La descubrimos como una auténtica luchadora en 'Supervivientes' y, al parecer, fuera del programa Aran Aznar ha tenido muchas más dificultades que superar. La sobrina del expresidente del Gobierno, José María Aznar ha dado una entrevista a 'Lecturas' desgarradora en la habla de sus episodios más duros.
Lejos de pensar que Aran podía tener una vida acomodada dada su procedencia ella misma lo ha desmentido y se ha sincerado como nunca dejando al descubierto un testimonio muy duro. Antes de 'Supervivientes' ya lo tuvo complicado, pero después de su paso por el reality los problemas se le multiplicaron.
De su infancia hay un episodio especialmente estremecedor para Aran Aznar y es el motivo de que no haya usado nunca su apellido paterno porque el hecho de solo recordar a su padre le produce dolor: "Mi padre biológico me violó con tres años. Mis padres se habían separado, tenían régimen de visitas y no me devolvió", ha contado por primera vez.
A ese impactante relato se unen una serie de dolorosos capítulos que se han ido sucediendo en cadena a lo largo de estos años. Por un lado Arán ha revelado que cuenta con una "crítica situación económica) a pesar de que parte de su familia sea multimillonaria: "He llegado a estar días sin comer y a pasar hambre". Una situación que en ocasiones ha sido llevada al extremo porque "he dormido en cajeros automáticos, en coches abandonados", según Aran ha narrado.
Por si no fuera eso suficiente drama, la exconcursante de 'Supervivientes' tampoco ha tenido suerte en este tiempo en el amor. Tras la salida del reality, la sobrina de José María Aznar dejó a su novio con el que llevaba diez años y esta cayó en una fuerte depresión. A partir de ahí la caída a los infiernos de Aran se precipitó. Primero por el consumo de drogas a consecuencia de su depresión y después por su nueva y tóxica relación.
"Llevaba tres años con un chico que me maltrataba física y psíquicamente. He recibido muchas palizas", ha contado por primera vez en público. Esto unido al empuje de su hija que fue la que alertó de que su madre tenía un problema de adicciones, lo que le hizo abrir los ojos a Aran Aznar y se pusiese en un tratamiento para darle a la vida una segunda oportunidad.