El Museo de Ciencias Naturales de Valencia ha presentado este martes una nueva exposición permanente de icnitas que incluye una recreación de un Chirotherium, un reptil del triásico con una antigüedad de 240 millones de años y predecesor de los dinosaurios.
Esta fiel representación, se ha podido realizar gracias a las huellas encontradas en el yacimiento de La Badina de Bejís (Castellón), declaradas Bien de Interés Cultural por la Generalitat Valenciana en el año 2006. “Es un descubrimiento y una oportunidad para poder ver cómo eran estos reptiles del Triásico, ya que en la Comunitat Valenciana hay muy pocos yacimientos que tengan sus huellas fósiles e incluso en toda la península, por lo que es muy difícil ver este tipo de reconstrucciones”, ha señalado el concejal de cultura, José Luis Moreno, que ha invitado a los valencianos a visitar la nueva exposición permanente de icnitas del centro.
Con esta renovación de una parte de la museografía del Museo de Ciencias Naturales se busca reflejar estos descubrimientos recientes en sus salas de exhibición, acercando al público los últimos conocimientos paleontológicos.
El Cheirotherium, cuyo nombre significa “bestia-mano”, era un arcosaurio relacionado con los ancestros de los cocodrilos. Este reptil carnívoro, tetrápodo y de postura semierecta, dejó huellas fosilizadas pentadáctilas (con cinco dedos). Una de las particularidades de estas huellas es que el dedo más externo estaba más desarrollado que los demás, lo que probablemente mejoraba el agarre en superficies fangosas.
Las primeras huellas de Cheirotherium se descubrieron en 1834 en areniscas del Triásico Inferior (Buntsandstein) en Turingia, Alemania, y se han datado en unos 243 millones de años. Durante esa época, gran parte de Europa Central estaba cubierta por el mar Muschelkalk, un mar epicontinental poco profundo.
En estos ambientes, también se han encontrado huellas de otros animales, como los primeros cangrejos herradura, que utilizaban la zona intermareal para reproducirse. El Cheirotherium probablemente los cazaba durante la marea baja, aprovechando los momentos en que quedaban expuestos.
La Comunitat Valenciana es un territorio destacado por la presencia de importantes afloramientos de la Era Mesozoica y Cenozoica. En los últimos años, los estudios relacionados con restos fósiles en esta región han experimentado un notable auge, abarcando diversas disciplinas paleontológicas.
Un ejemplo significativo de estos avances es el hallazgo de icnitas del Triásico (huellas fosilizadas de reptiles) en el yacimiento de La Badina de Bejís. Estas huellas fósiles han proporcionado información valiosa sobre la fauna y flora de aquel periodo, ayudando a los científicos a comprender mejor la biodiversidad y los comportamientos de los organismos que habitaron la Tierra en ese tiempo crucial.
Fueron descubiertas en el año 2000 por Carlos Santisteban Bové, geólogo de la Universitat de València. Además, se identificaron doce nuevas huellas y un fósil de una planta gracias a los trabajos de prospección realizados por el geólogo Andrés Santos del Grup Guix. Debido a su relevancia científica, las huellas descubiertas en La Badina fueron declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) por la Generalitat Valenciana en el año 2006. Este reconocimiento pone de manifiesto la importancia de proteger estos icnofósiles o huellas.
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