El paso de la Dana ha provocado daños en casas, pero también colegios e institutos de Valencia. Después de días de trabajo, barriendo lodo. A Benetússer, tras días sin clases, muchos niños han vuelto a sonreír gracias a los payasos, que en medio de la desolación y las pérdidas, les han arrancado chispas de felicidad. Ellos quieren volver a sus colegios a ver a sus amigos y que todo vuelva a la normalidad, después de tres semanas sin clases. Sus coles están destrozados y pasan todo el día en casa y en pueblos llenos de barro. Una información de la periodista Lidia Cruz.
Estos pequeños con el lodo cubriendo sus casas y calles han aprendido muchas lecciones, aunque han sido fuera de las aulas. La conselleria ha dictado el 25 de noviembre como la fecha para reiniciar la actividad escolar, pero el municipio cree que es "inviable" y los padres ponen el grito en cielo.
Hasta el momento, la mayoría de los colegios e institutos de Catarroja, Paiporta y otras localidades afectadas por la DANA permanecen cerrados tras ser arrasados por la riada, debido a la acumulación de barro y lodo en la planta baja de los edificios, que ha devastado a las instalaciones, pero también al mobiliario.
Solo una docena de los 92 centros educativos de la DANA aún no han retomado las clases, pese a los esfuerzos de los equipos de limpieza, de alumnos, de policías que trabajan a destajo, pero aún tardarán en volver. En colegios como éste de Massanassa no se ha salvado nada.
Tampoco se ha recuperado aún el instituto de Catarroja. Ante esta situación la consellería ha propuesto que sus 1.500 alumnos den clases por las tardes en un pueblo vecino, pero para muchos padres, ahora sin vehículos desplazarse no les parece una solución.
Los más pequeños necesitan ya volver a clase y retomar sus rutinas, lo piden ellos y lo piden sus padres y profesores, pero exigen que esa vuelta a la rutina sea con total seguridad, porque muchos colegios e institutos han quedado totalmente destruidos.
Todavía quedan muchos centros con sus patios anegados de barro, sus aulas destrozadas con paredes literalmente abiertas por la fuerza del agua, un agua que inundó toda la primera planta llegando hasta esta altura. Ha destrozado el mobiliario, el ascensor, una imagen la de este centro más propia de una guerra.
Muchos padres piden que se pongan barracones para que nuestros hijos y nuestras hijas empiecen cuanto antes las clases. La ministra de Juventud e Infancia ha anunciado espacios de juego y ayuda psicológica sobre todo hacernos cargo también del impacto emocional que ha tenido la Dana. en esos 150.000 menores que han sufrido la catástrofe.
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