El pasado martes 3 de marzo viví una tarde muy especial. Tres meses después de salir a la calle mi libro “Hablemos de nosotras”, seis mujeres a las que admiro mucho aceptaron mi invitación para participar en una mesa redonda que giraría en torno al feminismo y la igualdad. Qué buen rato pasamos. ¡Qué importante y terapéutico es hablar de nosotras!
Nos juntamos políticas como Adriana Lastra (PSOE), Vicky Rosell (Unidas Podemos), activistas como Marisa Soleto (Fundación Mujeres) y periodistas muy comprometidas con la causa como Ana Pardo de Vera (Público) o Ana Bernal Triviño, autora de libros imprescindibles como “No manipuléis el feminismo. Una defensa contra los bulos machistas”. Por si fuera poco, uno de mis referentes profesionales, la periodista de “El País”, Luz Sánchez-Mellado, accedió a que la charla discurriese al son de su batuta ágil e incisiva.
Bajo el título “Sola y borracha”, Luz firmaba horas después de nuestro aquelarre una columna en su periódico donde confesaba: “Soy feminista a mi bola. Sin haber leído a las clásicas. Sin saber qué coño es la cuarta ola”. Pues sí, ese feminismo también cabe y vale. Me parece importante recordarlo justo ahora que el foco mediático ilumina hasta el destello las fuertes discrepancias y el debate acalorado en el seno del movimiento feminista en multitud de cuestiones. ¿Abolicionismo o regulacionismo? ¿Pornografía sí o no? ¿Vientres de alquiler o gestación subrogada? ¿Ley de libertad sexual fetén o chapuza precipitada? ¿Pioneras históricas o chavalas queer? ¿Cis o trans?
Con todos mis respetos para todas las sensibilidades, corrientes y matices, permitidme que me centre en decir solo una cosa: el enemigo está ahí fuera. Y se frota las manos mientras le brilla el colmillo. Y come palomitas sin perder la sonrisa.
Pido también permiso para decir que desde que desperté al feminismo soy más feliz. Y también más libre. Este año asistiré por tercera vez a la manifestación del 8M. Sí, soy novata pero muy intensa. Ni un paso atrás. Por mis abuelas, por mi madre, por mis tías, por mis amigas, por mi hija, por todas las niñas. Por nosotras. Por todas. Feliz 8M.