Toñi Moreno se ha pronunciado en público tras las palabras pronunciadas por María del Monte en el pregón del Orgullo de Sevilla. La presentadora de 'Déjate querer' no solo ha valorado la confesión de su amiga, con la que conmovió a todos los presentes, sino que también ha reconocido el valor que tienen esas palabras y el claro mensaje de libertad y de amar a quién uno quiera sin condicionantes.
Un paso al frente para la artista que ya no se esconde y que tiene un gran significado. Lejos de lo que se podría esperar, María del Monte se puso ella por encima de todo lo demás. Habló en primera persona y con el corazón: "¿Qué os pensáis, que yo soy, como he dicho en alguna ocasión, un robot? ¿Que yo no he formado mi familia? Claro que la tengo, desde hace 23 años", decía mientras señalaba que su pareja estaba allí mismo arropándola en este histórico momento.
Tras esta emocionante confesión, las redes aplaudían este gesto mientras mostraban a una María del Monte pletórica y, también hacía lo propio Toñi Moreno mientras recogía un premio a la Diversidad en Madrid. Precisamente en su discurso de agradecimiento, la presentadora de Telecinco ponía en valor el gesto que unos minutos antes había protagonizado su amiga íntima:
“Esta noche en Sevilla, María del Monte ha salido del armario. Yo sé lo que a ella le ha costado este paso”, explicaba todavía embargada por la emoción mientras valoraba lo valiente que ha sido María del Monte. En su discurso, Toñi Moreno, agradecía el gesto de su amiga y también relataba su propia experiencia.
Emocionada por recibir un premio y, manteniendo su característico humor, Toñi Moreno empezaba su discurso con una frase que arrancaba los aplausos del público: "Yo soy una persona que nunca ha salido del armario. Me han echado a patadas", explicaba con ironía de lo que para ella tampoco ha sido un camino fácil.
"Estamos aquí todos porque no ha sido fácil aceptarse. No ha sido fácil contarlo ni contárselo a una misma", ha dicho la presentadora de Telecinco para antes recordar cómo desde la misma adolescencia ella veía cosas, pero no tenía las armas para expresarse libremente.
"A mí me gustaban las chicas del instituto y yo lo que me contaba es que eran muy buenas amigas mías porque en el colegio las monjas me habían dicho que eso era pecado y lo tenía a hierro, pero me ha durado hasta hace un cuarto de hora. Tengo 46 años", ha reconocido la andaluza que está decidida a seguir dando pasos, tal como ha dicho, para que su hija Lola y los niños de hoy que serán adultos en el futuro no vivan en esa especie de cárcel y puedan amar a quién ellos quieran libremente.