La causa contra los tres supuestos líderes de una secta instalada en un chalet en Pobla Tornesa (Castellón) que fue desarticulada por la Guardia Civil se ha archivado provisionalmente al entender la magistrada del Juzgado de Instrucción número 3 de Castellón que, de las diligencias de investigación practicadas, no ha resultado debidamente justificada la comisión de los delitos que dieron lugar a la formación del procedimiento.
Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), la instructora adoptó esta decisión a finales del pasado mes de julio, después de que las defensas de las tres personas investigadas solicitaran el sobreseimiento libre de la causa y la Fiscalía no se opusiese al sobreseimiento provisional de la misma, como finalmente se ha acordado, aunque ha trascendido ahora.
La Guardia Civil, en la denominada operación 'Avicena', detuvo en 2023 a tres personas como líderes de una secta instalada en un chalet en Pobla Tornesa (Castellón), por los presuntos delitos de asociación ilícita, intrusismo laboral, contra la salud pública, agresión sexual y revelación de secretos, entre otros. Entre los detenidos se encontraba la maestra de la secta y su marido.
Los agentes desarticularon esta secta destructiva del tipo conocido como secta psicoterapéutica, la cual se ocultaba como un grupo de psicoterapia convencional, según el instituto armado. Su líder se había denominado a sí misma como maestra y afirmaba tener la verdad absoluta. Se presentaba ante sus supuestos clientes y seguidores como la única persona que podía ayudarles a solucionar sus problemas.
Los líderes del supuesto culto llevaban años realizando esta actividad y se habían establecido en un chalet de la localidad castellonense de Pobla Tornesa. Sus seguidores acudían con frecuencia a las terapias o rituales chamánicos desde diversos puntos de toda la geografía española.
Los agentes comenzaron la investigación tras recibir la denuncia de los padres de dos de las víctimas, en la que informaban sobre la existencia de un grupo de perjudicados que habían conseguido salir de la secta y que también estaban dispuestos a denunciar los hechos sufridos.
Según la Guardia Civil, resultaba habitual la práctica de rituales chamánicos con consumo de drogas, mezcal y sustancias alucinógenas para posteriormente practicar desnudos colectivos o talleres relacionados con los chakras y terapias sexuales. A veces estos actos se realizaban en contra de la voluntad de las víctimas tras anular su voluntad, rituales que en ocasiones eran filmados por los responsables en la vivienda de Pobla Tornesa, donde además se habrían producido presuntamente varios abusos sexuales.
Las sesiones y rituales debían ser celebrados cuándo y cómo la maestra establecía. Para conseguir sus objetivos, amenazaba a las víctimas con sufrir castigos, humillaciones e incluso con ser repudiadas cuando ya existía una dependencia emocional del resto de miembros, según la Guardia Civil.
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