Carlota Corredera no se esperaba el grado de repercusión que ha adquirido el testimonio de Rocío Carrasco. La presentadora de 'Sálvame' asumió el testigo de estar al frente de 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' en el segundo programa y desde entonces se ha convertido en la cara que se emociona, que le duele y que defiende el que se haya hecho pública una historia que ha estado más de veinte años silenciada. ¿El motivo? El exponer en prime time la realidad de la violencia machista y el maltrato psicológico que cuenta la hija de Rocío Jurado y que puede ser de gran ayuda para otras mujeres.
La realidad es que desde que se iniciase el pasado 21 de marzo la docuserie con el caso de Rocío Carrasco, muchas cosas han cambiado: se han admitido errores en el gremio de periodistas por no haber contrastado ambas partes, fallos judiciales y el haber juzgado de antemano a una persona por su ausencia y su silencio. Algo de lo que también entona el mea culpa Carlota Corredera porque la presentadora también tenía una idea de la hija de Rocío Jurado preconcebida.
En una entrevista para 'El País', la presentadora de 'Sálvame' se ha sincerado y ha dicho todo lo que ha cambiado en ella durante estos meses: "Tenía los mismos prejuicios que todo el mundo: la imagen de niña consentida que fue rebelde", ha explicado. Unos prejuicios que la han perjudicado mucho, aunque la gallega con el tema de la maternidad siempre ha sido más sensible. "Nunca la he llamado mala madre porque desde que soy madre me niego a juzgar a otras. Seguramente, haber tenido a mi hija con 41 años me ha dado otra perspectiva".
Lo cierto es que escuchar las palabras y ver cada semana los gestos de dolor que han salido de la boca de Rocío Carrasco y la explicación a ello que se ha dado en el plató (en donde ha destacado el descubrimiento de la experta en violencia de género Ana Bernal-Triviño) ha servido para que Carlota Corredera saque sus propias conclusiones: "Con el caso de Rocío Carrasco se ha caído la careta del periodismo del corazón y la de la justicia".
Tal como ella misma indica, "desprevenida" le pilló todo esto al principio porque no conocía "la envergadura de las grabaciones", pero la reacción que vio después en las redes y de los políticos que intervinieron para dar su visión le hizo darse cuenta de que esta "historia de violencia sostenida en el tiempo" iba a dar lugar a algo mucho más importante.
"Ni en los mejores sueños de las feministas se pensó que ocurriría esto. Es una locura", expone Carlota Corredera y añade una realidad que ha hecho de este testimonio algo sin precedentes. "Ni todo el mundo compra libros feministas ni va a conferencias ni tiene la conciencia de lo que es la violencia de género o el machismo y este programa llega a todos los rincones de España", expone y de ahí que ella esté orgullosa de abanderarlo.
Esa implicación también le ha llevado a enfrentamientos, algunos de ellos en el propio plató de 'Sálvame'. Contra los negacionistas y argumentos machistas ha tenido que lidiar, pero para eso también tiene Carlota Corredera su explicación y no va mucho más lejos de la vida misma: "Lo que pasa en 'Sálvame' pasa en todo el país: no somos una isla. Hay gente feminista y mucho machismo, como en esta sociedad".
Lo que ella desea a partir de este testimonio es que haya un "propósito de enmienda" y que se reconozca que "el que calla no siempre otorga", así como muchos otros juicios que se han emitido a lo largo de los años contra la hija de Rocío Jurado. El participar en lo que se ha considerado como el 'Metoo es su otra alegría porque sabe de la repercusión y de todo lo que está ayudando a otras mujeres el hacer visible este caso.
Antes de su papel como presentadora de la serie documental de Rocío Carrasco, Carlota Corredera ya se había topado con los insultos y críticas: las medidas y la edad se le han puesto muchas veces de etiqueta a la hora de desempeñar su profesión y para ellos también tiene respuesta: "Todas las mujeres de mi edad saben lo que es el machismo. Todas. Entiendo que a los machistas les reviente mi perfil, pero no voy a pedirles perdón. Salgo en la tele, digo lo que me da la gana y no sigo un canon de belleza ni tengo la talla 38".
Para todos esos que cuestionan su papel y consideran que en esta caso no está siendo neutral, la presentadora de 'Sálvame' admite que le es imposible serlo con las cosas que se están sacando a la luz y que esa lucha comprometida por el feminismo le viene desde niña, alimentada por su propia familia. "Mi padre era muy feminista y apostó por mí siempre. Tengo un marido corresponsable, que es feliz con mis éxitos. Cuando tienes esa situación de privilegio, puedes o solo regodearte o pensar en las que no están como tú", aclara y por eso considera que para las que no están en esa misma situación este testimonio es tan importante.