Carmen y Ramón tienen 78 y 80 años, viven en el barrio valenciano de Quatre Carreres y han conseguido, por cuarta vez consecutiva, paralizar el desahucio de su vivienda. Hace unos años se lo quedó un fondo buitre y llevan meses negociando con ellos. Según nos explican sus familiares, tienen un préstamo preconcebido, pero el propietario solo hace que subirles el precio para “jugar con ellos”.
“Me vuelvo a quedar en la casa en la que he criado a mis nietos”, han sido las palabras de Carmen tras conocer la decisión de la Comisión judicial. Una conclusión a la que han llegado tras darse cuenta de las condiciones en las que se encuentra el matrimonio. Ambos están enfermos. Carmen tiene problemas en las piernas y Ramón está con diálisis.
Es la cuarta vez que tratan de ejecutar el desahucio. El matrimonio tenía pagado el piso pero hace unos años pidieron un préstamo con el aval de la vivienda. La situación se les complicó y se lo quedó un fondo buitre.
Llevan meses negociando con el propietario. De hecho, su nieta Carmen ha pedido un préstamo que ha sido preconcedido para comprarlo. Sin embargo, cuando informaron al fondo que se había preconcedido, les subieron el precio, de 80.000 a 100.000 y luego a 120.000. “Ellos prefieren hacerse pisos turísticos y sacar dinero”, explica Carmen al sentir que están jugando con ellos.
Desde la PAH, exigen medidas para que no puedan darse desahucios en estas circunstancias y reclaman la aprobación del escudo social y medidas, tanto autonómicas como estatales, que protejan a familias como la de ellos. Carmen y Ramón podrán permanecer en su casa tras paralizar el desahucio sin fecha.
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