El día que la DANA enfrentó a los valencianos con la muerte: "Me estoy ahogando y no puedo llamar"

Se cumple un mes del fatídico 29 de octubre en el que la fuerza del agua arrasó gran parte de la provincia de Valencia y acabó con la vida de 222 personas, según el último balance. A pesar de todos los avisos, los efectos de la DANA han dejado pueblos destrozados y vecinos que lo han perdido todo. La reconstrucción de la zona parece aún algo imposible ante la magnitud de la tragedia.

Todo empezó por la mañana con el aumento del caudal del río Magro. El agua fue a parar a la presa de la Forata, pero el verdadero causante de la tragedia fue el barranco del Pollo. La riada avanzó con una fuerza e intensidad desconocida atravesando varias localidades y arrasando todo lo que encontraba por el camino, lo que dejó un rastro de destrucción.

120.000 vehículos afectados por la DANA

A pesar del tiempo transcurrido desde que la dana hirió a decenas de poblaciones valencianas, las huellas de la tragedia son evidentes en calles, comercios e infraestructuras. La movilidad se ha ido recuperando poco a poco gracias a los trabajos de los diversos efectivos y se están rescatando kilómetros de carreteras y servicios básicos, como parte los trenes de Cercanías y de la red de metro.

Pero el parque móvil particular está arrasado. Unos 120.000 vehículos con graves daños que se encuentran en decenas de campas o han de ser trasladados a nuevos depósitos y, en un futuro, a centros de tratamiento para destruirlos e intentar que no supongan un perjuicio al medioambiente.

Los garajes se han convertido en los auténticos puntos negros de la tragedia

Otros muchos coches permanecen en los garajes, auténticos puntos negros de la riada. Esta semana, un dispositivo de un centenar de operarios impulsado por la Diputación se ha unido a otros efectivos, como los de la UME, para despejar y limpiar garajes y bajos. Se habla de más de 600, aunque lógicamente es una cifra abierta.

Localidades como Paiporta, donde más víctimas mortales se registraron, el paisaje está todavía demasiado impregnado de barro y persisten las demandas de recursos para avanzar en las tareas de reacondicionamiento.

Aunque se escucha la palabra reconstrucción, lo cierto es que la zona de la DANA está inmersa aún en la emergencia. La peor demostración ha sido el derrumbe de un forjado en un colegio afectado por la barrancada en Massanassa que ha costado la vida a un trabajador y heridas a otro.

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