Cuando faltan unos días para cumplir cinco meses de la DANA que arrasó decenas de municipios en la provincia de Valencia, en localidades como Algemesí y Alfafar se registran a diario largas colas de vecinos afectados por las inundaciones que acuden a los puntos de reparto en busca de comida. "Ya no nos queda fruta ni verdura. Nos faltan alimentos básicos como pasta o tomate y comida para bebé, tampoco tenemos productos de higiene personal, ni ropa", explica Carolina Hernández, presidenta de la asociación Llavors pel Canvi (Semillas para el cambio).

Las ONG´s que abastecían estos puntos situados en los pueblos afectados se han quedado sin suministros y los envíos que se realizaban desde Feria de Valencia han dejado de llegar. "El tiempo pasa y la gente se olvida de lo que aquí ocurrió, pero los damnificados siguen necesitando ayudas. No podemos quedar en el olvido", asegura la voluntaria.

En las colas se juntan personas mayores o familias con niños pequeños. "La mayoría tienen sus casas destrozadas y como no llegan las ayudas no pueden reformarlas ni arreglar las cocinas", explica la presidenta de la asociación.

Cuando llega el mediodía, centenares de personas acuden a estos puntos de encuentro para recoger alguna de las raciones de comida preparada. "Cada día pido unas trescientas raciones porque la gente necesita comer caliente y no tienen cocinas en sus casas".

La escasez de suministros está dejando las estanterías vacías del único punto de reparto de Algemesí, una localidad de 30.000 habitantes. "No podemos quedar en el olvido. Estamos pidiendo ayudas a ayuntamientos a asociaciones, pero ya no llegan".

En el parque Alcosa de Alfafar, la situación es muy similar y el almacén se está vaciando día tras día. "Nos estamos ayudando entre los pueblos afectados, pero la situación es límite".

Cada día, los voluntarios tienen que hacer frente a situaciones muy dramáticas. "El otro día vino una familia con un niño de dos años que necesitaba leche de continuación y le dimos un bote y se la bebió fría porque tenía hambre. A otro niño de tres años, que no tenía ropa para protegerse del frío y la lluvia de los otros días le dimos una chaqueta para un niño de siete años, pero por lo menos se fue con algo con lo que taparse".

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