Toñi Moreno se convirtió en la madre de Lola el 21 de enero de 2019. Durante estos casi cinco años los seguidores de la presentadora sanluqueña hemos disfrutado a través de sus redes sociales de su hija pequeña. Aquel bebé de la entonces presentadora de “Mujeres y Hombres y Viceversa” ha dado paso a una simpática niña tremendamente despierta que parece haber heredado el inmenso arte de su célebre mamá.
La comunidad de seguidores de Toñi Moreno ha podido vivir junto a la presentadora todo el proceso de crianza de Lola: con sus alegrías y sus problemas. A la comunicadora le encanta hacerle fotos e incluso reconoce que tiene a la niña frita a instantáneas: paseos en bici, jornadas campestres e incluso un recuerdo imborrable del día en que fue a visitarla al plató de grabación y ejerció de operadora de cámara.
No cabe ninguna duda de que el amor que Toñi siente por Lola cuenta con réplica por parte de la pequeña. Este verano la presentadora colgaba una foto llena de ternura en la que la niña besaba con fuerza el rostro de Moreno. “Cariñosa y divertida, como su madre”, comentaba en la publicación.
Según podemos ver en Instagram, Lola es puro nervio: le encanta montar en bicicleta, es de las que no sale del agua cuando va a la playa y como su famosa mamá cuando llega el momento de la feria le encanta ponerse el traje de flamenca y disfrutar de las casetas. Tanto ajetreo tiene sus consecuencias y hace tan solo unas semanas Toñi contaba que la niña había tenido un accidente con diagnóstico de fractura doble de antebrazo que le ha obligado a llevar escayola durante un mes y medio.
A la buena de Toñi se le cae la baba cada vez que habla de su hija: "Ella es lo más bonito que he hecho en mi vida. Lo único importante que he hecho en mi vida. Ahora solo quiero que sienta que es querida, que su madre la quiere y que tienen una familia donde poder sentirse segura", declaraba mientras cocinaba en el talent gastronómico del que es finalista. En lo que respecta a su educación, Toñi tiene claro que lo importante es que sea "libre" para que pueda decidir "quién es" y "qué le gusta". "Que no le pase lo que a mí, que tardé 20 años en contarme la verdad a mí misma porque pensaba que era pecado", comentaba ante sus compañeros.