Carla Barber pasa el día operando en quirófano y explica por qué abandonó sus estudios de cirujana
Carla Barber no completó su residencia para ser cirujana plástica
La exconcursante de 'Supervivientes' ha logrado crear un imperio de medicina estética
Su novio, el cirujano plástico Carlos Rubí, le permite entrar en el quirófano para que le ayude y aprenda
Carla Barber explica por qué abandonó sus estudios para ser cirujana tras pasar el día operando con su novio. La exconcursante de ‘Supervivientes’ se ha puesto el pijama quirúrgico y ha pasado el día ayudando al doctor Carlos Rubí en una compleja doble cirugía estética. Tras compartir una imagen en la sala de operaciones, explica por qué decidió no completar su formación en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora.
La influencer ha conseguido montar un auténtico imperio en el mundo de la medicina estética. Para lograrlo, tuvo que sacarse la carrera de medicina. Una vez concluida su etapa universitaria, la doctora aprobó el examen de acceso al MIR y consiguió hacerse con una plaza para convertirse en cirujana plástica, como su actual novio, el doctor Carlos Rubí. Sin embargo, antes de completar su formación, abandonó su residencia y nunca llegó a especializarse. Ahora, ha explicado el motivo.
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La canaria, que ha encontrado de nuevo el amor junto a un cirujano plástico que le permite entrar con él al quirófano para pasar horas a su lado, mirar y aprender de la profesión, podría haber sido una gran cirujana, pero nunca obtuvo su certificación profesional.
La residencia Cirugía Plástica, Estética y Reparadora tiene una duración de 5 años. Carla se encontraba en su tercer año cuando decidió dejarlo.
“Me ha encantado. Me ha parecido impresionante el trabajo que hemos hecho en esa nariz. Me encanta el pinchi pinchi y aunque lo prefiera a la cirugía, hay cosas a las que yo no puedo llegar y tú sí con la cirugía”, dice feliz mientras mira a su novio, orgullosa del tándem que hacen. “Ha sido un caso espectacular el de hoy”, añade.
Carla es consciente de las limitaciones que tiene la medicina estética. Con su trabajo consigue grandes resultados, aunque advierte a sus pacientes de que estos son temporales y de que en algunos casos no son suficientes. Por ello anima a todos sus seguidores y potenciales pacientes a informarse siempre con “vuestro médico estético o cirujano plástico correspondiente” para “saber las limitaciones que tiene el tratamiento de rinomodelación y hasta dónde podemos llegar con él”.
“Me gusta muchísimo la cirugía, pero la medicina estética me apasiona”, ha dicho tras compartir una imagen en la que se la puede ver ayudando al cirujano Rubí en la doble cirugía de un paciente de una de sus clínicas al que se le ha practicado una compleja blefaroplastia y una rinoplastia.
“Hace años decidí dejar la Residencia cuando era R3”, explica reconociendo que se quedó a mitad de su formación y revela que se estuvo formando en Alemania para convertirse en cirujana plástica.
“Opté por dedicarme únicamente a la medicina estética”, explica sin arrepentirse de esa decisión que tomó en el pasado que, después de años de muchísimo esfuerzo y sacrificio, han acabado haciendo de ellas una las profesionales más reclamadas del mundo de la estética no quirúrgica en España.
“Soy pinchi pinchi forever”; dice la mamá de Bastian y Bosco, que ha logrado convertirse en un referente gracias a su mágico y conocido método de los tres puntos, sistema que ella misma ha desarrollado y que enseña en sus exclusivos cursos a otros compañeros de profesión.
Para poder ejercer como profesional de la medicina estética no es necesario aprobar el MIR ni completar los años de residencia que sí que se exigen desde las especialidades. Sí es obligatoria la carrera de Medicina y una formación especializada que permite y habilita la práctica de los procedimientos no quirúrgicos que Carla ofrece en sus clínicas.