Los mayores de Picanya añoran su hogar del jubilado, destrozado por la DANA: "Lo echo de menos"

"Estamos como pajarillos que nos han soltado de la jaula y no sabemos para donde tirar", así define José Manuel, la situación que están viviendo casi mil mayores de la localidad de Picanya, que tenían en el Hogar del Jubilado del municipio su lugar de reunión. 

El 29 de octubre, el agua y el lodo arrasó la primera planta de este local histórico, propiedad del ayuntamiento. Afortundamente, esa tarde no había nadie porque habían cerrado, pero se han quedado sin el bar, la peluquería y el salón de juegos. "No hay nada. Todo está destrozado. Aquí venía la gente a tomar un café y jugar la partida con los amigos y muchas mujeres venían a hacerse el pelo con la peluquera que teníamos. Eso se ha perdido", lamenta Manuela, presidenta de la entidad desde hace 18 años, que afirma que "estamos abandonados. El ayuntamiento hace lo que puede, pero Mazón aquí no ha venido para nada, necesitamos ayuda porque Picanya existe".

Han recuperado las clases de baile y gimnasia

La inundación también estropeó el ascensor, impidiendo a todos los socios con movilidad reducida subir a la primera planta del establecimiento, donde, por ahora, han recuperado las clases de baile y la gimnasia. "Nos viene de maravilla para tener el cuerpo y la mente bien. Es muy sano", asegura José Manuel.

El problema es que solo unas pocas personas pueden asistir a estas actividades. Antes en la primera planta hacían también clases de sevillanas, teatro, costura o bingo. "Lo echo de menos porque venir al hogar del jubilado te hace salir de casa", afirma Antonio.

Es el sentir general de los mayores de Picanya, que ahora deambulan por el pueblo, sentados en los bancos al sol y paseando por las calles con los amigos, a la espera de poder recuperar su añorado punto de reunión.

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