Jonan Wiergo ha tenido que acudir a urgencias de madrugada. Tras su reciente operación, el exconcursante de ‘Supervivientes’ recibía el alta, sin embargo, a mitad de la noche ha tenido que ir corriendo al hospital, donde ha ingresado y pasado la noche.
A través de sus redes sociales, el amigo de Adara Molinero, que después de muchos años sufriendo complicaciones respiratorias se animaba a operarse la nariz, ha recibido medicación vía intravenosa para paliar los fuertes dolores por los que ha ingresado y que no están relacionados con su intervención.
Sin embargo, la recuperación de ésta sí está siendo bastante dolorosa y la migraña que tiene, unida a los fuertes dolores que le han aparecido tras pasársele los efectos de la anestesia, se han juntado y vuelto insoportables.
“Vaya nochecita he pasado… anoche, a las 3 de la mañana, me desperté con una migraña horrorosa y si a eso le sumas el dolor que tenía por los tapones…”, comenta hablando de este problema crónico que arrastra desde hace años y que le incapacita en determinadas ocasiones.
Hace tiempo que Jonan no sufre una crisis migrañosa tan fuerte. La última vez que le ocurrió se produjo durante la época en la que vivía en Londres, donde sufrió un episodio con aura que le es difícil de olvidar. Han pasado 7 años de aquello y desde entonces, no ha vuelto a tener “este dolor de cabeza” tan fuerte.
Los pinchazos y el dolor que sentía hicieron que, “a las 3 y media”, Wiergo acudiese a urgencias, donde ha estado hasta hace varias horas “con goteros”. Para aliviar los dolores, también se le han “retirado ya los tapones” que le colocaron durante el posoperatorio de su cirugía de nariz, donde le han realizado una reducción de cornetes para poder respirar mejor y una corrección del tabique nasal, el cual tenía completamente desviado.
Jonan se encuentra ya en casa, descansando de esta terrible noche que ha pasado. Allí estará recuperándose de su insoportable dolor de cabeza, sin teléfono y a oscuras. Todos estos remedios ayudan a mitigar las molestas migrañas ante las que el cocinero no pierde el sentido del humor. “Me voy a encerrar en casa con las luces apagadas y a ser un ermitaño. Os hablo cuando me encuentre mejor”, dice mientras se despide hasta nuevo aviso.