Hace dos décadas que llegó desde China y ya se considera una valenciana más. A esta menuda mujer de 58 años, el tsnami de agua y lodo le cogió en su piso de Alfafar, uno de los municipios afectados. A ella el agua no le entró en casa, pero lleva sin luz desde el día de la inundación.
Rodeada de destrucción, se propuso ayudar a los miles de afectados y voluntarios que cada día trabajan en la zona para limpiar las calles devastadas.
Con sus reducidas posibilidades económicas, Sui se puso a hacer lo que mejor se le da, comida vegetariana, y lo paga todo de su bolsillo. "Yo no puedo ayudar quitando barro, pero puedo cocinar. No como carne y cada mañana limpio las verduras que voy a utilizar y hago unas 70 raciones de arroz y fideos", explica.
Después de varias horas de preparación, lo envasa todo en raciones indivuales y lo carga en su carrito de la compra.
En los últimos días, Sui se recorre a pie el kilómetro repleto de barro que separa Alfafar de Catarroja, otra de las localidades arrasadas por la DANA, y ofrece la comida a todo aquel que la necesita. "Todo el mundo está trabajando muy duro y tienen que comer de caliente", dice.
Este viernes, la reparte entre los voluntarios y efectivos que trabajan en el cementerio de Catarroja, destruido por la corriente de agua. "Aquí está enterrado mi hijo", cuenta.
A las 14 horas ya solo le quedan unas pocas raciones, cuando se terminen regresará a su casa y mañana vuelta a empezar. Sui asegura que mientras tenga dinero y haga falta, seguirá cocinando para contribuir, a su manera, a volver lo antes posible a la normalidad.
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