Más que una fiesta, el carnaval en Canarias es un sentimiento. Lo conforman las reinas con sus trajes de varios metros de altura, mucha lentejuela y de todos los cuerpos, también los transformistas que dejaron sin habla al resto del mundo subiéndose a plataformas de más de treinta centímetros de altura con mensajes transgresores y reuniendo a toda la familia para ver sus espectáculos desde hace más de dos décadas; las comparsas, que con sus bailes impregnan de buen rollo las calles del archipiélago, las damas que buscan cumplir su sueño sin importar la edad, los vecinos, los abuelos, las artistas, la juventud… y las murgas. El de Las Palmas de Gran Canaria en concreto es una fiesta de interés turístico internacional que lleva por bandera la inclusión desde que nació… hasta el año pasado.
En el concurso de murgas (agrupaciones musicales que transmiten la canción del barrio) de la edición del 2023 fueron Los Chancletas quienes se alzaron con el primer premio; un reconocido grupo de artistas que defendieron el mensaje conservador que en la actualidad bien se puede resumir con la manida frase: “ya no se puede decir ni bromear con nada”. Por ejemplo, en una de las canciones que les otorgó la victoria decían lo siguiente:
“Fracaso es que no pueda ni hablar en carnavales.
Si digo mariquita, ya me están denunciando.
Si hablo de la Iglesia me están crucificando.
Si nombro al jurado ya me están condenando.
Si digo algún piropo ya me dicen machista.
Si pido subvenciones es que soy egoísta.
¡Coño, me tiene negro! Dijo uno en la fila y todos le gritaron: ¡eres un racista!
Y me dicen a mí que hablar aquí es libre…
Ya no sé lo que cantar porque si digo la verdad puede que me crucifiquen.
Los carnavales nacieron para eso: reírme siempre con respeto
y luchar por mis derechos”
Pero la cosa no quedó ahí. No conformes con defender que se pueden hacer gracietas de mujeres, personas del colectivo LGTBIQ+ y, según ellos y lo que cantaron, frases como “me tienes negro”, “trabajo como un negro” o “lo compré en el chino” no son racistas, hicieron sorna con las diferentes siglas que conforman al colectivo: “Personas LGTBIQ+ Prime, Netflix, Movistar y cualquier paquete que puedas imaginar” y “estos tres son mariquitas” (refiriéndose a los tinerfeños, de la isla de en frente, y por supuesto con connotación negativa).
Este mensaje no solo se alzó con el primer premio, sino que un jurado de expertos los votó para ello y las diferentes personas asistentes al Parque de Santa Catalina de la capital de Gran Canaria lo aplaudió, incluidos la mayoría de los representantes políticos de por aquel entonces.
¿Acaso lo que has leído en el párrafo anterior representa a unas fiestas que invita a todo el mundo a disfrutar sin importar el qué dirán en un espacio seguro y siendo completamente libres? ¿Acaso se respeta a una persona a la que se le llama “mariquita” o “negro” cuando lleva consigo una lectura negativa y que por serlo es peor? ¿Por qué recurrir a maricones, negras y gordas para hacer reír a la gente y no mencionar en ningún momento a los hombres cishetero sexuales blancos y adinerados? Si ellos no hacen gracia, el resto tampoco.
Precisamente, “No somos un chiste” es la iniciativa de la murga Los Chacho’tú que, haciendo un ejercicio desde el papel de aliados, quisieron denunciar como mejor saben hacer, cantando, que un escenario público e internacional no puede premiar un mensaje conservador como el citado anteriormente.
Los ochenta y un componentes de la agrupación no atacaron a sus compañeros de concurso en la reciente edición del 2024, que cambió el escenario principal para celebrarse desde La Isleta (lugar que revivió las fiestas), sino que le recordaron que, por suerte, hemos avanzado en cuanto a derechos sociales se refiere y hay debates encima de la mesa que debemos respetar. Lo hicieron así:
“Los tiempos han cambiado. Chancletas se equivocan.
Debemos respetar y esas frases no cantar.
Son un colectivo que mucho han luchado y con un paquete los has comparado:
con Netflix, con Prime y con Movistar los han humillado.
Muy poca ironía han demostrado.
Bastante tienen con ser señalados por la sociedad.
Porque existe homofobia y aquí la denunciamos.
Pues cada insulto que ellos reciben en la piel lo graban,
no lo olviden.
Sufren rechazos, ofensas, desprecios y con miedo viven.
El amor es libre, no tiene barreras.
Aquí cada uno que esté con quien quiere.
Que sus derechos todos respetamos y no se escondieran”
Para ello, además, contaron con el periodista y activista Adolfo Rodríguez, el mismo que les escribe, que se llevó las manos a la cabeza cuando escuchó a Los Chancletas en una televisión nacional el año pasado, expuso su opinión en el pregón del carnaval de Telde, su ciudad natal, y vio como el comunicado que lanzó la murga apenas veinticuatro horas después solo venía a justificar que ellos seguían creyendo en el mensaje que lanzaron y la autocrítica no se la veía venir ni se la esperaba. Eso sí, la esperanza es lo último que se pierde y ojalá la experiencia les sirva para deconstruirse cada día un poco más (ojalá).
Y ahora no me limito a contextualizarles lo que pasó ni a informarles de lo que se vivió este año, sino que les hablo en primera persona: si acepté la invitación a lanzar un mensaje de diversidad e inclusión de mano de unos aliados es porque mi activismo, que es diario, me lleva a creer que juntos y tendiéndonos la mano, colectivo y aliados, conseguiremos más y mejor. De ahí que, como dicen algunos, el feminismo por ejemplo haya llegado tan lejos (¡y qué orgullo!). Como orgullo fue el que sentí al ver a cientos de personas aplaudiendo unas palabras siempre necesarias en un marco político internacional en el que lamentablemente se cede ante lo conservador cada día un poco más.
Ahora solo queda esperar a que el mensaje cale y el debate abra algunas mentes que siguen empeñadas en hacer un tipo de humor tan característico de los años noventa.
Seguimos. Se puede.
- 2011: Segundo premio de interpretación y Premio Tomás Pérez
- 2012: Tercer premio de interpretación
- 2013: Premio Criticón
- 2023: Tercer Premio de interpretación y Premio Criticón