Violeta Mangriñán y Fabio Colloricchio ya están en Madrid. Los exconcursantes de ‘Supervivientes’ han abandonado Villa Favioleta, la casa con la que la valenciana tanto tiempo soñó y que logró construir en su querida ‘Terreta.’ La pareja se encuentra instalándose y adaptándose a su nueva casa, un ático de dos plantas en el que han tenido un accidentado estreno que afecta a Gala, su hija de un año.

A pesar del dolor que ha supuesto dejar atrás su preciosa casa de Valencia (especialmente para Violeta), los Colloricchio Mangriñán tenían muchas ganas de llegar a Madrid y de empezar esta nueva etapa de sus vidas. En su nuevo dúplex, los exconcursantes de ‘Supervivientes’ (que han incluido como parte de la decoración un precioso y original cuadro con guiño al reality en el que se conocieron), han vivido un gran susto.

Gala soplaba hace apenas unas semanas las velas de su primer cumpleaños. Desde hace un par de meses, la pequeña anda, y cada día lo hace con más soltura. Violeta y Fabio deben tener mil ojos puestos en su primogénita, que ha tenido un pequeño accidente a las pocas horas de instalarse en su nueva casa.

“Gala ha estrenado el piso rodando por las escaleras cual croqueta”, señala la extronista de Mujeres y Hombres y Viceversa a través de su cuenta de Instagram, mientras tranquiliza a sus seguidores con sus siguientes palabras.

“Por suerte ha sido del segundo escalón”, continúa tratando de restar gravedad al asunto. “Le han salido dos chichones enormes en la frente, pero parece que todo va a quedar en un susto”, sentencia la joven, que dentro de unos meses volverá a ser madre de otra niña a la que han decidido poner el original nombre de Gia.

La influencer se ha visto obligada a realizar su “primera compra de la nueva casa”, una barrera de seguridad que ha comprado en ese mismo instante a través de un conocido portal de internet y que piensa colocar en la escalera de su nueva casa para evitar futuros sustos y que lo que ha terminado quedando en un par de chichones hubiese acabado en un escenario mucho peor. 

“Gala iba a dormir anoche en su habitación, pero después del golpe y siendo la primera noche aquí me parecía muy brusco”, comenta mientras asegura no haber “pegado ojo” en toda la noche; en parte por esta accidentada llegada, en parte porque las camas aún no han llegado y han tenido que descansar en un colchón en el sueño y también por lo mucho que va a echar de menos “su casita” de Valencia, que ha decidido alquilar para así no tener que desprenderse de ella y poder regresar dentro de unos años.