Carme Chaparro sale del 'armario médico': "Vivo con un zumbido desde que tengo memoria"
Acabas de hacer público a través de tu cuenta de Twitter que padeces la enfermedad de Ménière y claro, la noticia hoy eres tú...
Sí. No lo había contado antes pero no por ocultarlo, si no porque no había surgido hasta ahora, y ha sido a raíz de leer el artículo de 'El Confidencial', que me pareció muy bueno. Y la verdad es que ya me ha escrito muchísima gente en las redes sociales diciéndome que también lo sufre... Yo todo lo que sea visibilizar este tipo de enfermedades me parece muy bien.
¿En qué grado sufres esta enfermedad?
Yo, además de la pérdida de audición, tengo un zumbido constante, afortunadamente no muy fuerte. Si estoy hablando contigo me tengo que concentrar para escucharte. En un sitio donde hay mucho ruido, en un bar por ejemplo, no logro entender a la gente, así que me tengo que fijar en los labios o acercar mucho. Cuando hay ruido el pitido se distrae y se camufla con el resto de sonidos. No es insoportable, pero si hay silencio por la noche sí que siempre me acompaña el silbido. Yo el silencio total no lo conozco, no sé lo que es el silencio. Oigo siempre ese pitido absolutamente monocorte, plano. Si al menos fuera un ritmo musical... (Carme le quita hierro a su enfermedad, nos reímos).
¿Desde cuándo sufres este síndrome, este pitido y esta pérdida de audición?
Llevo muchos años con el síndrome de Ménière, me han hecho un montón de pruebas desde pequeña, he ido a muchísimos otorrinos y pasado por muchas perrerías desde que me lo detectaron, cuando tenía unos doce años.
¿Recuerdas cuándo te atacó la enfermedad, o has vivido siempre con ello?
Sí, oigo así desde que tengo conciencia. He convivido siempre con ello y no fue que un día notase un ruido, si no que pensaba que todo el mundo oía así. Fue en una revisión con el otorrino después de que me quitaran las amigdalas porque estaba constantemente enferma con amigdalitis cuando detectaron que yo no escuchaba bien. Ahí vieron que tenía una pérdida muy importante de audición en el oído derecho y empezaron a encajar las piezas.
¿Fueron las dos cosas de la mano, la pérdida de audición y el zumbido?
Sí, siempre he tenido ambos problemas, pero primero me detectaron la pérdida de audición. Yo del oído derecho oigo sólo un 35%, un 36% cuando me lo diagnosticaron, y hay algunas frecuencias que no oigo nada, y entre ellas están la del móvil y la del pinganillo. Y tardaron mucho en diagnosticarlo, pero sí, es síndrome de Ménière. Lo que no tengo afortunadamente son vértigos [que en ocasiones acompañan a esta enfermedad].
En el tuit que publicabas, decías que las noches son lo peor. ¿Cómo duermes con ese zumbido?
Te acabas acostumbrando. Intento dormirme con el oído izquierdo sobre la almohada, que no sé por qué me alivia un poco y bueno, yo tengo bastante insomnio, duermo bastante mal, pero como es algo de toda la vida, te acostumbras.
Y en el plano laboral, ¿cómo te afecta la enfermedad?
Pues mira, por ejemplo los pinganillos están diseñados para el oído derecho, no para el izquierdo. Entonces yo me lo tengo que poner un poquito al revés para que encaje y con una pequeña antenita que tiene hacer de tope con la base de la oreja para que no se me caiga. Tengo que hacer mis propios inventos (se ríe). Y luego, por ejemplo en una rueda de prensa tengo que prestar muchísima atención, más de lo normal, o si tenemos una reunión en la redacción, que es muy ruidosa, pasa que tengo que preguntar constantemente qué han dicho los de al lado... Pero sobre todo, más que el zumbido para mí el problema es la pérdida de audición.
Esta es la segunda vez que confiesas un problema de salud personal en tus redes sociales para dar altavoz a una enfermedad, lo hiciste con el dolor crónico hace unos meses...
Antes de que existieran las redes sociales e internet, cuando en Telecinco dábamos una noticia de salud, fuera la que fuera, se colapsaba la centralita de la tele. De hecho nos pedían que avisáramos para estar prevenidos, porque llamaban preguntando por tratamientos y asociaciones que habíamos nombrado en antena. Ahora todo eso se canaliza a través de las redes sociales. Yo no tengo que esconder nada, y al contrario, pienso que hacer públicas las cosas que nos pasan puede servir para concienciar o ayudar a otra gente, por eso decidí visibilizar mi dolor crónico: si puedo llamar la atención de alguien para que sepa que puede ir en busca de la unidad del dolor en su hospital, pues bienvenidas sean las redes sociales y bienvenida sea la salida del armario médica.