Julia Janeiro es, sin lugar a dudas, la mujer del momento. Una vez cumplida la tan esperada mayoría de edad, su rostro, sus exuberantes curvas al más puro estilo Kardashian y sus modelitos han acaparado los principales medios del corazón de nuestro país. Sin embargo, el camino de la hija de Jesulín de Ubrique y María José Campanario hasta convertirse en la influencer de éxito que es a día de hoy, no ha sido nada fácil. La joven de 18 años ha tenido que hacer frente a una durísima infancia, marcada por el acoso escolar.
Y es que detrás de esa aparente seguridad en sí misma y de esa personalidad a la hora de vestirse, maquillarse y comerse la cámara, se encuentra una niña muy sensible que ha sufrido mucho en su niñez. Lejos de lo que pudiera parecer, Julia Janeiro no ha tenido una infancia nada fácil y así lo ha desvelado la revista '¡Hola!'.
Aunque ahora es toda una mujer de armas tomar, con más de 146.000 seguidores a sus espaldas, lo cierto es que la vida de Julia ha estado marcada por un periodo sombrío que coincide con sus primeros años de escolarización. Y es que antes de ser toda una estrella de las redes sociales, 'Juls' (como se hace llamar en el entorno online) tuvo que hacer frente al acoso escolar del que fue víctima.
Aunque desconocemos si esta 'persecución' por parte de sus compañeros de colegio tuvo algo que ver con su fama a una temprana edad, cabe destacar que la ahora 'influencer' hizo su primera incursión el el mundo del corazón siendo tan solo una bebé. Una criaturita que, por cierto, ya apuntaba maneras en eso de posar ante los fotógrafos en su primera portada para la revista '¡Hola!', que llegó en julio de 2003.
Unos jovencísimos Jesulín y Campanario celebraban por aquel entonces su primer aniversario de bodas. Una celebración de lo más especial que la pareja quiso inmortalizar para la eternidad con el primer posado oficial junto a su hija, que hacía sus primeros pinitos ante la prensa luciendo un monísimo traje de color amarillo y abrazada con ternura a sus orgullosos papás, que solo tenían ojos para ella.
Tanto era así, que el torero y la odontólogo solo querían lo mejor para su hija y, como tal, decidieron que estudiara en un prestigioso colegio trilingüe de Jerez de la Frontera, concretamente en el Laude el Altillo School (donde también cursara sus estudios Isa Pantoja). Sin embargo, lo que parecía una apuesta segura de cara a fraguar el mejor futuro posible para su niña, lo cierto es que se convirtió en una etapa de horrores.
Tal y como ha citado la mencionada cabecera, tal era el sufrimiento de la pequeña, que tanto Jesulín como Campanario se vieron obligados a intervenir y tomar cartas en el asunto para encontrar una solución que terminase con el incesante 'bullying' del que era víctima su hija. Ese apoyo incondicional por parte de sus padres, no solo consiguió que Julia superase este complicado bache que la marcó de por vida, sino que estableció entre ellos una conexión de lo más especial.
"Adoro a mi familia y soy la persona que soy gracias a ellos. Son todo para mí y mi pilar fundamental", ha confesado recientemente la joven, que no podría estar más agradecida del esfuerzo que sus progenitores han volcado siempre en ella. Y es que gracias al cariño y al infinito amor que sus padres la profesaron, Julia logró salir a flote y superar aquellos años hasta convertirse en la mujer empoderada que es a día de hoy.
Además, Julia tiene otros muchos aspectos por los que dar gracias a sus padres, de los que ha heredado la afición por el mundo taurino y la pasión por las Ferias de Andalucía. Tanto es así, que la ahora influencer se ha dejado ver en varias ocasiones acudiendo al ruedo acompañada de su inseparable padre, quien también le ha llegado a dedicar a su hija alguna que otra faena entre el clamor del público.
Lo cierto es que Julia siempre ha sido una niña muy familiar y eso es algo que no ha cambiado con su mayoría de edad. Gracias al infinito registro fotográfico que existe de su infancia, podemos comprobar que, a pesar de esa delicada etapa marcada por el 'bullying', la primogénita de Jesulín y Campanario fue una cría feliz, que creció rodeada de amor y cariño por parte de su familia.
Divertida, curiosa, muy cariñosa y un tanto coqueta: así se mostró siempre en su niñez ante las cámaras que seguían -día sí, día también- cada paso que daban sus papás. Otro ejemplo perfecto de aquellos felices años de inocencia son esta tira de fotografías con las que podemos echar la vista atrás y ponernos nostálgicos recordando aquellos primeros pasos de la ahora superestrella virtual.
Desde vacaciones en la playa, pasando por emocionantes jornadas en el ruedo junto a su madre y sin perder detalle de la maestría de su padre, pasando por encuentros familiares junto a su tía, Beatriz Trapote, -a la que aparece mirando con ternura-, hasta divertidas tardes de juegos con su hermana, Andrea Janeiro.
Una relación que, por cierto, también ha estado en el punto de mira estos últimos días. Y es que han sido muchos los medios que se lanzaban a asegurar que las hermanas no seguían manteniendo esa estrecha relación. Sin embargo, nada más lejos de la realidad y así se ha encargado de desmentirlo la propia Belén Esteban.
A pesar de la delicada etapa de acoso escolar que vivió durante su escolarización, lo cierto es que la hemeroteca y el archivo gráfico no hacen otra cosa que demostrar que Julia Janeiro siempre ha sido una niña risueña y muy feliz. Ahora, una vez cumplida su mayoría de edad, la hija de Jesulín de Ubrique y María José Campanario se ha convertido en lo que ya pronosticaba aquella primera portada: en una auténtica influencer de los pies a la cabeza.