto ruso. Y no solo eso nos ha conmocionado. También en sus redes, Sol Macaluso ha reflejado desde el éxodo de los ucranianos huyendo de la guerra hasta cómo otros se quedan y son los que les están ayudando. "Hay imágenes que no me puedo quitar de la cabeza", nos dice, para a continuación, ponernos varios ejemplos.
La joven periodista no quiere dejarse ningún detalle en el tintero. Especial importancia tiene para ella lo que ha vivido en sus últimas 72 horas. La forzada partida de Stephan, su camarógrafo, ha sido un momento muy duro, tal como nos confiesa. "Ese abrazo que se dio con su mujer y el niño agarrando su peluchito para llevárselo pensando en que nos íbamos de excursión o ese intento de darnos la mano y mantener la compostura por el peque son algunos de esos momentos", nos explica Sol.
También tiene palabras de agradecimiento para los que se entregan sin condición en estos duros momentos. Frente al horror de la guerra y "la impotencia por no poder impedir tanta barbarie en el mundo", la corresponsal de Mediaset también está siendo testigo de verdaderos gestos de amor. Los ha visto en Victoria, la mujer que la refugió su primer día en medio de los bombardeos. "Ese abrazo con ella y la manera en la que lloramos las dos fue muy duro, pero a la vez consolador", cuenta acerca de esa imagen que también está en su retina. Inamovible.
La otra cara de la guerra la vive la periodista con el sufrimiento de los suyos. Sol Macaluso sabe que su familia está viviendo a través de sus ojos. "Mis padres están angustiados por la situación", nos explica. No es fácil para ellos esta tesitura, pero entienden su profesión y al aparecer en televisión eso les da un respiro porque en ese momento la ven que está sana y salva. Y, ¿qué pasa cuando no hay una conexión en directo? Que la corresponsal busca la manera de seguir en contacto con ellos.
"Cada minuto que tengo libre les hago videollamadas tanto a ellos como a mi hermana en el grupo del chat que tenemos para que me vean que estoy bien porque no es lo mismo decirlo a que te vean", nos cuenta Sol, que también tiene otros recursos, cuando las fotos y las redes sociales empiezan a ser insuficientes para los suyos.
La periodista nos dice en confianza que está haciendo partícipe a su familia de las rutinas cubriendo la guerra entre Ucrania y Rusia. Tanto es así, que si está ocupada, eso no impide que sigan en línea. Su truco está en dejarles la videollamada abierta y así ellos la ven trabajar.
"La pongo en silencio para que no se escuche cuando ellos hablan y les dejo ahí posicionados para que vean las pruebas de sonido, las pruebas de imagen, los minutos antes de entrar en directo y el directo también. A ellos les hace mucha ilusión verme trabajar y yo me quedo más tranquila porque me ven cuidada y bien", nos dice con naturalidad. La cualidad por excelencia que le ha convertido en la voz de la guerra en estas últimas semanas.