Fabiola Martínez tiene muchas facetas, pero la que le ocupa la mayor parte de su tiempo y es su total prioridad es la que corresponde al cuidado de sus dos hijos Kike y Carlos, nacidos fruto de su matrimonio con Bertín Osborne. Sin embargo, especial es la relación y más arduo su trabajo con su primogénito. De sus cuidados diarios y del papel que ella desempeña ha hablado en un acto en el ha reconocido que a veces se siente sobrepasada por el cuidado que requiere su hijo mayor: su duro testimonio
La modelo venezolana ha reaparecido para unirse a la Fundación Dental Española (FDE) y a la Sociedad Española de Odontoestomatología para pacientes con necesidades especiales (SEOENE). Fabiola Martínez sabe lo que es tener todo el peso de los cuidados diarios para un ser querido y por eso está volcada desde hace años en la Fundación Bertín Osborne para prestar servicio de apoyo y asesoramiento para que las familias no se sientan solas o desinformadas cuando les toca lidiar con alguna situación similar a la suya.
Su dura travesía en su papel como cuidadora y madre comenzó tras el nacimiento de su hijo Kike, su primogénito, que padece una parálisis cerebral debido a una listeriosis que ella padeció durante el embarazo. Un trabajo a diario a sus espaldas que hay días que se, le hace cuesta arriba tal como ahora misma ella ha contado. Fabiola Martínez ha reconocido que a veces se ve sobrepasada de que una persona dependa de ti al cien por cien.
"Me estoy enfrentando a cosas para las que no estoy preparada, pero yo creo que ningún cuidador está preparado si no es profesional. Mi reto es casi diario", ha explicado en este acto en el que ha contado la que es su gran realidad.
Entregada en cuerpo y alma al cuidado de su hijo mayor y permitiéndose también caer cuando la situación le sobrepasa, la exmujer de Bertín Osborne ha contado cuál es su terapia más eficaz en esos momentos en los que ve todo muy negro. "Llorar de vez en cuando, permitírmelo. Tú vas entrenando tu actitud, hay días malos obviamente, y hace mucho tiempo me daba con ese muro constantemente, el sentirme mal y no permitírmelo, pero eso también pasa factura a nivel salud".
Fabiola Martínez sabe por propia experiencia que para cuidar a otra persona, el cuidador tiene que estar bien, que también tiene que preocuparse por sí mismo. Eso es lo que a diario trabaja en su Fundación, aunque a veces ella misma lo olvide. "Cuando puedo, digo, cura de sueño. Cura de llanto también y me voy permitiendo ciertas licencias", ha contado ahora cuando se ve sobrepasada por la situación.