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Un hombre ha sido condenado a cuatro años y dos meses de cárcel por agredir sexualmente a su hijo de catorce años. Se trata de un turista francés que se aprovechó de su parentesco para realizarle al joven tocamientos tras regresar borracho de una discoteca.
Los hechos ocurrieron en el mes de julio, durante la madrugada, en un piso turístico de Valencia. El hombre, de 37 años, fue detenido y continúa en prisión desde entonces.Tras regresar a las cuatro de la madrugada, el acusado vomitó y se acostó en la cama de la habitación. Los tocamientos se producen a la mañana siguiente, a las 11.30 horas, sin que padre e hijo intercambien palabra. Tras el shock, el menor se levantó de la cama y cogió su móvil, entrando con rapidez en el baño para llamar a su madre y contarle lo ocurrido. Ella le indicó que debía alertar a emergencias. La madre, a su vez, presentó una denuncia en la policía francesa.
El acusado negó los hechos en el juicio pero “no dio ninguna explicación convincente del relato incriminatorio de su hijo”. El testimonio del menor, sí fue apoyado y corroborado por la declaración de los testigos.
La madre del niño fue llamada por teléfono por su hijo tras encerrarse en el baño. Asimismo, también fue avisada la encargada del establecimiento donde se alojaban. Los policías que acudieron pudieron confirmar el estado de “alteración, angustia, nerviosismo y miedo” del menor.
La relación padre-hijo era buena, aunque los padres estaban separados y tenían la custodia compartida del joven. Este se encontraba pasando las vacaciones con su progenitor. El menor “no se podía creer lo que le estaba pasando, entrando en pánico, y en ningún momento exageró los episodios sufridos y tampoco se vislumbra algún interés en perjudicar al acusado por algún motivo fundado”, afirma el magistrado.
La fiscalía solicitaba una condena de seis años de prisión. Finalmente, la Audiencia Provincial de Valencia condena al acusado a cuatro años y dos meses de cárcel por un delito de agresión sexual a una persona menor de 16 años.
A su vez, se le imponen seis años de libertad vigilada y la prohibición de aproximarse a menos de 200 metros de su víctima. Queda inhabilitado para cualquier profesión o actividad que conlleve el contacto con menores durante seis años.
Solo han pasado tres meses desde la detención del acusado, habiendo sido ya juzgado y sentenciado. Esto supone un proceso en tiempo récord para una causa de delito de agresión sexual a menor.
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