La historia de Elisabeth, la joven arrastrada por las riadas de la DANA en Valencia que sigue desaparecida 43 días después

Ha pasado más de un mes de la DANA y todavía hay cuatro personas desaparecidas en Valencia. Uno de esos desaparecidos es Elisabeth, que podría estar en el barranco del Poyo. En este lugar quedaron atrapados muchos vehículos, de los que algunos todavía no han sido retirados. Continúan desescombrando muchos de estos coches porque se encontraban totalmente enterrados por la grava y el barro, según informan T. Ramos, L. Cruz, JM. Maldonado, Gabi Mas y L. Sólvez.

Ernesto, el tío de Elisabeth relata cómo sucedieron los hechos ese fatídico 29 de octubre. La chica iba en coche a trabajar junto a su madre Elvira.: "Cuando iban de camino se encontraron con la sorpresa, se las llevó el agua y lo demás ya se sabe". Elvira apareció 12 días después a más de 15 kilómetros desde donde les alcanzó el agua.

La joven tenía una hija de cuatro años y uno de 18

De la joven aún no se sabe nada, pero sus familiares se esperan lo peor: "Mi intuición me dice que ella no se quitó el cinturón y el día que encontremos el coche la encontraremos a ella también", añade su tío. La joven ha dejado a una niña de cuatro años y a un joven de 18, a quien la DANA le cambió la vida por completo, explica Ernesto: "Ha dejado de estudiar y se ha tenido que poner a trabajar. Es huérfano pero no puede ejercer como tal, está en un limbo legal porque carece de derecho hasta que no llegue el certificado de defunción de su madre".

La búsqueda no cesa tras 43 días, pero con el paso de las semanas, los trabajos de rescate se van haciendo más duros. "Es por ellos más que nada por los que hay que seguir buscando para encontrarla cuanto antes y poder pasar página, comenzar ese proceso de duelo y saber dónde poder llevarla flores. Sobre todo por los derechos de esos niños", explica el tío de la desaparecida.

La historia de Saray Ruiz, cuyo padre sigue desaparecido

Saraiy Ruiz, es una mujer que también sigue buscando a su padre, a quien se le vio por última vez subiendo a sus nietos encima de un coche para poder salvarles de la fuerza del agua. Lo consiguió, per el tuvo la mala suerte de ser alcanzado por la riada. "Se lo llevó la corriente. Los niños se quedaron encima del coche hasta que vino un vecino y los rescató cuando bajó un poco el agua", explica.

Los niños recuerdan a su abuelo aún con incertidumbre, una sensación que se suma al luto que aún no asumen dado que no encuentran el cuerpo del hombre. "El mayor lo vivió todo con su abuelo y no lo exterioriza. Cuando no se exteriorizan las cosas es cuando se crean los traumas. Cuando tienes una pérdida siempre puedes enterrar y empezar el luto. El problema es que el luto de muchas familias todavía no ha comenzado", añade Saray.

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