Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta los municipios afectados por la DANA, un mes después, es el de las aguas fecales. Los habitantes denuncian que viven con un fuerte olor y en medio de una gran suciedad, algo que conlleva a un riesgo muy serio para la salud y que necesita ser solucionado de forma urgente.
La reportera Clara Marzá explica desde Picanya que "ya se está trabajando en unas tuberías provisionales" para impedir que la suciedad y los excrementos acaben en el exterior, a vista de todos los vecinos. Sin embargo, la periodista detalla cómo es la situación actual: "No podemos olvidar que la DANA arrastró más de 5 kilómetros de tuberías... esto provoca que el barranco del Poyo se haya convertido en una alcantarilla al aire libre".
Las imágenes de alrededor son desoladoras. En un descampado de Massanassa se puede ver perfectamente cómo se deposita el lodo que se retira de las calles. La balsa de agua desprende un fuerte hedor persistente que preocupa a los vecinos y es una situación que se repite de la misma manera en Catarroja.
"Mal olor, trastos... estamos mal, estamos abandonados", dice una vecina desesperada por la situación. Otra, después de 28 días tras la DANA, añade: "No hay ayudas, no ha llegado nada. Llevamos un mes y estamos igual, las calles siguen acumulando montañas de residuos y coches". Una señora no puede esconder su dolor y explica que no entiende cómo se repite la misma escena desde hace ya casi un mes: "Vas por sitios y dices '¿aún queda esto, aún hay sitios que no han tocado ni los garajes?".
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