Cientos de comerciantes y habitantes de los municipios afectados por las inundaciones de la DANA enfrentan grandes dificultades para reconstruir sus hogares y negocios. La falta de mano de obra cualificada se ha convertido en un obstáculo crítico, retrasando la rehabilitación de locales y viviendas. De hecho, según la Cámara de Comercio de Valencia, aproximadamente 4.500 negocios en la provincia han sufrido daños, de los cuales 1.800 han quedado completamente destrozados.

Los comerciantes locales describen dos escenarios tras la catástrofe: quienes han cerrado definitivamente y quienes no logran reabrir debido a la falta de profesionales. "Es imposible cumplir plazos si ni siquiera hay un electricista para reparar el sistema eléctrico", explica un comerciante. Aunque algunos voluntarios han ofrecido soluciones provisionales, estas no son suficientes para garantizar instalaciones seguras y certificadas.

El problema no se limita a los sistemas eléctricos. Cambiar persianas metálicas dañadas se ha vuelto igualmente complicado. Según El País, Víctor Aldehuela, instalador de persianas enrollables, afirma que su carga laboral se ha disparado. En apenas dos meses ha instalado cerca de 200 puertas, cuando en un año normal realiza unas 60. A pesar de contratar más personal, la escasez de materiales, como lamas de aluminio, limita su capacidad de respuesta.

La crisis de materiales y profesionales afecta a 6.000 pequeñas y medianas empresas del sector metalúrgico en la Comunidad Valenciana. Muchas fábricas han quedado inutilizables debido a que su maquinaria fue sepultada por el agua. Además, numerosos trabajadores han perdido sus herramientas y vehículos, dificultando su regreso al trabajo.

El sector de la construcción enfrenta retos similares. Según José Luis Santa Isabel, presidente de Fecoval, se necesitan 30.000 trabajadores para rehabilitar las viviendas dañadas, principalmente en municipios afectados por el desbordamiento del barranco del Poyo. La escasez de albañiles, cerrajeros, pladuristas y otros especialistas ya era un problema estructural antes de la DANA, pero el desastre ha agravado aún más esta situación.

Expertos como Vicente Lafuente, de la Federación del Metal Valenciano (Femeval), y Santa Isabel coinciden en que el déficit de mano de obra no es un problema reciente, sino una crisis de larga data exacerbada por la DANA. También destacan las dificultades para atraer jóvenes y mujeres a estos sectores, lo que complica la solución a largo plazo.

La falta de profesionales capacitados amenaza con prolongar la recuperación de las áreas afectadas, dejando a muchos comerciantes y familias en una situación de incertidumbre. La necesidad de medidas urgentes y estratégicas para resolver este problema estructural se hace más evidente que nunca.

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